El Benidorm intelectual
Solo veo una cancioncilla petarda pensada para bailar en cualquier boda de pueblo a las tantas, justo antes de la conga
La ventaja de ser el ¨²ltimo en opinar sobre la bronca del momento es que todas las tonter¨ªas est¨¢n ya dichas y se pueden esquivar las m¨¢s obvias. El inconveniente es que los bandos ya se han definido y todas las opiniones caen de un lado u otro del muro. Por eso lo astuto en estos casos es aprovechar que la pelea est¨¢ en su cl¨ªmax para salir por peteneras, alabando la ¨²ltima obra maestra de la tele estonia en el cat¨¢logo de Filmin. Pero el columnismo va de pisar charcos y pringarse hasta la rodilla, no de rodearlos y salir seco.
No me sorprende la politizaci¨®n porque en Espa?a se politizan ya hasta los andares, pero s¨ª he asistido alucinado al simulacro de debate intelectual sobre Zorra, de Nebulossa. Me forc¨¦ a escuchar varias veces la canci¨®n por si me estaba perdiendo algo, porque leyendo a sus atacantes y a sus defensores, parec¨ªa que hablaban de una continuaci¨®n in¨¦dita de El segundo sexo de Beauvoir. Hablaban de hito feminista y empoderado, incluso de resignificaciones sem¨¢nticas y de complejas operaciones de activismo po¨¦tico y filos¨®fico, pero yo solo ve¨ªa una cancioncilla petarda muy propia del Benidorm Fest y pensada para bailar en cualquier boda de pueblo a las tantas, justo antes de que el t¨ªo Rufino se quite la corbata y se la anude en la cabeza para encabezar la conga.
Y bien est¨¢. ?Qu¨¦ otra cosa cab¨ªa esperar? No creo que nadie vaya a Benidorm o a Eurovisi¨®n con el mismo ¨¢nimo de quien acude a un ciclo de conferencias de la Fundaci¨®n March. Yo cre¨ªa que el valor de todo este tinglado estaba precisamente en lo fr¨ªvolo y en el jolgorio, en la celebraci¨®n de lo cutre y lo hortera. ?No era esa su fuerza carnavalesca? Lo hermoso de las fiestas es que no son clases, ni misas, ni m¨ªtines, pero me da la sensaci¨®n de que quieren convertir todas las fiestas en clases, misas y m¨ªtines a la vez.
Siempre he deplorado el concepto de juego did¨¢ctico que tanto sufren los ni?os, a quienes no se les suele consentir el juego libre, sin objetivos ni aprovechamiento. Ahora parece que los adultos tenemos que pasar por el mismo aro y aprovechar bien el tiempo pecador, mezclando confesi¨®n y penitencia en la misma jarana. Diversi¨®n con mensaje, despiporre con autoconciencia, borrachera con anagn¨®risis, festivales de Eurovisi¨®n con bibliograf¨ªa. Am¨¦n, pero conmigo que no cuenten.
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