La reforma del antiguo ESMAD se estanca en un camino repleto de obst¨¢culos
La promesa del Gobierno de Gustavo Petro de reestructurar el escuadr¨®n antidisturbios no se ha concretado en cambios en la actividad cotidiana de la unidad, ahora llamada UNDMO. Las organizaciones sociales a¨²n dialogan con el Ejecutivo sobre c¨®mo implementar una resoluci¨®n de marzo
Los colombianos a¨²n hablan del ESMAD (Escuadr¨®n M¨®vil Antidisturbios) cuando se refieren a la presencia policial en una protesta. La antigua fuerza de choque ha quedado grabada en la memoria de muchos como un sin¨®nimo de gases lacrim¨®genos y enfrentamientos violentos, sobre todo despu¨¦s de los abusos e incluso cr¨ªmenes cometidos durante las manifestaciones masivas que agitaron el pa¨ªs entre 2019 y 2021. No parece importar que hace un a?o el Gobierno de Gustavo Petro reemplazara al escuadr¨®n por una nueva Unidad de Di¨¢logo y Mantenimiento del Orden (UNDMO). El antiguo ESMAD se resiste a desaparecer. Y no solo porque el nuevo nombre es poco conocido y m¨¢s dif¨ªcil de pronunciar, sino porque la reforma se ha estancado en un camino repleto de obst¨¢culos.
El nuevo Gobierno no tard¨® en poner en marcha la reforma cuando lleg¨® al poder el pasado agosto. Aunque ya hab¨ªa quedado atr¨¢s la idea original de desmantelar el ESMAD por completo, era prioritario para el Ejecutivo se?alizar un cambio hacia una pol¨ªtica m¨¢s humanista. Henry Sanabria, el primer jefe de polic¨ªa de Petro, anunci¨® en sus primeros d¨ªas en el cargo que el escuadr¨®n pasar¨ªa a llamarse Unidad de Di¨¢logo y Acompa?amiento a la Manifestaci¨®n P¨²blica, un nombre similar al actual. Tendr¨ªa grupos de polic¨ªas especializados en mediaci¨®n, vestidos con un nuevo uniforme azul y blanco y separados del resto de sus colegas. Incluso las tanquetas cambiar¨ªan para lucir los colores menos agresivos de los nuevos agentes.
La reglamentaci¨®n reci¨¦n lleg¨® en marzo de 2023, ocho meses despu¨¦s de que Petro llegara al poder. La resoluci¨®n 1091 oficializ¨® el cambio de nombre a UNDMO ¡ªya utilizado desde 2022¡ª, nuevos protocolos y la llegada de grupos especializados en el di¨¢logo con los manifestantes. Sanabria la firm¨® unos d¨ªas antes de dejar el cargo, cuestionado por un fanatismo religioso que no encajaba en el primer Gobierno de izquierda de la Colombia contempor¨¢nea. Sin embargo, el documento tambi¨¦n evidenciaba que el proceso reci¨¦n comenzaba y que muy poco hab¨ªa avanzado hasta entonces. M¨¢s all¨¢ del cambio de nombre, los equipos de di¨¢logo a¨²n no exist¨ªan y los protocolos no estaban definidos. Ni siquiera los uniformes hab¨ªan cambiado.
Unas semanas despu¨¦s, en junio, la Mesa por la Reforma Policial ¡ªintegrada por una veintena de redes y organizaciones sociales¡ª denunci¨® que los cambios eran cosm¨¦ticos y que el proceso no hab¨ªa contado con suficiente participaci¨®n de la sociedad civil. ¡°La nueva UNDMO, aunque sustituye el ESMAD, no desmonta la antigua estructura y pretende legitimar pr¨¢cticas abusivas y violatorias de derechos humanos¡±, expresaron en un comunicado. Los firmantes cuestionaron aspectos como la falta de precisiones sobre el uso de armas, la limitaci¨®n de los grupos de di¨¢logo a dos agentes por cada 25 de los tradicionales y la subordinaci¨®n que ten¨ªan los mediadores a los comandantes encargados del uso de la fuerza. ¡°Se mantiene el ¨¦nfasis en una noci¨®n reactiva pero no facilitadora y asertiva en la gesti¨®n de conflictos sociales¡±, concluyeron entonces. Tres meses despu¨¦s, la situaci¨®n no ha cambiado tanto.
