Una misa para El Taiger: el cantante cubano lucha por su vida en Miami tras recibir un disparo en la cabeza
Jos¨¦ Manuel Carbajal Zald¨ªvar es uno de los m¨¢ximos exponentes del reparto, una versi¨®n criolla del reguet¨®n que se ha convertido en uno de los pocos territorios de libertad de los cubanos
Quinto d¨ªa consecutivo y El Taiger no despierta, no da se?ales, no hace un live en Instagram, no entra en l¨ªos con nadie, no alardea con sus joyas de varios quilates, no desata ¡°una tiradera¡± o beef, no pega un nuevo un hit. Se siente una tristeza nacional, colectiva e innombrable. A las afueras del hospital Jackson Memorial de Miami se ha instalado un improvisado altar con velas y fotos donde la gente se arrodilla, llora, reza, canta y habla en lenguas yorubas. Algunos aseguran que El Taiger, alias de Jos¨¦ Manuel Carbajal Zald¨ªvar, pronto se va a levantar de la camilla y saldr¨¢ caminando; otros que, de vivir, puede quedar con da?os cerebrales irreversibles y algunos dicen lo que el resto no quiere aceptar: que muy probablemente el cantante m¨¢s popular de Cuba hoy, uno de los m¨¢ximos exponentes del g¨¦nero musical reparto, una versi¨®n criolla del reguet¨®n, no regresar¨¢ a la vida tras un disparo de bala que entr¨® por la frente y sali¨® por la parte derecha de su cerebro.
Ya es un milagro en s¨ª el hecho de que siga vivo. En la ma?ana del 3 de octubre los agentes de la polic¨ªa de Miami lo encontraron en la parte trasera de un Mercedes-Benz negro, repleto de sangre, y rodeado de dos galones de gasolina. Todo lo que pueda decirse ahora mismo de lo sucedido no rebasa la especulaci¨®n. Que con la gasolina planeaban un incendio para no dejar rastros. Que quien le dispar¨® es alguien que lo odiaba en la misma medida en que lo amaba, como para conducir el auto hasta las inmediaciones del hospital. Que fue un dealer. Que fue un amigo. Que se arrepinti¨®. En un primer momento algunos valoraron la posibilidad del suicidio. El propio cantante ha reconocido que lleva a?os lidiando con la depresi¨®n y advirti¨® en una de sus canciones que estaba ¡°viviendo bajo cero¡±, ¡°con los nervios bajo cero¡±. M¨¢s bien dijo que llevaba cuatro a?os ¡°improvisando una vida¡±, desde que su madre falleciera en 2020. No es algo que los seguidores asiduos de El Taiger, de 37 a?os, no hayan notado en sus transmisiones repentinas al tim¨®n, con los ojos extraviados, la lengua enredada, las palabras inentendibles, bajo el efecto de alguna sustancia y de la noche m¨¢s profunda y oscura de Miami. Pero las autoridades han descartado esta teor¨ªa y han enfocado la investigaci¨®n hacia lo que parece ser un homicidio.
Aunque han puesto a circular la foto de Dami¨¢n Vald¨¦s, alias El Narra, una persona cercana a El Taiger que se encuentra desaparecida y que parece ser una de las ¨²ltimas con las que estuvo, lo cierto es que nadie conoce mucho m¨¢s de lo que las autoridades, amigos o su equipo de trabajo han dejado saber a sus millones de fans desesperados, en medio de una investigaci¨®n donde por el momento es necesaria la discreci¨®n.
Una vez encontrado su cuerpo y conducido al hospital, El Taiger fue operado. No se encuentra en coma pero s¨ª en estado cr¨ªtico, respira de manera artificial y tiene muchos da?os cerebrales. ¡°Si le quitan las m¨¢quinas, ¨¦l es un vegetal, ¨¦l est¨¢ muerto¡±, dijo a la prensa Carlos Alfaro, su representante. Si alguien sab¨ªa del valor de su cerebro era El Taiger. ¡°Lo m¨¢s caro o costoso que tiene mi cuerpo ahora mismo es el cerebro¡±, dijo el cantante una vez mientras manoseaba las m¨²ltiples joyas de oro y perlas que ten¨ªa colgadas del cuello tatuado. ¡°Es la prenda m¨¢s dura que no me puede hacer un joyero¡±, agreg¨®. En la portada de su disco Engagement aparece, casi a modo de premonici¨®n, la cabeza del cantante sin una parte de su cerebro, como si hubiese sido extirpada por la fuerza de un balazo.
