¡®El correo¡¯: lecciones de corrupci¨®n pol¨ªtica para la generaci¨®n Z

Una leyenda sobreimpresionada en la pantalla impone desde el inicio un tono: ¡°Esta pel¨ªcula est¨¢ basada en hechos reales. Por motivos legales muchos de los personajes son ficticios. Cualquier parecido con hechos o personas reales es una pura coincidencia¡±. Para despu¨¦s borrarse la ¨²ltima parte y corregirse de este modo: ¡°¡­ es una puta coincidencia¡±. Un matiz de travesura, de gamberrismo juguet¨®n sin entidad que va a marcar toda la pel¨ªcula. Por El correo, dirigida por Daniel Calparsoro, escrita por Patxi Amezcua y Alejo Flah, van a desfilar, entre otras corruptelas, el caso Malaya, la operaci¨®n Emperador, el caso G¨¹rtel y la lista Falciani. A algunos empresarios y pol¨ªticos se les puede intuir, aunque no reconocer del todo; a otros, como al empresario de origen chino Gao Ping, se les ha dibujado con todos los trazos. Sin embargo, no estamos ni mucho menos ante una obra pol¨ªtica.

El correo es audiovisual espa?ol para centennials. Una pel¨ªcula casi de corte hist¨®rico, pues buena parte de sus presumibles espectadores no hab¨ªa nacido o estaba en el parvulario cuando se desarrollaron los hechos, destinada a llenar las salas del potencial p¨²blico que ha encumbrado internacionalmente series como La casa de papel y ?lite. Ar¨®n Piper y Mar¨ªa Pedraza, dos estrellas de la televisi¨®n, como reclamo. Un producto de impoluta apariencia, con la energ¨ªa y el colorido que Calparsoro suele dotar a sus trabajos, aunque sin complejidad ni reflexiones de enjundia. El periodo hist¨®rico perfecto, entre 2002 y 2010, para articular un thriller con toques de comedia negra y envoltorio de corrupci¨®n pol¨ªtica alrededor de un buscavidas de barrio que asciende al olimpo del dinero, el sexo y el lujo. Un ejemplar de picaresca espa?ola de la tercera d¨¦cada del siglo XXI: vivaz, luminoso, superficial y seguramente tan tramposo como sus protagonistas, sobre todo en lo ¨¦tico. Lecciones de corrupci¨®n pol¨ªtica para la generaci¨®n Z.

Ar¨®n Piper, bien en los di¨¢logos y el gesto, aunque le falte a¨²n una pizca de personalidad en los numerosos pasajes de voz en off, interpreta a un joven de Vallecas con la desmesurada ambici¨®n de ciertos hijos de trabajadores honestos que las pasaron canutas en la vida, y que un d¨ªa decidieron arriesgarse al salto mortal de la delincuencia para no tener que luchar tan honestamente como sus padres. As¨ª, con su capacidad para interpretar los hechos y (re)conocer a las personas, empieza a ejercer de correo con maletines cargados de dinero negro. Viajes en coches de alta gama desde Madrid y Marbella hasta Bruselas y Ginebra. El soldado necesario de los conseguidores y su 3%, mientras los contribuyentes ¨¦ramos los encargados de pagar la fiesta de los chorizos de cuello blanco. Un soldado que, c¨®mo no, aspira al ascenso, a tenerlo ¡°todo¡±.

La m¨²sica de Carlos Jean, los efectos fotogr¨¢ficos digitales y la puesta en escena de Calparsoro proporcionan pujanza comercial. Los prestigiosos secundarios maduros (Luis Tosar, Luis Zahera, Jos¨¦ Manuel Poga) le dan seguridad al conjunto. Pero finalmente la pel¨ªcula, de consumo r¨¢pido y gruesa como un mantecado pasado de fecha, acaba siendo, en cierto modo, v¨ªctima de s¨ª misma y de lo que se supone que denuncia. Porque a pesar de los textos y las actitudes de advertencia introducidos en el guion, en boca de personajes como el padre del chico y el polic¨ªa honrado, el recorrido vital del protagonista puede resultar para los m¨¢s j¨®venes un motivo de fascinaci¨®n m¨¢s que de repulsa.

Una especie de ¡°a pesar de todo mereci¨® la pena¡± que no convierte a la pel¨ªcula en mejor ni peor, pues es la opci¨®n de sus autores, tan leg¨ªtima como la libertad del arte y del espect¨¢culo, pero que s¨ª deval¨²a la categor¨ªa del producto. Tan opulento y postizo como las artima?as de sus personajes.