La hora del lobo
?C¨®mo hemos llegado a esto? A m¨ª se me quita el sue?o con facilidad. Tengo la costumbre de no leer las noticias a partir de las 10 de la noche. Despu¨¦s de comer empieza la desaz¨®n, y pongo tonter¨ªas en la televisi¨®n
En ese extra?o acercamiento de Bergman al terror llamado La hora del lobo, Sara (interpretada por Liv Ullmann) se suicida por la ansiedad que le provoca la Guerra Fr¨ªa. Este contexto de paranoia, tantas veces plasmado en la ficci¨®n, parec¨ªa cosa del pasado. He buscado sin ¨¦xito la noticia de una pareja que se suicid¨® en Espa?a para no vivir el fin del mundo anunciado por los mayas para el 2012. He contemplado tantas veces ...
En ese extra?o acercamiento de Bergman al terror llamado La hora del lobo, Sara (interpretada por Liv Ullmann) se suicida por la ansiedad que le provoca la Guerra Fr¨ªa. Este contexto de paranoia, tantas veces plasmado en la ficci¨®n, parec¨ªa cosa del pasado. He buscado sin ¨¦xito la noticia de una pareja que se suicid¨® en Espa?a para no vivir el fin del mundo anunciado por los mayas para el 2012. He contemplado tantas veces la ¨²ltima foto de Stefan Zweig junto a su mujer Lotte. Sus cuerpos inertes en la cama, junto a las pastillas. Imagino lo que es querer marchar antes de ver el mundo desmoronarse. Tengo pendiente un libro llamado Viaje a mi pa¨ªs ya inexistente, de Tamara Djermanovic, que versa sobre la visita de la autora a lo que fue Yugoslavia. Hay que tener mucho valor para mirar lo que ya no existe. La vida adulta veo que consiste en decepcionarse y ver c¨®mo se descompone el mundo que te vio nacer.
Pronto habr¨¢n pasado cinco a?os del confinamiento. Desde entonces, la historia se ha acelerado a nuestros ojos de hormigas. La semana pasada vimos tres situaciones que no puedo sino tildar de dist¨®picas. La primera, el documento del gobierno de Milei donde se desposee de dignidad, a golpe de decreto, a las personas con discapacidad intelectual. Con lo que ha costado que se les tenga en cuenta. La segunda, un grotesco video hecho con inteligencia artificial donde se muestra c¨®mo ser¨¢ la Gaza de Trump; no falta de nada: travestis haciendo el baile del velo, una estatua dorada de Trump, Elon Musk arrojando billetes, coches de lujo, mercados callejeros, playas paradis¨ªacas... un Dubai sobre la tumba de decenas de miles de personas, la mayor¨ªa de ellos ni?os. Y la tercera, la humillaci¨®n a Zelenski, inst¨¢ndole a firmar un documento que reduce Ucrania a la condici¨®n de colonia de los peores s¨¢trapas de nuestros tiempos, Putin y el propio Trump.
?C¨®mo hemos llegado a esto? A m¨ª se me quita el sue?o con facilidad. Tengo la costumbre de no leer las noticias a partir de las 10 de la noche. Despu¨¦s de comer empieza la desaz¨®n, y pongo tonter¨ªas en la televisi¨®n, y les hablo a ustedes de Quickie, de La isla de las tentaciones, de youtubers. Pero la realidad es que de noche, a la hora del lobo, solo deseo desaparecer, como Sara, como aquella pareja, como Zweig y tanta gente an¨®nima.