N¨¦stor Osuna: ¡°Hablar de acabar la guerra contra las drogas es muy valiente como presidente, menos como expresidente¡±
El ministro de Justicia destaca el compromiso del Gabinete de Gustavo Petro con una ambiciosa agenda de cambio. Sostiene que ¡°replantear la guerra contra las drogas solo se lograr¨¢ paso a paso¡±
El ministro de Justicia, N¨¦stor Osuna (Bogot¨¢, 60 a?os), es un abogado constitucionalista que tiene bajo su sombrilla una de las obsesiones del primer mandatario de izquierdas en la historia reciente de Colombia: el vuelco en la pol¨ªtica de drogas que reclama al mundo. ¡°Es una cosa paulatina, progresiva. Sabemos que cada d¨ªa de tardanza es un d¨ªa calamitoso para la sociedad colombiana, pero no hay otra forma¡±, dice en su despacho, en el noveno piso de un antiguo edificio en el coraz¨®n de Bogot¨¢, con vistas sobrecogedoras sobre el centro de la capital. Durante los ¨²ltimos a?os fue la sede de la Comisi¨®n de la Verdad, surgida del acuerdo de paz con la extinta guerrilla de las FARC. ¡°Por eso aqu¨ª no se puede mentir¡±, apunta durante esta entrevista con EL PA?S.
Pregunta. ?C¨®mo definir¨ªa el momento que atraviesa Colombia?
Respuesta. Estoy convencido de que estamos en el inicio de una ¨¦poca de cambios que ojal¨¢ podamos cristalizar en el mejor sentido y con el mayor ¨ªmpetu que se pueda.
P. Usted representa un sector liberal en el Gabinete, ?c¨®mo ha sido el choque con el ala que viene del activismo de izquierda?
R. Yo distinguir¨ªa dos escenarios. El del Congreso, donde hay una coalici¨®n que ha venido funcionando bien. Y el del Gobierno, en el que eso que dije hace cuatro o cinco meses se ha ido disipando. Ahora hay un equipo de trabajo muy comprometido con las ideas de cambio del presidente Petro, m¨¢s all¨¢ de donde proviniera cada uno.
P. Ha habido informaci¨®n de tensiones, o visiones contrapuestas, por ejemplo en el tema de la salud.
R. Las reuniones de Gobierno son abiertas, francas, controversiales; todo el mundo expresa su postura. Pero hay un prop¨®sito com¨²n por encima de cualquier controversia: el deseo de acertar y el compromiso con el programa del presidente. Se ha establecido una muy buena din¨¢mica de equipo. Nadie busca hacer prevalecer una idea sobre otra, sino de contribuir en una din¨¢mica de cambio que sabemos que es ambiciosa, arriesgada y por la que estamos dispuestos a jug¨¢rnosla todos.
P. El primer proyecto que present¨® el Gobierno este semestre, antes que el Plan Nacional de Desarrollo, fue la reforma penitenciaria. ?Por qu¨¦?
R. Por la clar¨ªsima decisi¨®n de favorecer a los sectores m¨¢s afectados en violaci¨®n de derechos humanos. El presidente est¨¢ firmemente persuadido de construir un sistema de mucha m¨¢s justicia.
P. ?En qu¨¦ consiste la mirada m¨¢s ¡°humanista¡± de la pol¨ªtica criminal que promueve?
R. Es humanista para la sociedad en general, porque nos permite pensar en un sistema de castigos que no sea puramente vengativo. Si la reforma sale bien, todas las personas vamos a poder vivir m¨¢s tranquilas frente a quienes estuvieron en la c¨¢rcel y salieron en libertad; no vamos a tener el temor de que han pasado por la ¡®universidad del delito¡¯. Tambi¨¦n es m¨¢s humanista con las v¨ªctimas, que son las grandes olvidadas del sistema penal actual: nadie las indemniza, las repara ni les pide perd¨®n. Y tambi¨¦n, ciertamente, es humanista con las personas que est¨¢n en la c¨¢rcel, pues establece unos programas de resocializaci¨®n que les permite formarse como mejores personas.
P. Legisladores como Roy Barreras han se?alado la importancia de la ley de sometimiento, que a¨²n no conocemos. ?Cu¨¢les son las l¨ªneas rojas del Gobierno en la pol¨ªtica para las bandas criminales?
P. Una: habr¨¢ justicia ordinaria. No va a haber justicia transicional ni nada parecido a la JEP [Jurisdicci¨®n Especial para la Paz] para las bandas criminales de alto impacto. Dos: habr¨¢ una rebaja de penas, pero no impunidad, ni amnist¨ªas, ni nada por el estilo. Los beneficios ser¨¢n a cambio de desmantelar la banda, no de sustituir los jefes o de disminuir levemente su actividad. Hay un borrador pero nos hace falta definir el texto final.
