Nicole Kidman ense?a al festival de Venecia a trav¨¦s del sexo extremo el camino hacia la libertad
La arriesgada ¡®Babygirl¡¯, de Halina Reijn, sacude la Mostra con su exploraci¨®n de las fronteras entre consentimiento, pasi¨®n y abuso en el romance pasional que se desata entre una directiva y su becario
Una esposa y su marido tienen sexo. Cuando terminan, se miran a los ojos. ¡°Te amo¡±, dice ¨¦l. Ella tarda un rato en contestar lo mismo. Y, en cuanto su pareja se duerme, corre al ordenador para masturbarse con porno de dominaci¨®n y tener as¨ª el orgasmo que antes fingi¨®. Ya est¨¢ todo dicho. Un par de secuencias m¨¢s tarde, en la empresa de la que es directiva, la se?ora dedica un largo contacto visual al reci¨¦n llegado becario. Los reclamos de Babygirl, de Halina Reijn, presentada hoy en el concurso del festival de Venecia, enseguida est¨¢n encima de la mesa. Nicole Kidman. Antonio Banderas. Y la valent¨ªa de explorar ¡ª?o cruzar?¡ª las fronteras entre consentimiento, represi¨®n, poder, abuso y libertad sexual. Hubo quien, en la Mostra, se escandaliz¨®. Se?al, por otro lado, de que el filme dio en el clavo.
La fecha de caducidad del amor tambi¨¦n genera discusiones. Nadie la conoce. Pero, al principio, se coloca lo m¨¢s lejos posible: ¡°Para siempre¡±. Sin embargo, el camino hasta la eternidad siempre se llena de baches. Dif¨ªcil llegar a la meta. Casi imposible cruzarla indemnes. ?Por qu¨¦? En Trois amies, de Emmanuel Mouret, el otro filme de la competici¨®n, aflora todo tipo de razones: un nuevo idilio, la rutina, el aburrimiento, un accidente de tr¨¢fico, incluso una casualidad. As¨ª que el certamen abord¨® hoy viernes misterios insondables como la pasi¨®n, el deseo y el amor. Tras los visionados, quedaron a¨²n m¨¢s dudas existenciales. Y se sum¨® alguna cinematogr¨¢fica.
Sobre el estatus de estrella de Kidman no hay debates posibles. Bastaba con escuchar el entusiasmo que acogi¨® su llegada a la sala de prensa. Pero tambi¨¦n est¨¢ claro que no tiene miedo a meterse en papeles complejos. O a riesgo de pol¨¦mica. Justo en el Lido sacudi¨® las butacas con Eyes Wide Shut, de Stanley Kubrick, con su entonces marido Tom Cruise, en 1999. Y encarn¨® a una mujer maltratada y atrapada en una relaci¨®n t¨®xica en la serie Big Little Lies. Pero, en Babygirl, da un paso m¨¢s: nunca se le hab¨ªa visto a cuatro patas lamiendo leche de un platito como un perro ante los pies de su amante. Ni, sobre todo, aventur¨¢ndose a retratar a una mujer decidida a seguir su pulsi¨®n hasta las ¨²ltimas consecuencias. ¡°No hay un juicio, cada espectador podr¨¢ interpretar y tener el suyo¡±, afirm¨® Kidman.
Ella misma reconoci¨® la dificultad del personaje: ¡°Esta pel¨ªcula me deja muy vulnerable, expuesta, asustada. El rodaje fue muy ¨ªntimo, pero ahora la entregamos al mundo. Espero que no se vea, pero estoy temblando¡±. Pudo solventarlo, entre otras cosas, porque a su lado estuvo Halina Reijn. Hace a?os, en Cannes, Kidman se comprometi¨® a trabajar m¨¢s con directoras, para contribuir a la lucha por la igualdad. Y Babygirl forma parte de ese ¡°esfuerzo¡±. Hoy se interes¨® por cu¨¢ntas cineastas compiten por el Le¨®n de Oro (seis de 21) y agradeci¨® a la creadora holandesa el ambiente que gener¨® en el plat¨®: ¡°Sab¨ªa que no me explotar¨ªa. Igual que todos nosotros¡±. Tambi¨¦n condens¨® en un ejemplo la diferencia que supuso tener a otra mujer tras la c¨¢mara: ¡°Cuando ella dec¨ªa: ¡®Ok, trabajemos juntos sobre ese orgasmo¡¯, habl¨¢bamos francamente, y no lo har¨ªas con un hombre¡±.