Los cubanos no se explican c¨®mo algo as¨ª puede estar sucediendo, o sea, que El Taiger apenas est¨¦, la persona que les ha dado los suficientes motivos en los ¨²ltimos tiempos para el disfrute del baile y la desobediencia. Naci¨® como Jos¨¦ Manuel Carbajal Zald¨ªvar en Altahabana, creci¨® junto al grupo Los 4, se convirti¨® en El Pr¨ªncipe de Los Desiguales y se catapult¨® como El Taiger. Conquist¨® el cielo del reparto, la craft de la m¨²sica cubana que bautiz¨® Yosvanis Arismin Sierra Hern¨¢ndez, conocido como Chocolate MC, el Rey del Reparto, bajo el manto de su ¨ªdolo Elvis Manuel, un reguetonero de 18 a?os que termin¨® ahogado en medio de una traves¨ªa en lancha intentando alcanzar Miami.
Cansados del g¨¦nero que llegaba de Puerto Rico, o con ganas de hacer uno propio, o reinventarlo, los cubanos de barrio crearon el reparto, el g¨¦nero musical que se escucha, se vive, se baila, se canta, se respira en las calles, los callejones, las avenidas y los repartos de Cuba. El sonido de fondo del pa¨ªs, la banda de su destrucci¨®n, de su declive. Todav¨ªa es un enigma c¨®mo en un territorio casi des¨¦rtico, ¨¢rido, donde nada crece, un pa¨ªs completamente arrasado, haya nacido un nuevo ritmo. La gente se apropi¨® del reguet¨®n y le puso timba. Es, por mucho, lo mejor que le ha sucedido a la Cuba de los ¨²ltimos tiempos, que entrega ya tan poco, o que devuelve casi nada.
El reparto, sin embargo, le ha dado todo a los de abajo, a los jovencitos que lo hacen sin una industria musical detr¨¢s, algunos de poco m¨¢s de veinte a?os, que pegan hits, que vienen de los barrios m¨¢s marginados. El reparto les cambi¨® la vida, les dio comer, les ofreci¨® un lugar, los pase¨® como reyes por los escenarios del pa¨ªs y del mundo. No lo puede entender la gente de clase, no lo puede entender el se?or acad¨¦mico que lo tilda de bajo, de marginal, de vulgar, ni la se?ora que dice que todos los reparteros son, por iguales, drogadictos, criminales, conflictivos y lacras sociales.
¡°S¨¦ que muchas personas hoy en d¨ªa no apuestan nada por el reparto¡±, dijo en una ocasi¨®n Wampi, uno de los exponentes del g¨¦nero, quien se convirti¨® en miembro con derecho de voto de la Academia Nacional de Artes y Ciencias de la Grabaci¨®n de Estados Unidos, el primer repartero aceptado por la instituci¨®n que otorga Los Grammys. ¡°Siguen creyendo que no significa ni representa nada para nadie ni para el mundo, pero la realidad es que este g¨¦nero nos ha cambiado la vida¡±.
El reparto es cubano, y sus exponentes se lo han aclarado as¨ª a los peruanos y al mundo cuando han querido agenciarse su autor¨ªa. El reparto es m¨¢s lento que el reguet¨®n, m¨¢s suave, m¨¢s sentimental. Una canci¨®n que invite a la guerra puede parecer una liturgia. El reparto es una identidad, y por tanto tiene sus c¨®digos para deslizar los ojos, mover la boca, alzar las manos y los hombros. Al reparto lo han tildado de machista, pero el reparto no se ha escondido para decir que ¡°follankele no es obligado, es si t¨² quieres¡±, o que ¡°a cualquiera le quitan la jeva, a cualquiera le pegan los tarros¡±. Se lleg¨® al reparto por el mismo camino que antes transitaron reguetoneros cubanos como Eddy K o El Micha, o la m¨²sica urbana que hizo Gente de Zona, heredando la tradici¨®n de Tego Calder¨®n, de Daddy Yankee, de Don Omar. Hoy algunos de los nombres de moda son Bebeshito, Kevincito el 13, Fixty Ordara, Ja Rulay, Dani Ome, Charly y Johayron, el Chulo, Wow Popy o Maxwell. Entre todos, ha reinado El Taiger, su maestro, su contrincante en algunos casos, el m¨¢s grande, que ha cantado con Bad Bunny, J Balvin o Cosculluela, pero que renunci¨® a los predios m¨¢s altos de la industria para recorrer una carrera en solitario.
El Taiger, en palabras del compositor cubano Elito Rev¨¦, l¨ªder de la famosa orquesta ¡°Rev¨¦ y su Charang¨®n¡±, cambi¨® el formato de la m¨²sica cubana. ¡°El Taiger mata a la gente desde el principio, porque sus canciones entran con el tumbao¡±, dijo en una entrevista en el canal de YouTube Advanced Studio Cubano. ¡°Ahora te empieza con el tumbao desde el inicio¡±. ¡°Nosotros antes hac¨ªamos el cuerpo del tema, el accionar y despu¨¦s viene el tumbao o el estribillo del tema musical, pero ahora la juventud lo que quiere es directo el estribillo¡±.
