Germ¨¢n Vargas, candidato
Todo el mundo tendr¨¢ que tomar partido y Vargas Lleras estar¨¢ al frente de las organizaciones liberales de izquierda, de derecha y de centro
Aunque no lo quiera, el descendiente del expresidente Carlos Lleras Restrepo y exvicepresidente est¨¢ condenado a ser candidato presidencial, dadas las circunstancias de la pol¨ªtica nacional en las que el enfrentamiento entre Gobierno y oposici¨®n va a un ritmo muy acelerado. No se trata de una competencia entre derecha e izquierda. Es una lucha por el poder. Las pr¨®ximas elecciones regionales subir¨¢n la temperatura pol¨ªtica a niveles que no hemos visto hasta ahora. M¨¢s de 30 partidos y un sinn¨²mero de candidatos por firmas auguran un despelote en los escrutinios. El Congreso estudia una reforma electoral y no parece que tenga el apoyo suficiente para su aprobaci¨®n.
Eso obliga a que la oposici¨®n se organice, y eso no se logra sino con un candidato presidencial, a¨²n sin el t¨ªtulo oficial, pero que tenga con qu¨¦ arrimarse a la candela. Un jefe. Como se dec¨ªa antes, en el siglo XX, alguien a quien le quepa el pa¨ªs en la cabeza. Ese alguien es Germ¨¢n Vargas, toreado en muchas plazas. Lo demostr¨® en su desempe?o como presidente del Congreso, como ministro y como vicepresidente. Tiene cara de candidato. Habla como candidato. Se viste como candidato y est¨¢ preparado para ser candidato. Es candidato, aun cuando no lo acepte.
El Gobierno tiene las paredes de su estructura con grieta, pero la oposici¨®n ¨ªdem.
Las preocupaciones van de la realidad contra lo que se desea con buenas intenciones ¡°cien veces justas¡±. El Estado existe, mas no llega, y los que pagan el pato son los pobres. La alteraci¨®n del orden p¨²blico en casi todo el pa¨ªs es abrumadora; la desaz¨®n con la que se manifiestan los gobernadores de las regiones invocando la libertad y el orden del escudo patrio es evidente. El debilitamiento de las Fuerzas Armadas es visible. Las objeciones e inquietudes fiscales a las reformas de salud, pensiones y laboral, expresadas por pol¨ªticos y diversos representantes del sector privado, son serias. El debate del narcotr¨¢fico, entre quienes sostienen que la guerra en contra no ha fracasado y quienes proponen la pr¨¢ctica colonial de la f¨®rmula de ¡°se obedece pero no se cumple¡±, en la que se sintonizan los profesores Mauricio Garc¨ªa Villegas y Rodrigo Uprimny Yepes, quienes sugieren ¡°que la paz y los derechos de la gente est¨¢n por encima de la guerra contra el narco¡±, es inquietante. Vargas Lleras es el tipo para enfrentar con ¨¦xito a esos toros peligrosos.
La encuesta realizada por el Consejo Nacional de Consultor¨ªa a 2.403 personas sobre el optimismo del a?o solo marca un 31% favorable.
En todas partes la calle es el escenario mayor de la democracia. Sin violencia, se supone. En Par¨ªs, entre los escombros de la basura que echan fuego y malos olores: la ira de la gente que protesta. El presidente aguanta. En Israel la cosa es m¨¢s templada porque el reclamo popular masivo afronta la respuesta del fundamentalismo religioso. El primer ministro ya cedi¨®. En Colombia el fen¨®meno es sui generis. Es el Gobierno el que calienta la calle, no para protestar sino para respaldar sus reformas que encuentran obst¨¢culos en el Congreso y en la opini¨®n: balconazo dos.
Habr¨¢ que dar la pelea democr¨¢tica en los bulevares de la muchedumbre, en los medios de comunicaci¨®n y hasta en el metaverso. Nadie tiene la disculpa de la neutralidad. Todo el mundo tendr¨¢ que tomar partido y Vargas Lleras estar¨¢ al frente de las organizaciones liberales de izquierda, liberales de derecha y liberales de centro. Pasajeros de la oposici¨®n, a bordo.
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