Celia Cruz acu?a el cuarto de d¨®lar: ¡°Recibi¨® de Estados Unidos el reconocimiento que no le dio Cuba, donde sigue prohibida¡±
La artista es primera afrolatina en plasmar su rostro alegre y la ic¨®nica palabra ¡°Az¨²car¡± en las monedas de veinticinco centavos de d¨®lar
Omer Pardillo-Cid, el albacea de Celia Cruz, conserva una foto donde la cantante permanece de pie, con los brazos abiertos, la peluca rojiza y la sonrisa extravagante frente a una pared llena de trofeos, estatuillas y galardones de todos los tama?os y formas. Se trata del cuarto piso de su townhouse en Edgewater, a la orilla del r¨ªo Hudson, el lugar donde vivi¨® sus ¨²ltimos 30 a?os. A Celia Cruz le encantaban los premios, los expuso en su casa como si se tratara de una galer¨ªa, y en m¨¢s de una ocasi¨®n le pidi¨® a la ayudante de limpieza que, por favor, ninguno se da?ara o rompiera. Ahora llega el ¨²ltimo de sus reconocimientos: su rostro excesivamente alegre y la ic¨®nica palabra ¡°Az¨²car¡±, a modo de grito met¨¢lico, estampados en n¨ªquel y cobre en las monedas de veinticinco centavos d¨®lar que acaban de salir al mercado en Estados Unidos.
La Casa de la Moneda ha puesto en venta el quarter de la Reina de la Salsa, la primera afrolatina en tener este homenaje, y ha instado a fan¨¢ticos, coleccionistas, amantes de la numism¨¢tica o curiosos que no se pierdan la oportunidad de ser ¡°uno de los primeros en conseguir las monedas de 2024 American Women Quarters que celebran a Celia Cruz, cantante cubanoamericana, ¨ªcono cultural y una de las artistas latinas m¨¢s populares del siglo XX¡±.
Pardillo-Cid, quien fue tambi¨¦n su ¨²ltimo representante art¨ªstico, cont¨® a EL PA?S que requiri¨® un largo proceso para que la cantante cubana quedara entre las cuatro mujeres elegidas por el programa American Women¡¯s Quarters de 2024, que honra a mujeres que han contribuido al pa¨ªs desde diferentes campos como las artes, la ciencia, los derechos civiles o las humanidades, y que este a?o tambi¨¦n reconoci¨® a la defensora de los derechos civiles y jurista Pauli Murray; a Patsy Takemoto Mink, la primera mujer de color en ser congresista; a la cirujana y defensora de los derechos de la mujer Mary Edwatds Walker y a la activista pol¨ªtica y educadora Zitkala Sa.
¡°Antes de poner a Celia en la propuesta, me llamaron y pidieron permiso para que estuvi¨¦ramos de acuerdo en someter su nombre¡±, dijo Pardillo-Cid. ¡°Ah¨ª empez¨® un proceso de elecci¨®n largu¨ªsimo, un a?o y medio de votaciones entre sus miembros. Creo que fue escogida porque, aparte de la gran carrera musical de Celia, fue una mujer que hizo mucho por el otro, muy caritativa, con una carrera limpia¡±.
La nueva moneda, esculpida por la artista Phebe Hemphill e impresa en f¨¢bricas de Filadelfia y Denver, tiene una composici¨®n de 8,33% de n¨ªquel y cobre, pesa 5,670 gramos y tiene un di¨¢metro de 24,26 mil¨ªmetros. La artista trat¨® de contener en la escala de una moneda el alma de la cantante: la risa despampanante, el simb¨®lico vestido y la peluca, sus gestos m¨¢s distintivos al tomar el micr¨®fono y alzar la voz. ¡°Sab¨ªa que ten¨ªa que hacer el dise?o para la superestrella Celia Cruz tan din¨¢mico como ella¡±, dijo Hemphill en declaraciones publicadas en el sitio oficial de la Casa de la Moneda. ¡°La vi actuar con su famoso vestido de rumba e intent¨¦ crear un dise?o que reflejara realmente su grandeza y vitalidad¡±.
