El miedo y la esperanza
Como no hay poeta sin miedo, no hay h¨¦roe sin esperanza. Jos¨¦ Mart¨ª fue, curioso destino, las dos cosas. El fin del hero¨ªsmo es conocido. El de la escritura, algo menos. En una ocasi¨®n preguntaron a Umberto Saba qu¨¦ quedaba por hacer a los poetas. Su respuesta fue: 'Escribir poes¨ªa honrada'. En el pr¨®logo a su Versos libres, Mart¨ª, por su parte, escribe: 'La poes¨ªa tiene su honradez, y yo he querido ser siempre honrado'. 'Yo soy honrado, y tengo miedo', se lee en un poema de ese mismo libro. La honradez y el miedo. Extra?os atributos para un h¨¦roe que inspir¨® la independencia cubana y muri¨® por ella en plena batalla despu¨¦s de conocer el exilio y de viajar por Espa?a, Francia, Venezuela y Estados Unidos. Extra?os atributos para un h¨¦roe cl¨¢sico. Tal vez no para un h¨¦roe moderno. En esas dos claves -el hero¨ªsmo del compromiso y el individualismo de la modernidad- se sit¨²a la poes¨ªa martiana.
A?os antes que el Rub¨¦n Dar¨ªo de Azul, Jos¨¦ Mart¨ª introdujo el simbolismo de la poes¨ªa europea en la literatura en lengua espa?ola, algo que va m¨¢s all¨¢ de un mero trasvase culturalista. As¨ª, el cubano salpic¨® su obra con un aviso: 'He visto esas alas, esos chacales, esas copas vac¨ªas, esos ej¨¦rcitos. Mi mente ha sido escenario, y en ¨¦l han sido autores todas esas visiones. No hay aqu¨ª una sola l¨ªnea mental'. Los riachuelos de sus poemas, dir¨¢ tambi¨¦n, hab¨ªan pasado por su coraz¨®n. Por los mismos a?os, a prop¨®sito de la influencia europea en su obra, Horacio Quiroga sentenciaba: 'Los monstruos de mis cuentos no vienen de Alemania, vienen de mi alma'.
Del alma de Mart¨ª salieron dos libros publicados (Ismaelillo, 1882, y Versos sencillos, 1891) y un gran n¨²mero de poemas in¨¦ditos que hacen buena la pretensi¨®n de usar un estilo nuevo para cada estado de ¨¢nimo: el futuro representado por la nueva poes¨ªa y por su hijo, alejado de ¨¦l tras la ruptura familiar, en Ismaelillo ('Hijo soy de mi hijo! ?l me rehace!'), el existencialismo de los Versos libres ('porque es grave / Cosa esta vida, y cada acci¨®n es culpa'; 'Ando en el buque de la vida: sufro / De n¨¢usea y mal de mar') y el car¨¢cter testamentario de los Versos sencillos o de Flores del destierro ('Est¨¢ vac¨ªo / Mi pecho, destrozado est¨¢ y vac¨ªo / En donde estaba el coraz¨®n. Ya es hora / De empezar a morir. La noche es buena / Para decir adi¨®s. La luz estorba / Y la palabra humana. El universo / Habla mejor que el hombre').
Pese a que buena parte de la fama le viene por las canciones ('Yo soy un hombre sincero / De donde crece la palma...), el Mart¨ª m¨¢s contempor¨¢neo est¨¢ en las composiciones de arte mayor. Tambi¨¦n all¨ª est¨¢ el m¨¢s filos¨®fico, y el m¨¢s melanc¨®lico: '...el misterio / En una hora feliz de sue?o acaso / De los jueces as¨ª, y am¨¦ la vida / Porque del doloroso mal me salva / De volverla a vivir'.
Junto al Mart¨ª modernista que canta a la belleza, la noche y el oto?o est¨¢ el Mart¨ª moderno, desencantado, esc¨¦ptico y urbano. Como se?ala Carlos Javier Morales en un pr¨®logo ejemplar, el suyo es un universo que busca conjugar la analog¨ªa rom¨¢ntica que cree en la unidad esencial y en la armon¨ªa c¨®smica de las cosas del mundo con la iron¨ªa de una modernidad descre¨ªda y consciente de la fragmentaci¨®n de esas mismas cosas. Como administrador, antes que la vanguardia, de la herencia del romanticismo, el modernismo, es decir, el simbolismo, es tal vez el ¨²ltimo momento de la cultura occidental en el que mantienen su sentido antiguo t¨¦rminos como armon¨ªa y c¨®smico. Puede que el resto no sean m¨¢s que epigonismos menos inspirados que calculados, m¨¢s escol¨¢sticos que m¨ªsticos. En Mart¨ª, adem¨¢s, la analog¨ªa pasada por la Historia otorga una conciencia que convierte la moral individual en colectiva. De ah¨ª el h¨¦roe, de ah¨ª el poeta, la esperanza y el miedo.
Nota. Con motivo del terremoto ocurrido en Charleston en 1886, Jos¨¦ Mart¨ª, que vivi¨® largas temporadas en Nueva York y conoc¨ªa bien Estados Unidos, escribi¨® un poema que comienza: 'Cruje la tierra, rueda hecha pedazos / La ciudad', y que, unos versos m¨¢s adelante, sigue: 'La soberana espiral bambolea, / El p¨®rtico corintio tiembla luego, / Vota y jura la gente, el suelo humea / Y sobre el llanto y el pavor pasea / De torre en torre el misterioso fuego'. L¨¦anlo antes de que lo prohiban.
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