Los gremios, al carajo
El cuentico de que ¡°el mercado privado hasta donde sea posible y el Estado hasta donde sea necesario¡± no le rima al presidente Petro. Para ¨¦l, la vaina es al rev¨¦s
Es evidente que los representantes de los gremios han sido protagonistas en los debates con el Gobierno Nacional, y sus cr¨ªticas a las reformas en los medios de comunicaci¨®n y en el Congreso ¨Dcuando les dan la oportunidad¨D han sido severas y, aunque respetuosas, muy reiterativas. Es por eso que a la Administraci¨®n se le llen¨® la copa con la ANDI y con FENALCO, y ha resuelto coger el toro por los cachos: reunirse en persona con los empresarios.
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Es evidente que los representantes de los gremios han sido protagonistas en los debates con el Gobierno Nacional, y sus cr¨ªticas a las reformas en los medios de comunicaci¨®n y en el Congreso ¨Dcuando les dan la oportunidad¨D han sido severas y, aunque respetuosas, muy reiterativas. Es por eso que a la Administraci¨®n se le llen¨® la copa con la ANDI y con FENALCO, y ha resuelto coger el toro por los cachos: reunirse en persona con los empresarios.
El encuentro ¨Dprevisto en Cartagena, organizado por la mujer maravilla Laura Saravia y presidido por la primera dama, con almuerzo incluido¨D pod¨ªa haber tenido un men¨² equ¨ªvoco, dependiendo de los manjares. Una cosa es si se sirve carne sin hueso, muy atractivo plato; otra, si, por el contrario, la bandeja es de conejo desmenuzado. El souffl¨¦ sali¨® bien, no se desinfl¨® a pesar de haber servido con alg¨²n retraso.
El asunto no es de poca monta, porque el presidente, como es natural, tiene la iniciativa. Para eso gan¨® las elecciones presidenciales. ?l es un convencido de que las platas p¨²blicas deben ser manejadas por el Estado y no por los particulares. Por tanto, el papel de la empresa privada queda muy reducido. Es el tama?o del Estado lo que separa a las partes.
El cuentico de que ¡°el mercado privado hasta donde sea posible y el Estado hasta donde sea necesario¡± no le rima al presidente Petro. Para ¨¦l, la vaina es al rev¨¦s: el Estado hasta donde sea posible y a los privados lo que sobre ¡ªdicho de una manera menos abrupta, lo que sea estrictamente necesario¨D. De ah¨ª la dificultad de consensuar. La estrategia consiste en jugar limpio sin acuerdos, como dijo el peri¨®dico El Espectador: canales para un di¨¢logo franco. Y se logr¨® un buen resultado.
El presidente Petro hizo una minialocuci¨®n ¨Dcaracter¨ªstica muy escasa en el jefe del Estado¨D para dar un parte de tranquilidad, de armon¨ªa, de buen ambiente en una sola palabra. Se armaron unas mesas encargadas de trabajar conceptos fundamentales para tratar temas concretos sobre educaci¨®n, productividad de la tierra, desarrollo de la econom¨ªa popular, inclusi¨®n territorial ¡ªen especial del Pac¨ªfico, la Orinoqu¨ªa y La Guajira¡ª e inclusi¨®n financiera. La fotograf¨ªa lo dice todo. Caras optimistas sin gremios, sin pol¨ªticos. Se habla de un di¨¢logo nacional.
Un panorama econ¨®mico complicado, muy cercano a una recesi¨®n, hace inevitable la aplicaci¨®n de un brusco movimiento de aceleraci¨®n de construcci¨®n de vivienda y de infraestructura p¨²blica. En ese escenario es indispensable la mano de los privados.
La propuesta de eliminar la regla fiscal es jugar con candela. Los propios ministros de Hacienda de esta Administraci¨®n lo saben a pies juntillas. El ministro Bonilla se vio a gatas para se?alar que hab¨ªa que flexibilizarla. ¡°La regla nos deja unas restricciones muy fuertes porque, tal como est¨¢ dise?ada, le da prioridad al pago de la deuda p¨²blica y no a la inversi¨®n p¨²blica¡±. El consumo, la cartera bancaria y la inversi¨®n muestran un descenso preocupante. La asociaci¨®n de Ecopetrol con PDVSA levant¨® una polvareda de dudas y rechazos que desplazaron las inquietudes sobre la paz total. Un clavo saca otro clavo. Por lo pronto, se necesita el visto bueno de Estados Unidos, porque la petrolera venezolana est¨¢ en la lista Clinton.
Los gremios y el partido de los economistas son vistos por los amigos del Pacto Hist¨®rico como ¡°tradicionalistas¡±, mientras ellos se autoproclaman progresistas. As¨ª como los jefes de los partidos fueron enviados al cuarto de San Alejo, ahora los gremios y los economistas se van al carajo.
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