La familia tambi¨¦n ha recibido las monedas con orgullo. Celia Mar¨ªa Cody, su sobrina, asegur¨® en un comunicado enviado a este peri¨®dico que ¡°se siente honrada de que nuestra querida t¨ªa, Celia Cruz, sea la primera afrolatina que aparece en el cuarto de d¨®lar¡±. ¡°Celia vino a este pa¨ªs en busca de libertad. Estados Unidos la adopt¨® plenamente y le proporcion¨® un entorno en el que pod¨ªa expresarse con seguridad, sobre todo musicalmente. Su m¨²sica trascendi¨® fronteras y ha trascendido generaciones¡±, dijo. Linda Becquer Pritchett, otra de sus sobrinas, asegur¨® que estaban ¡°muy agradecidos de que el legado de la memoria de Celia Cruz sea honrado de una manera tan significativa e hist¨®rica¡±.
En el reverso de la moneda est¨¢ el retrato de George Washington, un dise?o de Laura Gardin Fraser que data de 1932, y donde se deja leer los lemas ¡°Liberty¡± y ¡°In God we trust¡±. En series de dos y tres rollos, o bolsas de 100 monedas, el rostro de Celia Cruz podr¨¢ adquirirse por precios de entre 40 y 60 d¨®lares, con limitaciones espec¨ªficas para los acaparadores. Ya hay en circulaci¨®n 500 millones de monedas de 25 centavos, que equivale a unos 125 millones de d¨®lares. La moneda con el rostro de la cantante cubana es la n¨²mero 14 del programa de cuatro a?os que comenz¨® en 2022 y se extender¨¢ hasta 2025, y que anteriormente reconoci¨® a mujeres como la primera dama y escritora Eleanor Roosevelt, la primera primera bailarina Maria Tallchief o la primera estrella de cine chino-estadounidense en Hollywood, Anna May Wong.
El albacea de Celia, en lo personal, no recuerda haber vivido un momento m¨¢s emotivo que el de esta semana, cuando palp¨® en metal el rostro de su amiga. ¡°Es el momento m¨¢s importante que he vivido desde que ella estaba viva¡±, asegur¨® Pardillo-Cid. ¡°Es estar para siempre en la moneda de un pa¨ªs. Yo vi el proceso de dise?o, todo, porque estuve envuelto todo el tiempo, y me dio mucho orgullo como cubanoamericano, como exiliado. Yo trabaj¨¦ toda mi vida con ella y nunca me hab¨ªa emocionado tanto, no me hab¨ªa dado cuenta de la importancia hasta ayer que recib¨ª las monedas. Van a pasar cien a?os y Celia va a seguir en esta moneda. Mujer, cubana, pobre, que sali¨® de ese pa¨ªs y conquist¨® al mundo con su voz. Me dije, Dios m¨ªo, c¨®mo un pa¨ªs que no fue el de Celia le hace este honor tan grande¡±.
¡°Estados Unidos, a pesar de no haber sido su pa¨ªs de nacimiento, la reconoci¨® tremendamente¡±
Ciertamente, desde que en 1960 abord¨® un avi¨®n junto a los integrantes de la agrupaci¨®n La Sonora Matancera rumbo a M¨¦xico, a solo un a?o del triunfo de la Revoluci¨®n cubana, Celia Cruz no recibi¨® m¨¢s premios del Gobierno de su pa¨ªs, ni siquiera una menci¨®n en la radio, la televisi¨®n o cualquier espacio estatal. Los cubanos la siguieron oyendo, bailando, disfrutando a solas. Nueva York se convirti¨® en su hogar, y lo repiti¨® una y otra vez en las innumerables veces que llegaba a alguno de los aeropuertos de la ciudad tras regresar de sus giras que duraban casi los once meses del a?o.
¡°Adopt¨® la cultura de este pa¨ªs, especialmente la cultura neoyorquina¡±, dice su albacea. ¡°Despu¨¦s de Mart¨ª, yo creo que la cubana m¨¢s neoyorquina que ha existido es Celia¡±.
