De incesto, memes y marchas

Colombia enfrenta este a?o el debate de grandes reformas pendientes que calientan los ¨¢nimos porque no es f¨¢cil lograr consenso. Y no ayuda a la comprensi¨®n de las propuestas ni a la democracia que quienes tienen el poder de la tribuna p¨²blica intenten reducir asuntos complejos a memes o tergiversaciones que no permiten entender, pero s¨ª generan emociones que enturbian las decisiones. No son menores los retos y elevar el nivel del debate deber¨ªa ser una preocupaci¨®n colectiva.

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Colombia enfrenta este a?o el debate de grandes reformas pendientes que calientan los ¨¢nimos porque no es f¨¢cil lograr consenso. Y no ayuda a la comprensi¨®n de las propuestas ni a la democracia que quienes tienen el poder de la tribuna p¨²blica intenten reducir asuntos complejos a memes o tergiversaciones que no permiten entender, pero s¨ª generan emociones que enturbian las decisiones. No son menores los retos y elevar el nivel del debate deber¨ªa ser una preocupaci¨®n colectiva.

Presentado el proyecto de reforma a la salud es hora ya de comenzar a mirar lo que plantea de fondo y salir de la guerra de posiciones. Escuchar a todos los sectores, expertos, trabajadores de la salud, pacientes, investigadores, nos puede llevar a un mejor modelo que efectivamente pueda ¡°construir sobre lo construido¡±, como ha dicho de manera sensata en las ¨²ltimas horas la ministra Carolina Corcho. Hay que reconocer que ese cambio de tono sirve mucho porque fue una salida en falso intentar reducir a una frase efectista una reforma tan importante. Calentar a la tribuna parodiando una canci¨®n de Shakira al decir que ¡°Las EPS no curan, las EPS facturan¡±, fue irresponsable. Le ha costado a algunos de los funcionarios del Gobierno Petro entender que una cosa es el activismo y otra la funci¨®n p¨²blica.

En el sistema de salud, ha quedado en evidencia, hay de todo: buenos servicios por parte de algunas empresas que reconocen muchos usuarios, p¨¦simos por parte de otras, corrupci¨®n, inequidad, avances importantes con respecto a lo que hab¨ªa antes y tambi¨¦n la necesidad de ajustes grandes. Porque el tema es muy complejo y lleno de matices, ojal¨¢ comience ahora s¨ª un debate serio.

Otra propuesta que plantea cambios de fondo y que merece an¨¢lisis sensato es la reforma judicial. No ayuda que se haya centrado en el tema sensible de la despenalizaci¨®n del incesto y que algunos periodistas y analistas usen un argumento falso para debatirla: que los ni?os violados por sus familiares quedar¨ªan desprotegidos. No es cierto. No se propone despenalizar la violaci¨®n, que seguir¨¢ con penas severas, sino despenalizar el sexo consensuado entre adultos que son parientes. Se puede estar a favor o en contra de que el incesto sea delito, podemos discutir si es oportuno o no incluir el asunto en la reforma, pero al pa¨ªs le conviene que ese debate, como todos los dem¨¢s, se haga sobre verdades y no sobre mentiras o tergiversaciones.

La propuesta que ha presentado el ministro de justicia N¨¦stor Osuna tiene un planteamiento de fondo en torno a la pol¨ªtica criminal y ser¨ªa sano mirar sin extremismos lo que propone para entender cu¨¢les de las propuestas son buenas para el pa¨ªs y cu¨¢les no. En este caso vale destacar que el ministro ha hecho esfuerzos por informar claramente sobre el proyecto de reforma. Algo distinto pas¨® con la reforma a la salud que desat¨® pol¨¦mica durante semanas antes de que se conociera el articulado.

En este debate caliente de reformas, aparece el llamado a la calle. Contrario a lo que muchos opinan creo que las convocatorias que han hecho a sus seguidores para salir a la calle tanto el Gobierno como la oposici¨®n, no atentan en s¨ª mismas contra la democracia, aunque s¨ª depende de los l¨ªderes que no se salgan de cauce ni pierdan el norte. Que los ciudadanos salgan a pronunciarse sobre asuntos que les afectan es parte de la democracia. Mejor si lo hacen conociendo las propuestas aunque en las convocatorias masivas no suele debatirse el fondo de nada. Lo importante es que sean manifestaciones pac¨ªficas y que esa voz popular no desplace ni reemplace el camino institucional. En Colombia tenemos unas instituciones fruto de una democracia representativa que debemos proteger a pesar de sus defectos, pero tambi¨¦n los ciudadanos tienen el derecho de salir y pronunciarse sin que eso signifique un deterioro del orden institucional.

En Colombia hay una larga historia de manifestaciones que han tenido gran importancia: la marcha del silencio convocada por el l¨ªder liberal Jorge Eli¨¦cer Gait¨¢n unos meses antes de ser asesinado. Las movilizaciones contra el secuestro promovidas en los a?os 90 por las organizaci¨®n Pa¨ªs Libre, que naci¨® para batallar contra ese delito. La multitudinaria marcha del 4 de febrero del 2008 contra las Farc que puso en evidencia el aislamiento pol¨ªtico de ese grupo guerrillero. El Paro Nacional o ¡°estallido social¡± del 2021 que dur¨® semanas, tumb¨® una reforma tributaria y sin duda impact¨® en el resultado electoral del a?o siguiente.

Al escribir esta columna es incierta la magnitud de las convocatorias de esta semana por Gobierno y oposici¨®n. Lo cierto es que la ciudadan¨ªa en las calles tambi¨¦n transforma y ayuda a que los l¨ªderes entiendan que no son due?os de los cargos. Ojal¨¢ Gobierno y Congreso no tengan o¨ªdo selectivo para escuchar lo que quieren sino para entender las opiniones y realidades diversas de un pa¨ªs complejo. Si es as¨ª tomar¨¢n mejores decisiones.

Un debate serio, una ciudadan¨ªa activa y vigilante, unas instituciones que hagan su tarea, un Gobierno que escuche y busque sumar, una oposici¨®n que cuestione con seriedad y no con fundamentalismo ciego, un Congreso que no legisle por la mermelada sino por el inter¨¦s p¨²blico. ?Ser¨¢ pedir demasiado? De pronto s¨ª. Es una utop¨ªa en tiempos de memes y titulares para cazar clics. A pesar de eso hay que seguir llamando a la cordura.

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