¡°A mi hijo lo mataron a golpes¡±: el Ej¨¦rcito llama accidente a la muerte que los expertos se?alan de asesinato
El soldado Jean Carlos Trillos muri¨® en un cuartel en extra?as circunstancias. Los ex¨¢menes de medicina legal y los forenses apuntan a que fue a causa de una golpiza
El d¨ªa que Jean Carlos Trillos muri¨®, tom¨® sentido para su mam¨¢ el tatuaje que ¨¦l ten¨ªa en su hombro izquierdo: una mujer llorando y m¨¢s abajo, su nombre. ¡°Quiz¨¢ era yo, porque ¨¦l siempre dec¨ªa que he sufrido mucho¡±, recuerda Yaneida Padilla. La imagen fue para ella una suerte de presagio de lo que ha sido su vida los ¨²ltimos dos a?os, desde el 18 de noviembre de 2021. Ese d¨ªa recibi¨® una llamada en la que un militar le dijo que su hijo hab¨ªa sufrido un grave accidente en el Batall¨®n de Infanter¨ªa Antonio Ricaurte, en Aguachica (Cesar), donde prestaba servicio militar. Falleci¨® d¨ªas despu¨¦s. Yaneida nunca confi¨® en esa versi¨®n de la muerte de su hijo y desde entonces busca probar que a Jean Carlos lo mataron a golpes. Los forenses que han revisado las pruebas respaldan esa conclusi¨®n.
Siguiendo una incombustible necesidad de verdad y justicia, hace un a?o Yaneida tom¨® lo poco que ten¨ªa y, con sus hijas menores, dej¨® Bucaramanga, donde hab¨ªa hecho su vida los ¨²ltimos 20 a?os. All¨ª todo le recordaba a Jean Carlos. El barrio donde jug¨® siendo ni?o y la barber¨ªa en la que trabaj¨® mientras pod¨ªa seguir los pasos de su pap¨¢: hacer una carrera militar. Se mud¨® a Aguachica, muy cerca del Batall¨®n. Trabaja en lo que puede ¡ªhaciendo empanadas, trabajando por d¨ªas en tiendas, rebusc¨¢ndose¡ª, concentrada en probar que su hijo no sufri¨® un accidente.
Alquil¨® una peque?a casa en la que faltan paredes para colgar m¨¢s retratos de su ni?o. En todas las fotograf¨ªas a Jean Carlos se le ve sonriente. As¨ª quiere recordarlo su madre, pese a que la imagen de su cuerpo lacerado la persigue. Se tatu¨® su nombre bajo la clav¨ªcula izquierda, en el lado del coraz¨®n. No hay d¨ªa en que en la familia Padilla no se hable de ¨¦l. Naslyn, de 14 a?os, y que al inicio se negaba a mudarse, se ha vuelto c¨®mplice de su madre. La adolescente atesora una camiseta con el rostro de su hermano. La usa orgullosa para una entrevista con EL PA?S, en la que rememora lo ¨²ltimo que habl¨® con el joven. ¡°Hermanita, la quiero y la extra?o mucho¡±, le dijo en una llamada por su cumplea?os.
***
Antes de la muerte de Jean Carlos, mientras estaba en cuidados intensivos, el comando de la Quinta Brigada del Ej¨¦rcito, a la que pertenece el batall¨®n, hizo p¨²blica su versi¨®n de lo ocurrido. ¡°El Ej¨¦rcito Nacional se permite informar que en la base militar del Juncal, ubicada en el municipio de Aguachica, uno de nuestros hombres, Jean Carlos Trillos Padilla, sufri¨® una ca¨ªda en actividades propias del servicio, producto de la misma, le gener¨® una contusi¨®n en su cabeza¡±, se lee en un comunicado de prensa del 19 de noviembre de 2021.
Semanas despu¨¦s, el Ej¨¦rcito le hizo llegar a la familia un video. En ¨¦l, un soldado le habla a la c¨¢mara y act¨²a como si fuera Jean Carlos. Explica que el joven iba trotando, se tropez¨® con una cuerda a la altura de los hombros y cay¨® de frente.
A Yaneida le pareci¨® una burla. A Ismael Trillos, el pap¨¢ Jean Carlos y expareja de Yaneida, tambi¨¦n. Cuenta que pocas horas antes de que les avisaran sobre el supuesto accidente, su hijo lo llam¨® y le dijo que un suboficial, el sargento viceprimero Pab¨®n, lo hab¨ªa maltratado. ¡°Me insult¨® y me peg¨® calvazos¡±.
¡ªNo le d¨¦ papaya. No vaya a responder mal. Cualquier cosa, me llama.
Pasadas las cinco de la tarde, recuerda, recibi¨® una nueva llamada:
¡ªP¨®ngame una recarga urgente (a su celular prepago), que necesito enviarle unos videos.
La comunicaci¨®n se cort¨®. Los videos nunca llegaron. Un par de horas despu¨¦s, Ismael recibi¨® otra llamada, la fat¨ªdica.