Vivi¨® una vida solitaria. No visitaba a nadie, tampoco aceptaba muchas visitas. Caminaba por Soho, entraba a sus boutiques a encontrar ¡°cosas raras¡±. Frecuentaba el restaurante cubano Victor¡®s Caf¨¦, almorzaba en los conocidos Pastis o Balthazar. ¡°Le gustaba perderse en Nueva York y que de momento no la conocieran, algo que era muy extra?o¡±, cuenta Pardillo-Cid. En los sesenta, los setenta, los ochenta, su m¨²sica fue parte de la banda sonora neoyorquina cuando se convirti¨® en una de las voces de la Fania All-Stars, que agrup¨® a los mejores exponentes de la sala en la ¨¦poca.
Existe, en el Bronx, una escuela de m¨²sica con el nombre de Celia Cruz, y existe un sello en su honor que hizo hace a?os el Servicio Postal de los Estados Unidos. La Quinta Avenida se rindi¨® a su f¨¦retro para que transitara hasta la Catedral de San Patricio. El alcalde Eric Adams declar¨® el 16 de julio, fecha de su muerte, como el ¡°D¨ªa de Celia Cruz¡±. Sus restos no descansan en otro lugar, sino en el cementerio Woodlawn de El Bronx. Hay un Doodle en memoria de la cantante, un asteroide bautizado con su nombre, una Barbie mulata y extravagante que parece imitarla, una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood y otra en la Calle 8, ese altar de los cubanos. Celia ostenta, entre otros muchos galardones, tres Grammy, cuatro Latin Grammy, un Grammy p¨®stumo y la Medalla Presidencial de las Artes.
¡°Estados Unidos, a pesar de no haber sido su pa¨ªs de nacimiento, la reconoci¨® tremendamente¡±, dijo Pardillo-Cid. ¡°Recibi¨® los mejores premios, estuvo en los mejores teatros, los mejores festivales, tuvo el cari?o del p¨²blico. Celia recibi¨® de Estados Unidos el mejor de todos los reconocimientos, el que no le dio su pa¨ªs, donde sigue prohibida. Ella dec¨ªa, Dios me quit¨® a mi pa¨ªs, pero me dio a Estados Unidos, porque Celia tambi¨¦n era muy americana. El dolor de no haber podido regresar siempre lo llev¨®, pero dec¨ªa que ella era Cuba fuera de Cuba. Celia sali¨® de Cuba pero no le pertenece a Cuba, es de Am¨¦rica Latina, es del mundo¡±.
El premio que Celia quiso tener de su pa¨ªs nunca lo tuvo. Tuvo otro, el que le dieron los cubanos dentro de la Isla y en cualquier otra parte. En 1961, por prohibiciones del Gobierno, no pudo asistir a los funerales de su madre. Ah¨ª puso punto final. Celia no solo mostr¨® su posici¨®n radical en contra de Fidel Castro en cada uno de los escenarios que tuvo, sino que prometi¨® no volver m¨¢s, mientras estuviera bajo su poder. Y as¨ª fue. Falleci¨® a los 78 a?os, en New Jersey, con un sue?o: hab¨ªa planeado no pocas veces su regreso.
¡°Ella dec¨ªa que iba a llegar a una Cuba libre, al aeropuerto Jos¨¦ Mart¨ª, se iba a montar en un autob¨²s de dos pisos, abierto arriba, junto a la orquesta. Iba a arrancar desde el aeropuerto y bordear toda La Habana hasta llegar al Parque Central, y ah¨ª iba a dar un gran concierto a sus cubanos, y despu¨¦s seguir¨ªa en una gira por la isla entera¡±, cuenta su albacea.
Ventris C. Gibson, directora de la Casa de la Moneda de los Estados Unidos, declar¨® que el haber elegido a la cantante cubana como una de las cuatro homenajeadas es una manera de celebrar ¡°la vida y el legado de Celia Cruz¡±. ¡°La influencia de Celia Cruz lleg¨® mucho m¨¢s all¨¢ de su m¨²sica. Estaba orgullosa de su cultura cubana y la celebraba, lo que empoder¨® a los estadounidenses afrolatinos a abrazar su herencia, convirti¨¦ndola en un ¨ªcono cultural importante y perdurable¡±, asegur¨®.
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