Condenado a 40 a?os de c¨¢rcel el expolic¨ªa que asesin¨® a Javier Ord¨®?ez
Un juzgado de Bogot¨¢ sentenci¨® a Harby Dami¨¢n Rodr¨ªguez por el asesinato y la tortura del estudiante de Derecho, una muerte que desat¨® el caos en Bogot¨¢ en 2020
La jornada de protesta m¨¢s violenta de la historia reciente de la capital colombiana tuvo este martes un aparente desenlace. El expatrullero de polic¨ªa Harby Dami¨¢n Rodr¨ªguez fue condenado a 40 a?os de prisi¨®n por el asesinato y la tortura a Javier Ord¨®?ez, quien falleci¨® en la noche del 8 de septiembre de 2020. Un juez penal especializado de Bogot¨¢ encontr¨® que el expolic¨ªa es responsable de homicidio agravado y tortura agravada, dos de los delitos m¨¢s graves de la legislaci¨®n colombiana. La conden...
La jornada de protesta m¨¢s violenta de la historia reciente de la capital colombiana tuvo este martes un aparente desenlace. El expatrullero de polic¨ªa Harby Dami¨¢n Rodr¨ªguez fue condenado a 40 a?os de prisi¨®n por el asesinato y la tortura a Javier Ord¨®?ez, quien falleci¨® en la noche del 8 de septiembre de 2020. Un juez penal especializado de Bogot¨¢ encontr¨® que el expolic¨ªa es responsable de homicidio agravado y tortura agravada, dos de los delitos m¨¢s graves de la legislaci¨®n colombiana. La condena, sin embargo, tiene un tono ¡°agridulce¡± para la familia de Javier, ya que el expatrullero se encuentra pr¨®fugo de la justicia desde hace varios meses.
Aquel d¨ªa, el video en el que qued¨® documentada la agresi¨®n se hizo viral. ?l aparec¨ªa tirado en el suelo, sometido por dos polic¨ªas. ¡°Por favor, por favor¡±, dec¨ªa Javier, inst¨¢ndolos a que pararan, mientras lo reduc¨ªan en el suelo. Uno de ellos era Juan Camilo Lloreda, quien asumi¨® su responsabilidad cuando el proceso iniciaba y fue condenado a 20 a?os de c¨¢rcel en abril de 2021. El otro era Rodr¨ªguez, quien inicialmente tambi¨¦n se hab¨ªa acogido al arreglo, pero luego se retract¨® y se declar¨® inocente. El proceso en su contra sigui¨® su curso y este martes la justicia dict¨® sentencia.
La muerte de Ord¨®?ez, un hombre de 43 a?os al que le faltaba un examen para convertirse en abogado ¡ªtambi¨¦n era ingeniero aeron¨¢utico¡ª, desencaden¨® al d¨ªa siguiente una jornada de protestas de gran magnitud, conocida como el 9-S. Miles de personas salieron a las calles a manifestarse contra el acto de violencia policial. Las im¨¢genes tambi¨¦n mostraban a los polic¨ªas haciendo varias descargas con una pistola el¨¦ctrica o ¡®taser¡¯, un arma etiquetada como ¡°no letal¡±, pero que si es mal utilizada puede ocasionar un gran da?o f¨ªsico. Juan David Uribe, un amigo que presenci¨® la escena, habr¨ªa de relatar: ¡°El polic¨ªa la emprende contra ¨¦l, le meten como 5 o 6 choques el¨¦ctricos. El ¨²ltimo se lo dejan demasiado tiempo¡±.
En medio de las restricciones decretadas por la pandemia de COVID-19, Javier Ord¨®?ez estaba en su apartamiento tomando licor con algunos amigos. Salieron a comprar m¨¢s bebidas a una tienda. Una patrulla los detuvo y les pidi¨® sus documentos. La tensi¨®n escal¨® y tanto Ord¨®?ez como Wilder Andr¨¦s Salazar, un amigo que lo acompa?aba, fueron subidos a un veh¨ªculo policial y conducidos al CAI (Comando de Atenci¨®n Inmediata) del barrio Villa luz, en el noroccidente de la ciudad. El coronel Alexander Amaya dijo que la Polic¨ªa lleg¨® a atender una ri?a, y el patrullero Lloreda apunt¨® en ese mismo sentido: asegur¨® que Ord¨®?ez los hab¨ªa increpado. Pero los testigos se?alaban que Javier ni fue agresivo ni estaba armado.