P. ?Por lo menos una parte de las llamadas disidencias de las FARC van a caer en esa ley de sometimiento?
R. Es uno de los puntos por definir. Si las dos grandes disidencias [Estado Mayor Central y Segunda Marquetalia] entran como grupos criminales armados de alto impacto, o si como grupos en insurrecci¨®n, o si el uno s¨ª y el otro no. Eso est¨¢ pendiente.
P. ?Qu¨¦ hace falta para trasladar la Polic¨ªa del Ministerio de Defensa al de Justicia?
R. Varias cosas. Nos pusimos a hacer un estudio profundo de c¨®mo hacer que ese cambio sea ben¨¦fico para la sociedad, fortalezca la Polic¨ªa y la seguridad ciudadana, no vaya a causar perjuicios a las Fuerzas Militares. Ese deslinde queremos hacerlo muy bien, y no se hace de un d¨ªa para otro.
P. Trasladar a la Polic¨ªa es una recomendaci¨®n casi un¨¢nime de muchas organizaciones¡
R. S¨ª, sustraerla del Ministerio de Defensa para acentuar su car¨¢cter civil de protecci¨®n al ciudadano, y no el militar de protecci¨®n de la soberan¨ªa que habla del enemigo. La Polic¨ªa no tiene enemigo, tiene personas para proteger. A lo mejor estar en Defensa ha hecho que el deslinde entre lo militar y lo policivo haya estado desdibujado, y eso no es funcional para una sociedad democr¨¢tica.
P. ?Esperan que haya resistencias a ese traslado?
R. Si pensar en un permiso de 72 horas para un preso genera tantas resistencias, imag¨ªnense cambiar la Polic¨ªa de donde siempre ha estado. Eso va a suscitar much¨ªsimos debates, ojal¨¢ razonados, bien fundados. Tambi¨¦n gritos y pataletas. Estamos preparados para eso.
P. ?C¨®mo va a ser el cambio simult¨¢neo, la reforma interna a la Polic¨ªa que incluya, por ejemplo, la promesa del presidente de acabar con el ESMAD?
R. Esa se puede ir haciendo paulatinamente, pero queremos tener claras las bases de todas esas transformaciones. Para eso tambi¨¦n servir¨¢ el estudio.
P. En otro asunto, ya conocemos las cifras de cultivos il¨ªcitos de 2021 con un r¨¦cord de 204.000 hect¨¢reas ?Qu¨¦ expectativas tiene para los datos de 2022?
R. Los informes preliminares indican que la cifra va a ser peor. No sabemos cu¨¢ntas hect¨¢reas m¨¢s, pero ser¨¢n bastantes. Ahora, podemos estar tocando el techo. Como crece el consumo de otras drogas, la oferta de coca¨ªna ya puede ser excesiva, y su producci¨®n se ha tecnificado y requiere menos hoja de coca para cada kilo de coca¨ªna. Entonces es posible que el n¨²mero de hect¨¢reas haya sobrepasado el punto de equilibrio.
P. Usted ha dicho que van a asfixiar algunas actividades y a darle ox¨ªgeno a otras ?Cu¨¢les?
R. La asfixia es para el narcotr¨¢fico: m¨¢s interdicci¨®n, m¨¢s eficacia penal, m¨¢s colaboraci¨®n internacional. El ox¨ªgeno es para los campesinos: la llegada del Estado Social de Derecho para que puedan vivir m¨¢s tranquilos dentro de la ley, con salud, con educaci¨®n. Tendremos una estrategia de contenci¨®n pactada con ellos, para que vayan disminuyendo las hect¨¢reas a medida que llega la oferta institucional. No queremos criminalizar al m¨¢s d¨¦bil de la cadena, el campesino cultivador que no puede sobrevivir de otra actividad, pero no todos los cultivos son de ellos. Definir cu¨¢les no es sencillo. El Consejo Nacional de Estupefacientes est¨¢ estudiando varias metodolog¨ªas para definir pronto qu¨¦ entenderemos como cultivo industrial, a los que vamos a seguir aplicando la erradicaci¨®n forzosa manual. S¨ª hay demasiada coca, pero nuestra guerra no es contra ella sino contra la coca¨ªna y contra los narcotraficantes.
P. El presidente ha dicho una y otra vez que el prohibicionismo fracas¨®. ?Cu¨¢les son los pilares de la nueva pol¨ªtica?
