¡®La pareja perfecta¡¯, lujo y sangre en un hermoso lugar
Con un buen guion, la serie que exhibe Netflix tiene una trama repleta de sospechosos que a la postre son falsos, pero que permite mantener el inter¨¦s del espectador
Los seis cap¨ªtulos de La pareja perfecta se desarrollan en un hermoso paisaje y en una a¨²n m¨¢s hermosa y lujosa mansi¨®n. Hablamos de la isla de Nantucket, con un aspecto muy a lo Edward Hopper, al fin y al cabo est¨¢ situada a unos 50 kil¨®metros al sur de Cape Cod, el lugar que tantas veces inspir¨® al pintor. Se va a celebrar la boda de uno de los hijos de Greer Garrison (Nicole Kidman), una poderosa y rica matriarca, y de Tag Winbury (Liev Schreiber) su in¨²til y alcoholizado marido. Los preparativos de la boda son perfectos por el minucioso perfeccionismo de la anfitriona. Todo rezuma glamour y todo se derrumba al aparecer el cad¨¢ver de una de las invitadas. Adi¨®s al lujo, bienvenida la investigaci¨®n policial.
Con un buen guion de Jenna Lamia, creadora de la serie que exhibe Netflix a partir de la adaptaci¨®n de la novela de Elin Hilderbrand, la trama est¨¢ repleta de sospechosos que a la postre son falsos, o dicho desde la cinefilia: un desfile de McGuffin hitchcockianos que permite mantener el inter¨¦s del espectador, probablemente el mayor anhelo de los creadores de las ficciones televisivas. Nada que ver con esa absurda pol¨¦mica en torno al cambio de cadena de David Broncano, tema que ha hecho correr r¨ªos de tinta por estos pagos sin, probablemente, mantener el menor inter¨¦s del espectador, pues cuestionar a estas alturas que alguien acepte una mejor oferta econ¨®mica y de audiencia, clave en la televisi¨®n, no deja de ser una necedad.
Volviendo a La pareja perfecta hay que destacar la labor de la sobria y tenaz inspectora de polic¨ªa (Donna Lynne Champlin) que conseguir¨¢ desentra?ar el misterio al mismo tiempo que sus pesquisas ir¨¢n desvelando las miserias de quienes aparentan una vida y una pareja impecables, vidas que se podr¨ªan definir en dos palabras: infidelidad y codicia, ya que el ¨²ltimo de los motivos del asesinato no es otro que el dinero. Y un dato secundario: no hay la menor duda de que el cirujano pl¨¢stico de Nicole Kidman es mucho mejor que el de Isabelle Adjani, a la que el exceso de b¨®tox la ha dejado irreconocible. Nadie duda de sus capacidades interpretativas, aunque est¨¢n muy lejos de la entereza vital de Anna Magnani cuando le ped¨ªa a su maquillador en los rodajes: ¡°D¨¦jame las arrugas, no me quites ni una. He tardado toda una vida en conseguirlas¡±.
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