Durante una posterior sesi¨®n en el Congreso, la representante del Partido Verde Katherine Miranda ampli¨® el testimonio de Salazar, quien dijo que ¡°los polic¨ªas nunca se detuvieron. Le golpearon en varias oportunidades en el rostro, y segu¨ªan con la pistola ¡®taser¡¯, pero las descargas ya no se la hac¨ªan sobre la ropa, porque ¨¦l ya ten¨ªa la camiseta desgarrada. Se las hac¨ªan sobre la piel¡±.
En el relato, Salazar cuenta que en el CAI los polic¨ªas nunca lo ayudaron. ¡°Solo se acercaron para agredirlo f¨ªsica y verbalmente. Llegan muchos m¨¢s polic¨ªas, tal vez cuatro o cinco, no estoy seguro de la cantidad, pero eran varios. Entran al CAI, ven a mi amigo Javier en el piso, esposado. Me ven a m¨ª contra la pared, esposado, ven que lo est¨¢n lastimando y no le prestan ayuda. No lo ayudan¡±. Cuando finalmente Javier fue llevado a la Cl¨ªnica Santa Mar¨ªa del Lago, en la madrugada del 9 de septiembre, los m¨¦dicos confirmaron lo que ¨¦l ya present¨ªa: que su amigo hab¨ªa llegado muerto.
La ira al d¨ªa siguiente se enfoc¨® en los CAI, peque?as infraestructuras barriales de la Polic¨ªa de las que hay cientos repartidas por la ciudad. Varias zonas se convirtieron en un campo de batalla. Polic¨ªas y ciudadanos se enfrentaban con una violencia que incluso superaba la vivida en el estallido social de finales de 2019. Las autoridades utilizaron armas de fuego y apuntaron a quemarropa. Supuestos ¡°polic¨ªas uniformados o presuntos polic¨ªas vestidos de civil¡± ¡ªseg¨²n denunci¨® la misma alcaldesa Claudia L¨®pez¨D participaron en la respuesta. Por su parte, la Polic¨ªa se?alaba que los ataques hac¨ªan parte de un presunto operativo organizado por grupos urbanos de izquierda y organizaciones subversivas. En Bogot¨¢ reinaba el caos.
La situaci¨®n dejaba en evidencia las tensiones entre la Polic¨ªa y la ciudadan¨ªa, que se ven¨ªan evidenciando desde las protestas de 2019 y que hab¨ªan aumentado con las restricciones por la pandemia. En ese momento, los uniformados tuvieron una carga aumentada de tareas vinculadas con el cerco epidemiol¨®gico; con un pie de fuerza reducido y escasa capacitaci¨®n, recibieron un mayor poder. Lo ejercieron frente a una poblaci¨®n cansada y frustrada en medio de la crisis econ¨®mica y social generada por el confinamiento.
Se calcula que al menos 14 personas murieron y cerca de 140 resultaron heridas en la jornada; m¨¢s de la mitad eran polic¨ªas. La ola de violencia se extendi¨® a Cali y a Medell¨ªn. El an¨¢lisis de las causas de la muerte de Ord¨®?ez evidenci¨® que sufri¨® nueve fracturas de cr¨¢neo y que uno de sus ri?ones hab¨ªa estallado. Esto llev¨® a que la Fiscal¨ªa argumentara que hab¨ªa sido golpeado con sevicia. Tras las protestas, la Polic¨ªa y el Gobierno de Iv¨¢n Duque anunciaron reformas para evitar y sancionar los abusos policiales.
El general Gustavo Moreno, entonces director encargado de la Polic¨ªa Nacional, pidi¨® disculpas en nombre de la instituci¨®n, y en su momento varios medios informaron que la familia hab¨ªa aceptado el gesto. Sin embargo, al ser consultados por este peri¨®dico aseguran que aunque el alto mando de la Polic¨ªa s¨ª les pidi¨® perd¨®n, ellos simplemente lo escucharon, mas no se sintieron reparados. Menos ahora, cuando uno de los expatrulleros aprovech¨® el beneficio de la casa por c¨¢rcel que le otorg¨® la justicia para darse a la fuga.
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