Implementaci¨®n defectuosa
La implementaci¨®n de la resoluci¨®n 1091 apenas ha avanzado. Los grupos de di¨¢logo a¨²n no aparecen en las protestas, que siguen dominadas por gases lacrim¨®genos, tanquetas de propulsi¨®n de agua y balas de goma. Alejandro Rodr¨ªguez, coordinador del Observatorio de Violencia Policial de la oeneg¨¦ Temblores, comenta por tel¨¦fono que el monitoreo que realizan de las intervenciones no evidencia cambios estructurales. ¡°Hay una lejan¨ªa entre lo que dice la resoluci¨®n y lo que se est¨¢ llevando a cabo. UNDMO a¨²n dispara a los grupos de ciudadanos, sin di¨¢logo previo e incluso cuando ni siquiera ha habido brotes de violencia¡±, se?ala.
El cambio principal es que las cifras s¨ª muestran una reducci¨®n en casos de violencia policial en la administraci¨®n de Petro. Temblores y el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz) registraron solo 43 episodios de agresiones de UNDMO entre agosto de 2022 y julio de 2023 ¡ªincluyen un muerto y un caso de trauma ocular¡ª. Es una reducci¨®n del 67,9% con respecto al ¨²ltimo a?o del Gobierno conservador de Iv¨¢n Duque, que tuvo 134 casos de violencia de parte del ESMAD. Adem¨¢s, las fuentes consultadas coinciden en que ¡°hay menos voluntad de reprimir¡± en UNDMO y que los polic¨ªas esperan m¨¢s antes de reaccionar.
El problema es que la disminuci¨®n de casos de violencia no necesariamente refleja cambios estructurales. El primer a?o del Gobierno de Petro no ha tenido los niveles de movilizacion que hubo en el Paro Nacional de 2021 y las protestas han sido m¨¢s locales y dif¨ªciles de monitorear. Asimismo, Rodr¨ªguez enfatiza en que es problem¨¢tico que la menor predisposici¨®n a reprimir no est¨¦ consolidada en normas dentro de la Polic¨ªa. ¡°Esa voluntad termina dependiendo de la autoridad civil y de la coyuntura pol¨ªtica del pa¨ªs¡±, subraya. ¡°La reforma importa porque tiene que dar garant¨ªas de no repetici¨®n. Si en unos a?os la voluntad pol¨ªtica cambia, los protocolos en la Polic¨ªa deben ser los garantes con la ciudadan¨ªa¡±, agrega.
Paulina Farf¨¢n, polit¨®loga y secretaria general de la red Defender la Libertad, coincide en que la transformaci¨®n del ESMAD a UNDMO ¡°no se ha aterrizado en la pr¨¢ctica a la actividad cotidiana de las movilizaciones¡±. Seg¨²n explica, los detalles de la reforma a¨²n est¨¢n en discusi¨®n en mesas de di¨¢logo que mantienen las organizaciones con el Ministerio de Defensa y la Polic¨ªa. Cuenta que, ante los reclamos, la Polic¨ªa les ha dicho que ha habido problemas presupuestales para sacar adelante los equipos de mediaci¨®n. Tambi¨¦n comenta que no hay voluntad para dejar de utilizar balas de goma ¡ªotras alternativas ser¨ªan m¨¢s letales¡ª y que no hay consenso sobre la distancia desde la cu¨¢l los polic¨ªas deber¨ªan disparar.
¡°El di¨¢logo en s¨ª mismo ya constituye un avance, as¨ª no haya transformaciones tan grandes. Al menos hay una disposici¨®n de escuchar a la sociedad civil por primera vez en estos temas¡±, valora Farf¨¢n en una conversaci¨®n tel¨¦fonica. La activista destaca que el Ministerio de Defensa busca coordinar el proceso y que presiona a la Polic¨ªa para reformarse, aunque mantenga cierta timidez. Adem¨¢s, resalta que se han alcanzado algunos consensos: las armas no podr¨¢n usarse en modo autom¨¢tico y las balas de goma no deber¨¢n emplearse de manera indiscriminada para dispersar multitudes.
