V¨ªdeo | Jaime Pe?afiel: ¡°Si el rey em¨¦rito muere en el extranjero, Felipe VI va a llorar l¨¢grimas de sangre toda su vida¡±
El periodista repasa su trayectoria y ahonda en algunos de los momentos m¨¢s cruciales. Uno de ellos, aunque a sus 91 a?os todav¨ªa le cueste creerlo, tuvo lugar el d¨ªa de la coronaci¨®n del rey em¨¦rito
Jaime Pe?afiel (1932, Granada) es solo un periodista. Al menos, as¨ª es como se define ¨¦l. A sus espaldas, que cargan ya con el peso de 91 a?os, lleva colgadas la direcci¨®n y fundaci¨®n de algunos medios de comunicaci¨®n, multitud de exclusivas, encuentros con las personalidades m¨¢s relevantes de la historia ¡ªen may¨²scula y en min¨²scula¡ª y hasta un archivo secreto del que, asegura, contiene documentos que podr¨ªan cambiar el rumbo de Espa?a. En el v¨ªdeo que encabeza esta pieza, Pe?afiel cuenta con todo lujo de detalles algo que, seg¨²n ¨¦l mismo, ni siquiera hoy en d¨ªa puede creer: ¡°Cuando me llam¨® el rey Juan Carlos I, no pod¨ªa creer lo que me esperaba en Zarzuela¡±.
Antes de todo eso, Pe?afiel, uno de los estandartes de la prensa del coraz¨®n, fue minero. ¡°Y lo fui mientras estudiaba Derecho¡±, abunda. Cuando se le pregunta por esa anomal¨ªa en su trayectoria, la define como una excentricidad. Sin embargo, durante la entrevista reflexiona acerca de su paso por lo m¨¢s profundo de la tierra y extrae, nunca mejor dicho, conclusiones y ense?anzas que cobran sentido al repasar el resto de su biograf¨ªa.
Pe?afiel ha mantenido ¡ªy mantiene¡ª relaci¨®n con algunas de las personas m¨¢s poderosas del pa¨ªs e, incluso, del mundo. Su trabajo y su vida se han tejido alrededor de la informaci¨®n y las confidencias de muchas de ellas, pero el periodista siempre ha tenido claro su l¨ªmite m¨¢s sagrado: la vida ¨ªntima. Rechaza de pleno entrar en ese terreno. Sin embargo, antes de marcharse, en un off the record cuya referencia ha permitido ¨¦l mismo, ¡°siempre se puede contar sin contar¡±.
Muchas de las an¨¦cdotas y reflexiones que aparecen en el v¨ªdeo se encuadran, precisamente, en esa idea. No interviene el azar en lo que explica Pe?afiel. Y tampoco en lo que se guarda; en lo que quedar¨¢, para siempre, al cobijo de su archivo.