Contra la dial¨¦ctica del ¨¦xito y el fracaso
A lo mejor ya no hay que pelearse como hienas por un punto de ¡®share¡¯ o no importa tanto ser el segundo o el tercero.
Quiz¨¢ sea porque no podemos dejar de ser marxistas, o porque hemos llevado la polarizaci¨®n a todos los extremos, pero se nos da muy bien pensar el mundo en oposiciones dial¨¦cticas. Izquierdas y derechas, ricos y pobres, Madrid y Bar?a, dulce y salado, campo y ciudad, cl¨¢sico y moderno, etc¨¦tera. Tambi¨¦n rige la del ¨¦xito o el fracaso como categor¨ªas absolutas y excluyentes, pero la realidad siempre es m¨¢s pu?etera. Bien sabe Feij¨®o que el ¨¦xito de unas elecciones puede significar...
Quiz¨¢ sea porque no podemos dejar de ser marxistas, o porque hemos llevado la polarizaci¨®n a todos los extremos, pero se nos da muy bien pensar el mundo en oposiciones dial¨¦cticas. Izquierdas y derechas, ricos y pobres, Madrid y Bar?a, dulce y salado, campo y ciudad, cl¨¢sico y moderno, etc¨¦tera. Tambi¨¦n rige la del ¨¦xito o el fracaso como categor¨ªas absolutas y excluyentes, pero la realidad siempre es m¨¢s pu?etera. Bien sabe Feij¨®o que el ¨¦xito de unas elecciones puede significar un fracaso pol¨ªtico, pero no hace falta recurrir a la paradoja para entender que la humanidad no se divide en una masa de triunfadores y otra de fracasados, sino en una minor¨ªa de los primeros, un grupo algo m¨¢s numerosos de los segundos, y una inmensa zona gris de gente que va tirando. Y eso, sin entrar en lo subjetivo del ¨¦xito o del fracaso, que tienen tanto de validaci¨®n social como de sensaci¨®n ¨ªntima.
La tele ha hecho de esta dial¨¦ctica su raz¨®n de ser. Pocas culturas han sido m¨¢s implacables con el fracaso ni han recompensado tanto el ¨¦xito. Ahora que ya no reina con la crueldad imperial de antes y se pregunta c¨®mo conservar sus audiencias menguantes y c¨®mo atraer a unos j¨®venes hipnotizados por Instragram y Tiktok, quiz¨¢ deber¨ªa replantearse la dicotom¨ªa en la que ha vivido desde su nacimiento. A lo mejor ya no hay que pelearse como hienas por un punto de share. A lo mejor no importa tanto ser el segundo o el tercero. Puede que haya llegado el momento de asumir que la tele puede vivir en esa zona gris donde el ¨¦xito y el fracaso son quimeras o loter¨ªas que casi siempre afectan a los dem¨¢s, y transformar su negocio en algo m¨¢s sosegado. Quiz¨¢ le ha llegado la hora de vivir como vivimos casi todos, sin dial¨¦cticas de forofo.
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