Por su grave estado, Jean Carlos fue internado en el Hospital Universitario de Bucaramanga, donde dur¨® tres d¨ªas en coma. Yaneida narra que siempre estuvo custodiado por varios militares y que solo ella pudo entrar a verlo. En esas visitas los m¨¦dicos le advirtieron informalmente que la muerte no era accidental.
En el reporte de Medicina Legal consta la declaraci¨®n que dio el subdirector m¨¦dico del hospital, Carlos Ibarra. Afirm¨® que Jean Carlos ingres¨® al centro m¨¦dico ¡°con urgencia vital y en muy malas condiciones. Se evidenci¨® un trauma craneoencef¨¢lico y un hematoma a nivel de sistema nervioso central con contusiones a nivel de cuello¡±.
Yaneida recuerda que en la funeraria le sugirieron lo mismo que en el hospital. Los grandes moretones en el cuello y en el rostro eran tan severos que ni el maquillaje del cad¨¢ver logr¨® ocultarlos.
Esos se?alamientos, manifiesta Yaneida, respaldaban lo que su intuici¨®n ya avizoraba: ¡°Mi coraz¨®n de madre me dec¨ªa que no hab¨ªa sido una ca¨ªda. Lo detall¨¦ todo la primera vez que lo vi en el hospital. Sus manos, sus piernas, sus brazos. En la cara ten¨ªa morados por todos lados, menos donde supuestamente debi¨® tener heridas por el golpe. Para m¨ª esa versi¨®n nunca tuvo sentido¡±.
Para Carlos Vald¨¦s, m¨¦dico forense y exdirector nacional de Medicina Legal, tampoco lo tiene. Tras revisar el dictamen oficial de los m¨¦dicos legistas, asegura que este no concuerda con el video que envi¨® el Ej¨¦rcito a la familia. El golpe que refiere el informe ¡ªel trauma craneoencef¨¢lico contundente, en la jerga m¨¦dica¡ª es m¨¢s potente que el que produce una ca¨ªda desde su altura. ¡°La herida proviene de una energ¨ªa m¨¢s fuerte. Podr¨ªa ser la que deja un golpe con la culata de un fusil¡±, explica.
Resalta que todas las contusiones se ubican en el lado izquierdo del cuerpo, como si hubiera ca¨ªdo sobre ¨¦l, pero que el documento se?ala tambi¨¦n una equimosis en la mejilla derecha, del lado opuesto, que dif¨ªcilmente ocurrir¨ªa en una ca¨ªda que golpee el otro costado. ¡°Una equimosis es b¨¢sicamente el color morado que se presenta, puede ser, por una cachetada¡±.
Un diagn¨®stico semejante hace Juan Mario Tob¨®n, abogado penalista con amplia experiencia en la materia. ¡°Es muy poco probable que una persona corriendo, aun enred¨¢ndose un cable en el cuello, se caiga y se produzca una lesi¨®n de tremenda contundencia. Esa se produce m¨¢s f¨¢cilmente por un golpe con un objeto contundente, como la cacha de un fusil¡±. Agrega: ¡°La descripci¨®n de la ca¨ªda no explica otras lesiones en la cara y en los dientes, que se explican m¨¢s por golpes directos a la persona¡±.
Durante este tiempo, Yaneida se ha visto tan sumida en la tristeza que lleg¨® a contemplar que era m¨¢s f¨¢cil gestionar el dolor asumiendo que s¨ª, que hubo un accidente. Sin embargo, hace alrededor de seis meses recibi¨® un mensaje an¨®nimo en sus redes sociales que reaviv¨® su lucha. En ¨¦l le dec¨ªan que a Jean Carlos lo hab¨ªan matado por grabar a un sargento que se robaba los v¨ªveres destinados a la tropa y los vend¨ªa fuera del batall¨®n. ¡°En su tel¨¦fono ten¨ªa pruebas contra el sargento (...). Ya estoy afuera y decid¨ª decirle a usted que eso lo mandaron hacer¡±, se lee en el mensaje que le revel¨® que a los espectadores del crimen les dieron dinero para callarlos y que el sargento fue trasladado a otra unidad militar.
Inicialmente el remitente le manifest¨® varias veces a Yaneida que le daba miedo testificar. Pasaron unas semanas y finalmente se anim¨® aludiendo a que tambi¨¦n quer¨ªa justicia para su lanza, como se les llama a los amigos en el argot militar. Ante un notario de Aguachica dio su versi¨®n de los hechos. ¡°Se lo llevaron a una bah¨ªa y all¨¢ lo cascaron. Hay personas que tienen videos (...). Lo mataron ah¨ª dentro del batall¨®n porque movieron el cuerpo del ¨¢rbol y lo trajeron hasta la garita¡±, consta la declaraci¨®n que EL PA?S conoci¨®. ¡°Yo quiero que se sepa la verdad. El sargento nos ha amenazado. Hay otros compa?eros fuera de m¨ª que podr¨ªan hablar, pero tienen miedo¡±, a?adi¨® el testigo, cuya identidad se mantiene en reserva por petici¨®n suya, pues manifiesta que ha sufrido seguimientos y amenazas.