El Taiger, conocedor de su talento, no se escond¨ªa para presumir, para decir que era el uno en el g¨¦nero desde hace m¨¢s de diez a?os. Y lo es. En sus canciones de dis¨ªmiles ritmos, de t¨ªtulos simples, m¨¢ximo de una o dos palabras (El Sano, Habla Matador, La Historia, Conducta, Sup¨¦rate) juega con el lenguaje, agarra las palabras, las tuerce, invierte el sentido. El Taiger no solo le dio m¨²sica a los j¨®venes en Cuba, lleva a?os marcando un estilo, una manera de vestir, de hacerse los cortes en el barbero. Ahora que est¨¢ entre la vida y la muerte, la gente le ha pedido que se ponga su esmoquin de pr¨ªncipe y que acabe de despertar, que ya va tardando demasiado.
A El Taiger lo elev¨® el reparto y ha terminado siendo v¨ªctima del reparto mismo: de lo que puede significar venir de abajo, de lo que puede ser que no tengas nada y de momento tengas todo, de estar en boca de la gente, de ser medido con la vara moral de los dem¨¢s, ahora que algunos dicen que lo tiene merecido, en un mundo repleto de drogas y delincuencia. Que no podr¨ªa esperarse otro final para ¨¦l, que sale y entra con normalidad de las c¨¢rceles de Miami, y una vez fuera recita versos de Jos¨¦ Mart¨ª y se pasea en Lamborghini.
El Taiger tambi¨¦n ha sido v¨ªctima de ese corredor de linchamientos que hay entre La Habana y Miami, y ah¨ª, en medio de su convalecencia, lo tienen ubicado algunos. No ha dejado de cantar en los escenarios de la Isla, tal y como no permiten los conservadores del Sur de la Florida, hace tiempo enfrentados a ¨¦l por ba?arse en las playas de Varadero, cantar en los clubes de Miramar, pasar tiempo con su sus hijos y su abuela, y luego regresar con normalidad al patio del gastrobar Neme, en Miami, haciendo uso de una libertad con la que El Taiger nunca ha estado dispuesto a traficar. ¡°Voy a ir todas las veces que me d¨¦ la gana por ser mi pa¨ªs¡±, dijo una vez cuando le preguntaron sobre el asunto.
Desde Cuba se demoraron para que los medios oficialistas publicaran la noticia, cuando el mundo entero est¨¢ pendiente del estado de salud del cantante. Tuvieron que pasar d¨ªas para que que el Instituto Nacional de la M¨²sica le deseara ¡°pronta recuperaci¨®n¡±. El reparto, sin embargo, ha sido mucho m¨¢s democr¨¢tico. Viene del barrio pero no le importa de d¨®nde viene la gente que lo oye y que lo baila. Se mueve con facilidad entre ambas orillas: naci¨® en Cuba pero crece con fuerza en Miami. El reparto perdona. Todos los cantantes que se vieron envueltos en pol¨¦micas con El Taiger, con quienes discuti¨® p¨²blicamente o se pidieron las cabezas, han pasado a dejar una vela, un mensaje, un deseo de recuperaci¨®n.
El reparto, y en general la m¨²sica urbana, ha unido a los cubanos de dentro y de fuera en los ¨²ltimos a?os como no lo pueden hacer ya los dirigentes, ni los partidos, ni las fiestas cederistas, ni las tribunas en la Plaza de la Revoluci¨®n, ni las concentraciones en el restaurante Versaille. Hace dos a?os, hastiados del encierro pand¨¦mico y del doble control que el gobierno ejerci¨® en el pa¨ªs, los vecinos de Centro Habana salieron en tumulto por la muerte inesperada del famoso reguetonero El Danny. Ahora se han visto im¨¢genes similares de grandes concentraciones en La Habana, Camag¨¹ey o Guant¨¢namo, un mar de gente recorriendo las calles oscuras de sus ciudades, mientras lloran y entonan las canciones de El Taiger. El reparto es el ¨²ltimo y casi ¨²nico territorio de libertad de los cubanos. Nadie los va a reprimir ahora, no como hace el gobierno cuando la gente sale a pedir libertad, o luz el¨¦ctrica, o comida. Al final es la misma gente que no tiene nada, es la misma insurgencia en las calles de Cuba. Parece que se adue?an del pa¨ªs, que se lo arrebatan a alguien, y que Cuba comienza a ser libre. Tambi¨¦n los exiliados se concentran en varias ciudades a modo de vigilia, pidiendo que El Taiger se despierte de una vez. Es, dentro y fuera, la rep¨²blica libre y repartera de Cuba, un territorio conquistado, lo ¨²nico que a los cubanos no le pueden arrebatar.
Nadie quiere una vida sin El Taiger. ?l mismo lo advirti¨® una vez al resto: ¡°El d¨ªa que yo no est¨¦, ni el sol les va a dar la luz que yo les doy¡±. Y la luz ya ha comenzado a faltar.