Para describir Babygirl, en la rueda de prensa, se evocaron thrillers er¨®ticos de los ochenta como Atracci¨®n fatal. Ah¨ª, sin embargo, casi siempre las mujeres acababan castigadas. He aqu¨ª otro cambio mayor: Reijn pretende liberarlas. Y eso que, a priori, la protagonista no parece encarcelada. Un matrimonio m¨¢s o menos feliz, hijas, un despacho gigante. Ha alcanzado el ¨¦xito trabajando con robots. Pero resulta que se est¨¢ volviendo una de ellos. Sobrevive, sonr¨ªe, incluso ama. Todo mientras se esfuerza por apagar el fuego que le arde dentro. Hasta que un joven muchacho enciende la mecha.
Cuando su pulsi¨®n sexual prende de verdad, amenaza con quemarlo todo. El miedo al despido, a cometer un abuso de poder, a la humillaci¨®n. Hasta puede convertir en cenizas las convicciones a priori m¨¢s feministas. O quiz¨¢s, como plantea el filme, sea justo al rev¨¦s: liberarse en la cama, para hacerlo en el mundo. ¡°Todos contenemos una bestia, una caja negra llena de fantas¨ªas prohibidas que podr¨ªamos no confesar nunca a nadie. Pero las mujeres no hemos tenido mucho espacio para descubrirla¡±, apunt¨® Reijn. La de la protagonista de Babygirl contiene sexo extremo, sumisi¨®n. Y, al fin, plenitud. A costa de todo lo dem¨¢s. En la cumbre del placer. Aunque, a la vez, al borde del abismo.
As¨ª, Babygirl tiene temas de sobra para seducir. Y el coraje de mirarlos de frente. Solo cuando lo olvida, para fijarse m¨¢s en la relaci¨®n entre directiva y becario, decae algo. Y, entre tantos matices, el personaje del joven muestra intenciones y comportamientos tan claros desde el primer instante que resulta poco cre¨ªble. Salvo, eso s¨ª, que se trate de una met¨¢fora hecha adrede.
¡°Cuando era ni?o, este tipo de festival ten¨ªa pel¨ªculas que no se podr¨ªan hacer hoy. Ser¨ªan muy criticadas porque entran en lo pol¨ªticamente incorrecto. Quiz¨¢s hemos llegado a una forma de autocensura. Cuando le¨ª este guion me dije: ¡®Todav¨ªa hay alguien que piensa de forma distinta, con el valor de ponerlo en la pantalla¡±, celebr¨® Banderas. En Venecia, el 7 de agosto de 1934, pudo verse en ?xtasis, de Gustav Machat?, el primer desnudo integral femenino de la historia del cine. Hoy, 90 a?os despu¨¦s, las secuencias m¨¢s perturbadoras de Babygirl fueron acompa?adas por risitas inc¨®modas en las butacas. Est¨¢ claro que a¨²n queda trabajo por hacer. Y tab¨²es por romper. La pel¨ªcula de Halina Reijn dio el primer paso: hablar de ello.
En Trois amies, en cambio, conversan mucho los personajes. Sobre la vida, las relaciones, los hijos, la culpabilidad o la traici¨®n. La sinopsis la define como una ¡°comedia aparentemente ligera¡±. Tras la proyecci¨®n, cabe preguntarse a qu¨¦ se refiere el adverbio. O por qu¨¦ el director art¨ªstico del festival, Alberto Barbera, quiso el filme de Mouret ¡°a toda costa¡±, seg¨²n la revista Ciak. La pel¨ªcula se acerca mucho a la que lanz¨® en 2020, Las cosas que decimos, las cosas que hacemos: comparten giros de guion, bellas casas en la campi?a e incluso miembros del reparto. Adem¨¢s, por supuesto, de las prolongadas charlas. Resulta evidente la diferencia con la otra pel¨ªcula del d¨ªa. Babygirl se aventura en territorios desconocidos. Trois amies prefiere quedarse en la zona de confort. Con lo a gusto que se est¨¢ ah¨ª. ?O no?
Babelia
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