Petro, el bombero
El presidente comenz¨® la semana apagando un incendio ministerial, pero la cierra con llamaradas que lo acorralan y le restan capacidad extintora
La imagen de las casas o casetas en llamas, en aquel lejano campo petrolero de San Vicente del Cagu¨¢n, parecieran condensar la semana que ha tenido que vivir el pa¨ªs y m¨¢s a¨²n el presidente Petro.
Durante los cinco largos d¨ªas que han discurrido desde el lunes, al presidente le ha tocado convertirse en un apaga incendios que pareciera estar muy lejos de aquel jefe de Estado que hace apenas unos d¨ªas recib¨ªa aplausos y v¨ªtores...
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La imagen de las casas o casetas en llamas, en aquel lejano campo petrolero de San Vicente del Cagu¨¢n, parecieran condensar la semana que ha tenido que vivir el pa¨ªs y m¨¢s a¨²n el presidente Petro.
Durante los cinco largos d¨ªas que han discurrido desde el lunes, al presidente le ha tocado convertirse en un apaga incendios que pareciera estar muy lejos de aquel jefe de Estado que hace apenas unos d¨ªas recib¨ªa aplausos y v¨ªtores en el balc¨®n de la Casa de Nari?o. Lo grave es que ya no es la oposici¨®n quien enciende la mecha, sino que al interior mismo del entorno presidencial parece conjugarse todo para prenderle candela al rancho convirtiendo en tizones la gobernabilidad del mandatario.
La crisis en el Caquet¨¢, que ayer dej¨® dos muertos y polic¨ªas secuestrados, no es algo nuevo. El llamado de la comunidad campesina para que el Gobierno concrete unos compromisos viales en esa remota zona del pa¨ªs viene desde noviembre del a?o pasado. Sin embargo, la muy lenta reacci¨®n por parte de los delegados del Ministerio del Interior para resolver ese asunto fue el detonante para que iniciaran los enfrentamientos, los incendios y las agresiones. ?Por qu¨¦ desde el ministerio que dirige quien adem¨¢s es vocero oficial del Gobierno se menospreci¨® ese bloqueo que se ven¨ªa prolongando desde enero? Tal vez, de haberse atendido a tiempo esos pedidos, hoy no estar¨ªamos hablando de una posible injerencia de las disidencias de Farc en esos hechos violentos y tampoco se estar¨ªa dudando de la voluntad de paz total por parte de dicho grupo delincuencial.
El incendio de la aerol¨ªnea Viva Air estaba cantado desde hace varias semanas al ministro de Transporte. Chantaje o no, al menos desde hace quince d¨ªas al ministerio hab¨ªa llegado un documento que mostraba la cr¨ªtica situaci¨®n econ¨®mica de la empresa que permit¨ªa augurar el cese de operaciones. Sin embargo, en vez de una reacci¨®n r¨¢pida, se sigui¨® como si nada ocurriese hasta que los aviones quedaron en tierra y los pasajeros varados. ?Por qu¨¦ no se anticip¨® la par¨¢lisis? ?Por qu¨¦ no se evit¨® el da?o a decenas de miles de viajeros?
?Fall¨® la secretar¨ªa jur¨ªdica de Casa de Nari?o al no publicar con suficiente antelaci¨®n el proyecto de decreto con el que el presidente asume el control regulatorio de los servicios p¨²blicos? Si fue as¨ª, el error casero ahora deja en veremos la intervenci¨®n que deseaba hacer Petro tras la suspensi¨®n preventiva decretada ayer por el Consejo de Estado.
Y falta lo m¨¢s doloroso, pues no alcanza uno a imaginar como debe quedar el alma del bombero cuando el pir¨®mano est¨¢ en la familia y este puede ser un hermano o un hijo.
El bombero Petro comenz¨® la semana apagando un incendio ministerial, pero la cierra con llamaradas que lo acorralan y le restan capacidad extintora. Tanto as¨ª que al menos para apagar el incendio familiar le toca acudir al Fiscal, quien no se ha caracterizado por ayudarle en su misi¨®n, pero que ahora deber¨¢ ser su mejor aliado para contener las llamas.
Mientras tanto, el bombero debe ver qu¨¦ pasa con su equipo porque parece no ayudar a evitar las muy colombianas llamaradas que convierten en cenizas hasta las mejores intenciones.
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