Una justicia lejana
¡°No voy a descansar hasta saber qui¨¦n hizo esto¡±, reitera Yaneida, empecinada. Ha recolectado pruebas por su cuenta y busca as¨ª empujar los procesos judiciales que inici¨® reci¨¦n falleci¨® su hijo y que a hoy, no muestran mayores avances. Miguel Navarro, abogado particular de la familia Trillos, interpuso una denuncia penal por homicidio doloso (asesinato premeditado) contra varios militares de la base, incluyendo el sargento Pab¨®n. Tambi¨¦n present¨® una demanda administrativa para que el Estado repare a los padres de Jean Carlos por los da?os y perjuicios que han sufrido.
Navarro explica que la denuncia penal no ha progresado porque ¡°el fiscal a cargo del caso alega que no suele estar en Barrancabermeja (Santander), adonde trasladaron el caso, y su asistente tiene mucho trabajo¡±. El retraso es tal que ¨®rdenes emitidas por la Fiscal¨ªa en 2022, varias de ellas tan esenciales como son los interrogatorios a compa?eros y superiores de Jean Carlos, o incluso la revisi¨®n de su celular, todav¨ªa no se han realizado. Solo en el proceso administrativo hay escasos adelantos. El pasado 18 de octubre se llev¨® a cabo una de las primeras audiencias dentro del caso, en la que entrevistaron al comandante del batall¨®n.
Adem¨¢s de esos dos procesos, cuando se da una muerte en una unidad militar, se inicia una investigaci¨®n disciplinaria interna. Al respecto, la Direcci¨®n de Comunicaciones Estrat¨¦gicas del Ej¨¦rcito le respondi¨® a EL PA?S que el batall¨®n hizo indagaciones en la base y que ¡°despu¨¦s de surtidas las etapas procesales, para el d¨ªa 16 de junio de 2022, se orden¨® el archivo de las diligencias¡±.
Ana Mar¨ªa Rodr¨ªguez, directora de la Comisi¨®n Colombiana de Juristas y quien tiene experiencia en asesinatos en las Fuerzas Militares, se?ala que, tras dos a?os el proceso penal, deber¨ªa encontrarse m¨¢s avanzado. ¡°Con la informaci¨®n que hemos conocido consideramos, que al menos ya deber¨ªa haber una imputaci¨®n en el proceso penal. Desafortunadamente hay pruebas que no se han pedido o practicado que permitir¨ªan establecer con mayor claridad la eventual participaci¨®n de militares en los hechos¡±, sostiene.
Aunque la justicia parece inalcanzable, la tenacidad de Yaneida ha logrado cambios. A su batalla se sum¨® su mam¨¢, la abuela de Jean Carlos y quien lo cri¨® algunos a?os, Mar¨ªa del Carmen Felizzola. Vive en Bucaramanga y hace equipo con su hija para insistir ante los operadores de justicia. Pese a que por salud le cuesta caminar grandes distancias, se las arregla. A veces en muletas, y sin mucho conocimiento en derecho, visita regularmente al abogado que las representa y lo llena de preguntas: ¡°?Qu¨¦ ha pasado? ?Qu¨¦ han dicho? ?Por qu¨¦ no sabemos nada? ?Cu¨¢nto tiempo m¨¢s?¡±, lo cuestiona.
La mayor¨ªa de veces ha salido de la oficina frustrada. Pero ha convertido esa actividad en una excusa para visitar semanalmente la tumba de Brayitan, como lo llamaban de cari?o. Es una rutina casi religiosa: compra una corona de flores frente al cementerio, camina entre cientos de sepulcros, limpia la l¨¢pida, pone los arreglos y, casi siempre, se ahoga en l¨¢grimas mientras palpa el nombre inscrito en m¨¢rmol.
¡ªMe mataron a mi nieto y nadie dice nada. Cada vez que pienso en ¨¦l, lloro como el primer d¨ªa.
Las dos mujeres dicen que necesitan la verdad para tramitar un duelo, que sienten inconcluso. Se declaran dispuestas a todo por alcanzarla. Cuando sus conocidos les preguntan si les da temor enfrentarse al Ej¨¦rcito, Yaneida responde tajante: ¡±Cuando mi hijo muri¨®, perd¨ª el miedo¡±. Su mam¨¢, con el mismo temple, la complementa: ¡°El Estado debe responder porque ¨¦l estaba sirvi¨¦ndole a la patria¡±. Yaneida duerme poco y llora mucho, pero para sus hijos es un ejemplo de fortaleza. ¡°Nadie puede con mi mam¨¢¡±, opina Naslyn, que la impulsa a seguir. La valent¨ªa se ha contagiado al resto de la familia.
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