Mujeres y voto fuera de las grandes ciudades, las claves que hacen crecer a Rodolfo Hern¨¢ndez
El ascenso del tercero en la carrera por la presidencia colombiana marca el final de la campa?a electoral
Seis de cada diez colombianos adultos conocen ya a Rodolfo Hern¨¢ndez. Podr¨ªa parecer mucha gente (unos 24 millones de almas), pero eso quiere decir que queda un 40% por saber qui¨¦n es. Muchos para un candidato presidencial: a sus rivales inmediatos los reconoce como m¨ªnimo un 80% del pa¨ªs, todo ello seg¨²n las ¨²ltimas encuestas publicadas. Pero a¨²n as¨ª el exalcalde de Bucaramanga ha logrado casi duplicar su intenci¨®n de voto en apenas un par de semanas, seg¨²n varios sondeos. El consenso de estas encuestas es claro: Rodolfo est¨¢ creciendo. A¨²n no le da para alcanzar al segundo, ...
Seis de cada diez colombianos adultos conocen ya a Rodolfo Hern¨¢ndez. Podr¨ªa parecer mucha gente (unos 24 millones de almas), pero eso quiere decir que queda un 40% por saber qui¨¦n es. Muchos para un candidato presidencial: a sus rivales inmediatos los reconoce como m¨ªnimo un 80% del pa¨ªs, todo ello seg¨²n las ¨²ltimas encuestas publicadas. Pero a¨²n as¨ª el exalcalde de Bucaramanga ha logrado casi duplicar su intenci¨®n de voto en apenas un par de semanas, seg¨²n varios sondeos. El consenso de estas encuestas es claro: Rodolfo est¨¢ creciendo. A¨²n no le da para alcanzar al segundo, Fico Guti¨¦rrez, pero queda m¨¢s de una semana hasta que Colombia acuda a las urnas. Con casi la mitad del pa¨ªs por tener una idea formada sobre ¨¦l, el desconocimiento es una oportunidad. Y para entender por d¨®nde puede seguir creciendo conviene analizar desde d¨®nde ha crecido.
El primer punto de apoyo de Hern¨¢ndez es la tierra que le vio nacer, crecer y llegar a la alcald¨ªa de la novena ciudad del pa¨ªs. A la m¨ªnima ocasi¨®n, el candidato hace gala de lo que considera como or¨ªgenes humildes y alejados de los centros de actividad y poder en el pa¨ªs. Parece que se lo reconocen: casi la mitad de los votantes centro-orientales, de los Santanderes, le escoger¨ªan si la elecci¨®n fuera hoy. Su saldo es negativo en todas las otras regiones de Colombia. Pero consigue un plus de apoyo en ¨¢reas rurales y en municipios no capitalinos.
Todo ello encaja con la ret¨®rica antiestablishment que mantiene en pie su candidatura. Al parecer, esta pesa m¨¢s que las contradicciones en que entra su discurso sobre (y contra) la corrupci¨®n cuando se le contrasta precisamente con su mandato en Bucaramanga, que estuvo trufado de pol¨¦micas hasta el punto de terminar interrumpido por inhabilitaci¨®n. El arraigo, al parecer, pesa m¨¢s.
Sus m¨¢rgenes en ciertos grupos sociodemogr¨¢ficos son menores que los territoriales, pero igualmente importantes para entender el fen¨®meno. Los estratos bajos lo escogen por encima de la media poblacional, algo que va en consonancia con su discurso y base perif¨¦rica. Pero tambi¨¦n las mujeres y las personas de mediana edad. En este ¨²ltimo punto las encuestas discrepan, por cierto: otras indican un apoyo algo mayor entre los j¨®venes. Pero nunca entre los m¨¢s mayores, algo sorprendente para una persona de 76 a?os. No tanto desde una ¨®ptica de confrontaci¨®n nuevo-viejo, en la que Rodolfo aspira a encarnar lo primero.
El contraste con Gustavo Petro, Fico Guti¨¦rrez y Sergio Fajardo sin duda le beneficia en este empe?o. Petro es ciertamente un candidato que se presenta como outsider y que puede definirse como de izquierda antiestablishment. Pero al mismo tiempo lleva d¨¦cadas haciendo pol¨ªtica desde todas las instancias imaginables: fuera del sistema y luego dentro de ¨¦l, desde alcald¨ªas (incluida la de la capital de la naci¨®n), desde el legislativo, y desde repetidas carreras hasta la Casa de Nari?o. Guti¨¦rrez tiene menos trayectoria pero ha sido alcalde de la segunda metr¨®polis del pa¨ªs y est¨¢ respaldado por partidos y ¨¦lites tradicionales. Fajardo tiene una mezcla de los dos problemas: su pretendido discurso de externo es menos cre¨ªble a medida que pasan los a?os y acumula lastre. Hern¨¢ndez no est¨¢ libre del mismo, pero ha logrado posicionar su marca como comparativamente menos tocada por la pol¨ªtica tradicional. No es una valoraci¨®n absoluta tanto como una comparativa, que de hecho funciona casi exclusivamente gracias a la compa?¨ªa en que se encuentra.
Todo ello se plasma a la perfecci¨®n en el mapeo de apoyos seg¨²n afinidad partidista. Rodolfo Hern¨¢ndez no queda primero entre ning¨²n segmento de votantes, salvo el m¨¢s nutrido: aquel que no est¨¢ alineado con partido alguno, ni siquiera con el (hoy popular) Pacto Hist¨®rico.
La fuerza de Rodolfo est¨¢ en lugares poco habituales. Estos puntos de apoyo heterodoxos pueden catapultarlo a la segunda vuelta y desde ah¨ª a la Presidencia de la Rep¨²blica. Ya lo han hecho con otros movimientos de similares aspiraciones contra el sistema, aunque variopintas afinidades ideol¨®gicas, en distintas latitudes: Trump en EEUU, el M5S en Italia, Castillo en el vecino Per¨². Pero todos ellos tambi¨¦n aprendieron a golpes que la novedad en las coaliciones electorales viene acompa?ada de su fragilidad, votaciones m¨¢s err¨¢ticas, desacuerdos ocultos entre grupos, y en definitiva incapacidad de construcci¨®n m¨¢s all¨¢ de una eventual victoria. Lo de Rodolfo Hern¨¢ndez es a¨²n, seg¨²n todos los datos, apenas una ventana de oportunidad.
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