R. Uno es no criminalizar a los cultivadores, sino ofrecerles alternativas. Eso entronca directamente con la posibilidad de la paz, de desmantelar bandas armadas. Otro es una lucha mucho m¨¢s efectiva contra las mafias del narcotr¨¢fico y sus redes de lavado de activos. La ¨²ltima pata es proponer el cambio en todos los escenarios internacionales. La soluci¨®n completa a ese problema no la puede tomar un solo pa¨ªs. Hay que ir cambiando el modelo internacional, poquito a poco. Seguramente no se va a lograr en este Gobierno, pero se pone una semilla. Aunque hablar bien del jefe es casi una obligaci¨®n, creo que es muy valiente decirlo como presidente y menos decirlo como expresidente.
P. Petro busca convocar a otros presidentes de la regi¨®n a replantear la guerra contra las drogas. ?Si es posible recabar suficiente apoyo internacional?
R. Poquito a poco. Puede que haya avances bilaterales o con un grupo de pa¨ªses. Canad¨¢ acaba de despenalizar la coca¨ªna en una regi¨®n. Hay cada vez m¨¢s estudios del tema. Entonces es una cosa paulatina, progresiva.
P. ?La hoja de ruta de la sustituci¨®n sigue siendo el acuerdo de paz entre el Gobierno de Santos y las FARC?
R. S¨ª, s¨ª. Es nuestra hoja de ruta en muchos temas: la reforma agraria, la pol¨ªtica de drogas, la memoria, las v¨ªctimas¡. el acuerdo de paz es fuente de consulta diaria del actual Gobierno, igual que el informe de la Comisi¨®n de la Verdad.
P. El Plan Nacional de Desarrollo contempla la legalizaci¨®n de los usos alternativos de la coca, la marihuana y la amapola ?vendr¨¢ la coca¨ªna?
R. Soy enf¨¢tico: la coca¨ªna no. Mientras el concierto internacional no vaya en ese sentido, no podemos arriesgarnos a dar ese paso.
P. ?Por qu¨¦ darle facultades extraordinarias el presidente para regular esos usos alternativos?
R. Porque esa discusi¨®n nos puede llevar much¨ªsimo tiempo. F¨ªjese cu¨¢ntas veces se ha propuesto ante el Congreso suprimir la prohibici¨®n del cannabis. Parece ser que finalmente lo vamos a lograr, con un proyecto que ven¨ªa de atr¨¢s y ha tenido el apoyo de este Gobierno. Al eliminar la prohibici¨®n, se abrir¨¢ la discusi¨®n de si ser¨¢ producci¨®n libre como el aguacate o la papa, o fuertemente regulada. Soy partidario de la segunda opci¨®n: exigiendo condiciones de calidad, topes, licencias.
P. Un actor fundamental en la pol¨ªtica antidrogas es Estados Unidos ?Qu¨¦ han transmitido sobre el cambio de enfoque?
R. Yo veo un ¨¢nimo de colaboraci¨®n, de entendimiento. Su pol¨ªtica no es la de hace 15 o 20 a?os. Tienen problemas nuevos que no tienen que ver con Colombia. Por supuesto tienen la preocupaci¨®n del consumo de coca¨ªna, pero ellos saben que los colombianos les hemos colaborado mucho y nosotros sabemos que hemos tenido un Gobierno amigo para muchas cosas. Esa relaci¨®n se va a mantener. Son dos pa¨ªses que llevan 200 a?os siendo amigos.
P. ?Estados Unidos ha expresado alguna preocupaci¨®n por el manejo de la extradici¨®n?
R. Como ha mantenido el mismo ritmo, n¨²mero y sentido de Gobiernos anteriores, hay tranquilidad. Adem¨¢s hemos convenido que si el Gobierno, fruto de un acuerdo de desmovilizaci¨®n, de sometimiento o pol¨ªtico con el ELN, decide no conceder algunas extradiciones, vamos a estar de acuerdo en solventar el desacuerdo de modo civilizado. Eso ya ocurri¨® con el Gobierno Santos.
P. Hablando de ritmos, al inicio hablamos de una agenda legislativa repleta de proyectos, ?los suyos van a salir adelante?
R. Espero que s¨ª. Haremos todo el esfuerzo. Si no, insistiremos.
P. Algunos, como el de sometimiento a la justicia, tienen m¨¢s presi¨®n de tiempo ?C¨®mo se priorizan?
R. Bajo el mando del ministro del Interior, que define el cronograma. Somos conscientes de que la agenda es muy ambiciosa y que habr¨¢ que priorizar. Todos estamos dispuestos a que si el proyecto por el que uno trabaj¨® no puede pasar ahora sino meses despu¨¦s, pues aceptamos y apoyamos al que tenga la prioridad en ese momento.
P. Pero el que pega primero pega dos veces¡
R. Ojal¨¢.
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