Ministro con cojones
Alfonso Prada tiene la habilidad para decir una cosa y, al mismo tiempo y con la misma elocuencia, se?alar lo contrario
Al ministro del Interior le queda chiquita la camisa, pero tiene unos cojones grandes como de toro de lidia. Se le mide a lo que sea. Prefiere abstenerse de usar corbata que le aprieta el cuello y cubrir parte del cuerpo con un su¨¦ter oscuro, y as¨ª ejercer con comodidad las funciones del manejo de chicharrones. Todos los d¨ªas aparece uno nuevo, dif¨ªciles de digerir, pero que el doctor Alfonso Prada maneja con un valor indiscutible, seg¨²n lo asegur¨® el ahora exdirector de la Polic¨ªa, general Henry Armando Sanabria Cely.
La pel¨ªcula arranca en el sector de Los Pozos, en San Vicente...
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Al ministro del Interior le queda chiquita la camisa, pero tiene unos cojones grandes como de toro de lidia. Se le mide a lo que sea. Prefiere abstenerse de usar corbata que le aprieta el cuello y cubrir parte del cuerpo con un su¨¦ter oscuro, y as¨ª ejercer con comodidad las funciones del manejo de chicharrones. Todos los d¨ªas aparece uno nuevo, dif¨ªciles de digerir, pero que el doctor Alfonso Prada maneja con un valor indiscutible, seg¨²n lo asegur¨® el ahora exdirector de la Polic¨ªa, general Henry Armando Sanabria Cely.
La pel¨ªcula arranca en el sector de Los Pozos, en San Vicente del Cagu¨¢n, en el Caquet¨¢, cuando asegur¨® que los 78 polic¨ªas y seis trabajadores de la petrolera Emerald Energy secuestrados no fueron sometidos por un delito muy grave como el secuestro, sino producto ¡°de una movilizaci¨®n social, y que esa movilizaci¨®n social hizo un cerco humanitario de la instituci¨®n policial y de la empresa¡±. Para Prada, los campesinos ¨Deran 1.000¨D protegieron la vida de los funcionarios y evitaron enfrentamientos. Una figura, la del cerco humanitario, bastante ex¨®tica por decir lo menos.
El ministro se canje¨® por polic¨ªas; se trat¨® de un secuestro en los t¨¦rminos del c¨®digo penal, advirti¨® el entonces director de la Polic¨ªa. El ministro sali¨® del problema se?alando que una autoridad judicial como la Fiscal¨ªa era la ¨²nica con capacidad de definir las diferencias con el alto oficial de la fuerza publica, y no pas¨® nada. Ah¨ª termin¨® el debate. Ambas figuras quedaron vivas: la del secuestro y la del cerco humanitario. Pero qued¨® claro que Prada tuvo el coraje necesario para manejar una situaci¨®n muy delicada de orden p¨²blico en el que las vidas de muchos polic¨ªas, ejecutivos de la empresa petrolera, y aun la de los ministros, estuvieron en grave peligro.
Cuando las cr¨ªticas a la falta de coherencia de algunos funcionarios en sus intervenciones con los medios de comunicaci¨®n alcanzaron niveles altos de contradicci¨®n, el presidente no tuvo m¨¢s remedio que buscar un vocero del Gobierno, y claro, para eso est¨¢ el se?or de los chicharrones: para salir a responder a las inquietudes period¨ªsticas. ?l tiene la habilidad para decir una cosa y, al mismo tiempo y con la misma elocuencia, se?alar lo contrario. La extensa entrevista con Yamid Amat del pasado domingo es de antolog¨ªa: contesta todo pero no aclara nada.
Las complicaciones pol¨ªticas en el Congreso llevaron al Gobierno a retirar la reforma pol¨ªtica para convertirse en la primera derrota de la coalici¨®n y sufrir el primer traspi¨¦ de las mayor¨ªas. Las dificultades se desbordaron con el proyecto de la reforma a la salud. La ministra de Salud resolvi¨® tramitar los acuerdos directamente con los congresistas para conseguir los votos necesarios para su aprobaci¨®n, mientras su colega del Interior aclaraba que las relaciones con el Congreso eran asunto suyo para consolidar el apoyo de las bancadas y evitar un colapso de la coalici¨®n. Que los debates en el Senado y en la C¨¢mara deber¨ªan aclarar las diferencias entre la ministra Corcho y los jefes de los partidos para salvar el acuerdo de lo que, con su nadadito de perro, llam¨® la conformidad del 99% entre el presidente Petro y los dirigentes del Partido de la U y del conservatismo.
Y si se le pregunta, la ministra Corcho se equivoc¨®. Responde que ella considera que en la ponencia se respet¨® el acuerdo y reitera que en los debates se aclarar¨¢ quien tiene la raz¨®n. Se necesitan cojones para contradecirse tanto. Hoy jueves arranca una batalla en la comisi¨®n s¨¦ptima de la C¨¢mara de Representantes que puede ser la de su vida.
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