Ni un paso atr¨¢s
Todo ciudadano est¨¢ en su derecho de mentirse, pero tambi¨¦n puede aceptar que Gal¨¢n pronunci¨® un sensato discurso de victoria
Todo ciudadano est¨¢ en la capacidad de mentirse. Pero desde este lunes 30 de octubre de 2023 tambi¨¦n puede reconocer que ni las intervenciones aciagas de Petro desde aqu¨ª hasta la China, ni las vigilancias de los clanes que se quedan con todo, ni los patrullajes de las bandas criminales que cogobiernan este mapa, ni las peque?as tormentas de la tarde bogotana, ni los matoneos demenciales de las bodegas de las redes sociales ¨Cque, con su lenguaje de panfleto por debajo de la puerta, a ratos consiguen hacernos creer que son el mundo de afuera¨C, pudieron evitar que las votaciones del domingo describieran un pa¨ªs mucho m¨¢s complejo, mucho m¨¢s lleno de matices y de voces y de luchas que el pa¨ªs que pinta cierto petrismo. El Pacto Hist¨®rico de Petro perdi¨® por todas partes. Gal¨¢n se convirti¨® en el alcalde de Bogot¨¢ con un 49% clar¨ªsimo, unificador, que hace 25 a?os no se ve¨ªa. Y no solo sucedi¨® porque las elecciones fueron tan limpias, y porque la izquierda se parti¨® en mil pedazos, y porque la gente est¨¦ harta de que su peor problema sean los pol¨ªticos, sino porque Colombia no comenz¨® en agosto del a?o pasado.
El cifrado e inescrutable de Petro sigue siendo, en la mejor de sus versiones, el congresista que se atrevi¨® a denunciar con pruebas el paramilitarismo, el ¨²ltimo de una larga cadena de l¨ªderes perseguidos hasta la aniquilaci¨®n por una clase pol¨ªtica violenta e implacable, el restaurador de s¨ªmbolos enterrados por los fascismos, el int¨¦rprete de nuestra historia retorcida que ha sabido poner en marcha varias reivindicaciones pendientes. Pero las gentes de izquierda que visitaban el apartamento en el que crec¨ª, que vivieron en carne propia las represiones del Frente Nacional, el Estatuto de Seguridad y las fuerzas oscuras de la derecha, ser¨ªan las primeras en decirle ¨Cse los escuch¨¦ hace poco¨C que est¨¢ desaprovechando la presidencia progresista que jam¨¢s iba a ocurrir. Resulta importante que ante los resultados de ayer, y con el milagro de la Constituci¨®n de 1991 y la fortuna de los acuerdos del Teatro Col¨®n en mente, recuerde la lucha de esa parte del establecimiento que ha sido capaz de reformarse, de ahondar la democracia y de construir una cultura de paz.
Gal¨¢n, el alcalde electo, hace parte de esa tradici¨®n liberal, centrista, que uno no puede negar. Pegu¨¦ una calcoman¨ªa de su padre en la pared de mi habitaci¨®n, en la campa?a presidencial de 1982, porque fue el primer pol¨ªtico que me pareci¨® de verdad: ¡°Es que dice lo que piensa¡±, me explic¨® mi pap¨¢, ¡°y es como se ve¡±. En los d¨ªas anteriores a la primera elecci¨®n popular de alcaldes, en marzo de 1988, mi hermano y yo vimos su cordura y su autoridad abordo de un cami¨®n en el que iba con el candidato al que estaba respaldando, y que luego perdi¨®. Habr¨ªa querido elegir a ese valiente que parec¨ªa as¨ª de aut¨¦ntico, al Luis Carlos Gal¨¢n que repet¨ªa ¡°?ni un paso atr¨¢s!, ?siempre adelante!¡±, pero fue asesinado cinco a?os antes de la primera vez que yo pude votar. Su hijo pas¨® una d¨¦cada en aquel partido galanista, Cambio Radical, que se fue convirtiendo en un refugio de pol¨ªticos turbios. Pero mal que bien est¨¢ cumpliendo cinco a?os fuera de esa madriguera. Y su sentido com¨²n, y su esp¨ªritu conciliador, y su vocaci¨®n a sacudirse las ma?as de los l¨ªderes criollos, le han dado la alcald¨ªa.
Todo ciudadano est¨¢ en su derecho de mentirse. Pero desde este domingo 29 de octubre de 2023 tambi¨¦n puede aceptar que Gal¨¢n pronunci¨® un sensato discurso de la victoria en el que reconoci¨® a sus rivales, declar¨® obsoleta la pol¨ªtica que se reduce a carrera de sacos para ver ¡°qui¨¦n corta la cinta¡±, anunci¨® una batalla contra el crimen del hambre, prometi¨® un gobierno desde la calle que devuelva el brillo a la impopular defensa de la democracia, invit¨® a ejercer la cr¨ªtica sin temores porque el centrismo trata de ver en la cr¨ªtica una forma de la lealtad, renunci¨® a la costumbre pobre de usar el espejo retrovisor para lavarse las manos, entendi¨® el metro maldito de Bogot¨¢, s¨ªmbolo de una sociedad que suele derrumbar lo que levanta, como una oportunidad para ¡°construir sobre lo construido¡±, y record¨®, a quienes perdieron de vista semejante reivindicaci¨®n, que su compromiso tambi¨¦n es un compromiso con nuestra historia: ¡°Siempre, siempre, siempre con mi padre¡±, dijo.
Bol¨ªvar, el genuino candidato del petrismo que empez¨® su vida pol¨ªtica militando en el galanismo, el libretista que ha dejado hecha ¨Clo digo sin iron¨ªa¨C una investigaci¨®n en carne propia para una gran serie sobre una campa?a de aquellas, acept¨® la aplastante derrota sin titubeos y habl¨® de recoger los pedazos del Pacto Hist¨®rico, pero quiz¨¢s lo que haya que reconstruir, como pidiendo disculpas p¨²blicas, sea una izquierda que no sea saboteada por tantos fan¨¢ticos que confunden pactar con claudicar, hacer pol¨ªtica con traicionar. Petro, en su moderada alocuci¨®n de anoche, propuso a los elegidos trabajar en conjunto con el Gobierno nacional. Ojal¨¢ sepa leer el momento. Ojal¨¢ tenga claro que Gal¨¢n no arras¨® en las elecciones de ayer, en primera vuelta ni m¨¢s ni menos, porque este pa¨ªs sea incorregible o porque la derecha haya contraatacado como el imperio de La guerra de las galaxias, sino porque encarna nuestra valiosa tradici¨®n de reformistas desde adentro. Gal¨¢n es el hijo de Gal¨¢n. Y es ¨¦l mismo: el liberal que, de error en error en error, ha aprendido que el gobernante de tiempos de redes debe ser un ciudadano y no puede gobernar a su gente nom¨¢s.
Hace unos a?os me lo encontr¨¦ en un parque con su hija. Me pareci¨® que dice lo que piensa y que es como se ve.
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