El rompecabezas de las negociaciones con el ELN
El gobierno parece tener una actitud d¨¦bil y blandengue contra esta guerrilla alzada en armas, una de las ¨²ltimas que subsiste en Am¨¦rica Latina
Las negociaciones de paz entre el gobierno de Gustavo Petro y el ELN atraviesan un momento que, para llamarlas suavemente, podemos catalogar como una crisis profunda.
La espoleta que ha hecho reventar esta crisis fue el infame asesinato por parte del ELN de nueve soldados que no estaban combatiendo la guerrilla, sino que dorm¨ªan luego de sus labores habituales consistentes en cuidar el oleoducto de Ca?o Lim¨®n que conduce crudo desde de los pozos ubicados en el departamento de Arauca hasta las instalaciones de exportaci¨®n mar¨ªtimas, localizadas en el departamento de Sucre.
Pero m¨¢s all¨¢ de este episodio que conmovi¨® a la opini¨®n p¨²blica esta semana hay, naturalmente, otros muchos factores que enturbian el futuro de las negociaciones con este grupo armado. Negociaciones que despu¨¦s de un par¨¦ntesis de cuatro a?os durante el gobierno Duque se han reanudad en la administraci¨®n Petro.
El gobierno parece tener, en primer lugar, una actitud d¨¦bil y blandengue contra esta guerrilla alzada en armas, una de las ¨²ltimas que subsiste en Am¨¦rica Latina. La agenda misma -o temario a desarrollar durante las negociaciones- que fue acordada en la segunda ronda de negociaciones y concluy¨® en ciudad de M¨¦jico hace pocos d¨ªas, ha merecido reproches de muchos observadores.
La juzgan vaga y sobre todo redactada de tal manera que parecer¨ªa otorgarle al ELN la posibilidad de negociar un verdadero cambio de modelo a la estructuras econ¨®mica y social en Colombia (si es que se llega alg¨²n d¨ªa a suscribir acuerdos de paz con esta guerrilla). Tampoco es clara la agenda sobre c¨®mo y cuando se dar¨¢ la desmovilizaci¨®n y la entrega de armas del ELN cuando concluyan las negociaciones.
El presidente Santos, en las negociaciones con este grupo armado que ¨¦l lider¨®, dijo siempre que hab¨ªa ¡°l¨ªneas rojas¡± que no pod¨ªan sobrepasarse en ning¨²n momento. Y una de esas l¨ªneas rojas era la Constituci¨®n y el modelo econ¨®mico de Colombia, que en buena parte est¨¢ consagrado en la carta pol¨ªtica de 1991.
El gobierno actual ha dicho lo contrario: que no habr¨¢ l¨ªneas rojas en estos di¨¢logos de paz, y que no hay temas vedados. De hecho, hace algunos d¨ªas, el propio presidente Petro, en reuni¨®n celebrada con empresarios y dirigentes antioque?os agrupados en ¡°Pro-Antioquia¡±, afirm¨® que ¨¦l estaba dispuesto a negociar el ¡°modelo econ¨®mico colombiano¡±. Y que hab¨ªa sido un error de Juan Manuel Santos desechar esa alternativa, cuando afirm¨® que en torno al ¡°modelo econ¨®mico¡± hab¨ªa una l¨ªnea roja infranqueable.
Lo anterior, naturalmente, ha creado perplejidad en Colombia.
Un colaborador de El Pa¨ªs inform¨® hace algunos d¨ªas que cuando se estaba discutiendo la agenda en M¨¦jico, el ELN se hab¨ªa opuesto a que apareciera en el texto de la agenda la expresi¨®n ¡°Estado social de derecho¡±, que es justamente como la Constituci¨®n denomina la organizaci¨®n toda del andamiaje institucional colombiano. Pero la delegaci¨®n gubernamental termin¨® aceptando esta imposici¨®n del grupo guerrillero. Mal augurio.
Otro motivo grave de desencuentro con el ELN: que este grupo no reconoce la obligaci¨®n de respetar el Derecho Internacional Humanitario a¨²n antes, inclusive, de que se firme un cese al fuego y de hostilidades.
Olvida el ELN que desde los protocolos de Ginebra acordados en 1949 cuando termin¨® la segunda guerra mundial, qued¨® consagrado (protocolos dos y tres), que todo grupo alzado en armas, desde el mismo momento en que se sienta a negociar con un gobierno leg¨ªtimo, tiene el deber de respetar el DIH, es decir, no maltratar ni aterrorizar a la poblaci¨®n civil no combatiente.
El ELN no respeta este postulado y uno de sus jerarcas, Antonio Garc¨ªa, dijo hace poco por Twitter- palabra m¨¢s palabra menos- que mientras no se firmara un acuerdo de cese bilateral al fuego este grupo alzado en armas pod¨ªa hacer cualquier cosa. Lo que es, por supuesto, inaceptable. Y adem¨¢s motivo justificado de rechazo por parte de la opini¨®n p¨²blica y de la sociedad civil colombiana que cada vez ve con m¨¢s desapego y repudio al ELN.
?Qu¨¦ sigue hacia adelante? Naturalmente lo prioritario es llegar pronto a la suscripci¨®n de un cese al fuego y de hostilidades, para lograr que las negociaciones que sigan en la abigarrada agenda convenida puedan adelantarse al menos en calma y civilidad.
En las ¨²ltimas horas, se ha insistido en que al comenzar la nueva ronda de negociaciones en la Habana el pr¨®ximo mes ( pues debe saberse que estas negociaciones van girando como carpas gitanas de sede en sede: ya estuvieron en Caracas, luego en M¨¦jico, y ahora siguen para Cuba), lo primero que el gobierno deber¨ªa decirle al ELN con todas las letras es lo siguiente: NO se negociar¨¢ ning¨²n otro punto de la agenda hasta que est¨¦ implementado, debidamente supervisado y vigilado con los correspondientes protocolos, un cese al fuego s¨®lido y cre¨ªble.
Ese cese al fuego y de hostilidades hoy no existe, ni ha existido desde que comenz¨® la administraci¨®n Petro a pesar de que el presidente colombiano anunci¨® el pasado 31 de diciembre el 2022 que ya estaba listo. Inmediatamente el ELN respondi¨® con un baldado de agua fr¨ªa reiterando que ellos no hab¨ªan acordado ning¨²n cese al fuego con este gobierno.
Con posterioridad al asesinato de los nueve soldados en el Catatumbo el pasado mi¨¦rcoles, el gobierno Petro convoc¨® el viernes una reuni¨®n de emergencia con todo su equipo negociador, en la cual la gran conclusi¨®n fue hacerle la siguiente pregunta al ELN: ?Ustedes, con hechos repudiables como el asesinato de estos j¨®venes soldados ocurrido en la regi¨®n del Catatumbo creen dar muestras de paz, o simplemente quieren hacerse fuertes en la mesa de negociaciones? El ELN tiene ahora la palabra.
* jefe del equipo gubernamental en las negociaciones de paz con el ELN durante el gobierno de Juan Manuel Santos.
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