¡®20 d¨ªas en Mariupol¡¯ o c¨®mo no apartar la mirada ante el dolor de los dem¨¢s

Mstyslav Chernov es principalmente fot¨®grafo. Pero el haber nacido en Ucrania hace 39 a?os le convierte de forma instant¨¢nea e involuntaria en reportero de guerra. Lo fue en Donb¨¢s y tambi¨¦n en Crimea. Como tantos otros corresponsales internacionales, una de las cosas que m¨¢s le impact¨® fue el silencio que precede a los instantes antes de una guerra. En ese momento ya ha empezado la tragedia, aunque a¨²n no haya llegado el estruendo inicial. El fotoperiodista ucranio fue uno de los ¨²ltimos reporteros en abandonar Mariupol cuando ...

Mstyslav Chernov es principalmente fot¨®grafo. Pero el haber nacido en Ucrania hace 39 a?os le convierte de forma instant¨¢nea e involuntaria en reportero de guerra. Lo fue en Donb¨¢s y tambi¨¦n en Crimea. Como tantos otros corresponsales internacionales, una de las cosas que m¨¢s le impact¨® fue el silencio que precede a los instantes antes de una guerra. En ese momento ya ha empezado la tragedia, aunque a¨²n no haya llegado el estruendo inicial. El fotoperiodista ucranio fue uno de los ¨²ltimos reporteros en abandonar Mariupol cuando las fuerzas rusas asediaron la ciudad en febrero de 2022. La cobertura que realiz¨® junto a otros tres colegas para la agencia Associated Press les vali¨® el Premio Pulitzer 2023.

Durante esas semanas que permaneci¨® en su pa¨ªs, grab¨® tal cantidad de material (y tuvo tan pocas oportunidades de enviarlo a trav¨¦s de la limitada conexi¨®n a internet de la que dispon¨ªa) que a su regreso construy¨® con todo ello un documental de 95 minutos. De las casi 30 horas registradas, apenas se emitieron 30 minutos en esos d¨ªas de 2022. El largometraje empieza y termina con ese silencio que tanto afecta a quienes han asistido a ¨¦l.

En 20 d¨ªas en Mariupol (ya disponible en el cat¨¢logo de Filmin) apenas hay autocensura. Tampoco hay morbo. Sus im¨¢genes son tan expl¨ªcitas como sobrias. Tambi¨¦n lo es la narraci¨®n que nace de la voz de Chernov, a veces en primera persona, mencionando a sus dos hijas. Pr¨¢cticamente susurra su testimonio, como si estuviera aliviando sobre un o¨ªdo cercano y amigo la carga de lo vivido. El suyo es el diario de una tragedia sin dramatismos ni artificios.

A lo largo de esos 20 fragmentos del horror, su c¨¢mara se obsesiona con las v¨ªctimas civiles. Muestra a ciudadanos atestando con los cad¨¢veres de sus propios vecinos las fosas comunes que ellos mismos han tenido que cavar. A miles de personas desesperadas por el aislamiento y la falta de alimentos y de electricidad. A miembros de las fuerzas de seguridad sobrepasados por completo. Tambi¨¦n la profesional y parad¨®jicamente emp¨¢tica frialdad de los sanitarios¡­ Asombra la entereza de casi todos esos civiles, incluidos los ni?os.

Este versi¨®n extendida de la cobertura galardonada es uno de los t¨ªtulos que tiene la nominaci¨®n al Oscar a mejor pel¨ªcula documental casi asegurada. Desde su estreno mundial en el festival de cine de Sundance de hace justo un a?o, el largometraje ha viajado por las pantallas de cert¨¢menes de todo el mundo, desde el CPH:DOX de Copenhague en primavera al renovado Mumbai Film Festival de Prianka Chopra, a finales de 2023. Cuanto m¨¢s se desvanecen las informaciones sobre Ucrania en los medios de comunicaci¨®n diarios m¨¢s importante es la presencia de este documental, que logra que la rotunda exposici¨®n de los hechos no se traduzca en indiferencia.

Como dice el refr¨¢n, quien gana la guerra de la informaci¨®n, gana la guerra, se recuerda en el documental. Y, como defend¨ªa Susan Sonntag y ahora repite a diario y con sus propias palabras la periodista Maruja Torres cuando se niega a mirar a otro lado ante los ataques en Gaza, debemos permitir que las im¨¢genes atroces nos persigan. Hasta que nos sangren los ojos.

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