UNDMO no respondi¨® a las preguntas de este peri¨®dico al momento de publicar este art¨ªculo. Su directora, Alba Patricia Lancheros, se encuentra de viaje por trabajo hasta el mes que viene y no fue posible designar una vocer¨ªa alterna.
El desmonte ya no es una opci¨®n
La opci¨®n original de desmontar el ESMAD ya est¨¢ totalmente descartada, seg¨²n reconoci¨® el propio Sanabria cuando anunci¨® la creaci¨®n de la UNDMO. Juan Carlos Ruiz, profesor de la Universidad del Rosario, se?ala por WhatsApp que ¡°no hay polic¨ªa en el mundo que no tenga una divisi¨®n antimotines¡±. ¡°Es consustancial a las polic¨ªas, que se crearon en el siglo XIX para controlar a las masas, precisamente para utilizarse en protestas que se pod¨ªan convertir en disturbios¡±, subraya. Seg¨²n el experto, utilizar agentes ¡°del com¨²n¡± o militares puede producir a¨²n m¨¢s muertos. ¡°El miedo y la adrenalina pueden llevar a que act¨²en violentamente. Es mejor utilizar el ESMAD [UNDMO], que est¨¢ condicionado para eso, que es reclutado para eso y que realiza un seguimiento psicol¨®gico [de sus agentes]¡±, sostiene.
La secretaria general de la red Defender la Libertad coincide en que la ¨²nica opci¨®n es la reforma de la UNDMO. ¡°?Qu¨¦ pasa si desaparece este cuerpo? ?C¨®mo asumir¨¢ el Estado una respuesta frente a acciones de disturbios?¡±, se pregunta Farf¨¢n. ¡°Para nosotros ser¨ªa muy complejo que entren otros cuerpos de la Polic¨ªa, que s¨ª tienen armas letales. O que responda el Ej¨¦rcito, como sucede en otras partes de Colombia¡±, a?ade.
El desaf¨ªo, no obstante, es reformar una unidad que a¨²n carga con los abusos del ESMAD. Los agentes suelen quejarse de que los manifestantes los agreden o provocan, aun cuando ellos se mantienen quietos y no reaccionan. Recuperar la confianza de la comunidad es un proceso a largo plazo puede demorarse a?os o hasta d¨¦cadas.
Por otro lado, tambi¨¦n es dif¨ªcil cambiar la cultura organizacional dentro de la Polic¨ªa. Farf¨¢n cree que en los agentes a¨²n domina la visi¨®n de la poblaci¨®n como una amenaza: en las reuniones, seg¨²n la activista, ellos se?alaron que ¡°la sociedad colombiana es supremamente violenta¡±. Los cursos de protocolos y derechos humanos, que se realizan desde hace a?os, no alcanzan a cubrir las necesidades. ¡°Falta mucha formaci¨®n para los agentes, no es suficiente que los altos mandos est¨¦n informados sobre la nueva resoluci¨®n¡±, considera Farf¨¢n.
Disturbios en la Universidad Pedag¨®gica
La esquina de la calle 72 con carrera 11, en Bogotá, está habituada a las protestas constantes de estudiantes de la Universidad Pedagógica Nacional. El lunes, sin embargo, la violencia se desbordó. Los manifestantes tiraron piedras a los ventanales de la Parroquia Nuestra Señora de los Ángeles (La Porciúncula), al convento donde viven los religiosos y a un concesionario de carros. UNDMO reaccionó con gases lacrimógenos y chorros de agua a propulsión. Tras un par de horas de tensión, los manifestantes se dispersaron.
El sacerdote de La Porciúncula, Mario Wilson Ramos, comenta por teléfono que la UNDMO tardó en responder y no llegó con “la intención de imponer la fuerza y el maltrato” como en otras ocasiones. “Uno ve una actitud más civilizada. Y por eso la reacción se tarda más. Hasta entonces, todos estábamos sin saber qué hacer”, dice. Aunque enfatiza en la importancia del derecho a la protesta, señala que los daños a su iglesia podrían haber sido mayores si la UNDMO no hubiera intervenido. “Sentimos que la autoridad no puede ejercer porque se ve señalada. En tanto, no pasa nada con los que hacen los desmanes”, concluye.
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