Petro propone una ¡°constituyente¡± en pos de movilizar a sus bases
El activismo en las calles parece tener un papel fundamental en la meta de lograr una transformaci¨®n trascendental
?En qu¨¦ va la idea de una ¡°asamblea constituyente¡± que en medio de un discurso lanz¨® el presidente Gustavo Petro hace algo m¨¢s de una semana?
En primer lugar, y muy probablemente en un ejercicio de lo que se llama ¡°control de da?os¡±, la Presidencia ha procedido a diluir un poco la idea. A decir, por ejemplo, que con esta propuesta no se busca la reelecci¨®n del presidente, ni atravesarse en la discusi¨®n de las ¡°reformas sociales¡± que se est¨¢ dando en el Congreso, e incluso que con ella no se bus...
?En qu¨¦ va la idea de una ¡°asamblea constituyente¡± que en medio de un discurso lanz¨® el presidente Gustavo Petro hace algo m¨¢s de una semana?
En primer lugar, y muy probablemente en un ejercicio de lo que se llama ¡°control de da?os¡±, la Presidencia ha procedido a diluir un poco la idea. A decir, por ejemplo, que con esta propuesta no se busca la reelecci¨®n del presidente, ni atravesarse en la discusi¨®n de las ¡°reformas sociales¡± que se est¨¢ dando en el Congreso, e incluso que con ella no se busca cambiar la Constituci¨®n de 1991.
Es apenas comprensible que la Presidencia haya corrido con este ejercicio de control de da?os, dados los enormes riesgos que la formulaci¨®n original pod¨ªa traer al Gobierno, y dada tambi¨¦n la poca factibilidad pr¨¢ctica de la idea.
Sobre esto ¨²ltimo, hay que tener en cuenta que la convocatoria a una asamblea constituyente implica intervenci¨®n del Congreso, mayor¨ªas calificadas, y dos votaciones (una de ellas con un umbral elevado). Esto, para un Gobierno que ni siquiera logra que en el Congreso se aprueben sus proyectos legislativos ordinarios, y que celebra cuando su favorabilidad sube al 35%, no parece un escenario muy favorable.
Y es un escenario, adem¨¢s, que en el actual clima pol¨ªtico crea una alta probabilidad de que sean la derecha y la centroderecha las que terminen dominando una constituyente. Factor este que h¨¢bilmente aprovech¨® el ex vicepresidente Germ¨¢n Vargas Lleras cuando acogi¨® la idea como una oportunidad para medir fuerzas con el Gobierno, para reformar la Constituci¨®n de manera m¨¢s amigable al ideario de la derecha, e incluso para considerar la terminaci¨®n anticipada del periodo del presidente.
Con el paso de los d¨ªas la idea termin¨® transformada en un concepto no muy definido, que involucra escenarios de participaci¨®n comunitaria para la discusi¨®n de todo tipo de problemas, desde el cambio clim¨¢tico hasta la impunidad.
Y en esto, tal vez veremos un nuevo intento de parte del presidente por hacer realidad aquel ideal que le ha sido tan esquivo hasta ahora: el de una gran movilizaci¨®n popular en apoyo de sus reformas y de sus ideales de transformaci¨®n.
Ese anhelo se ha frustrado hasta ahora. En ya m¨¢s de cuatro ocasiones el Gobierno convoc¨® movilizaciones populares de apoyo a las reformas, con una respuesta en todos los casos frustrante. Ni siquiera el hecho de que en las ¨²ltimas ocasiones el Ejecutivo puso la log¨ªstica, el transporte, la organizaci¨®n, y la participaci¨®n cuasiobligatoria de sus funcionarios, sirvi¨® para producir una movilizaci¨®n capaz de tener efectos pol¨ªticos.
Y el ideal de dicha movilizaci¨®n parece tener un doble papel en la visi¨®n del presidente. Por un lado, ella ser¨ªa el instrumento pol¨ªtico que le permitir¨ªa gobernar a su manera, con sus ideas y con sus proyectos, sin tener que llegar a acuerdos con otros sectores pol¨ªticos que implicaran diluir un poco esos proyectos. Una gran movilizaci¨®n social, una gran exhibici¨®n de capital pol¨ªtico, era la manera de salir del dilema entre el apego a sus ideales (con pocas posibilidades pr¨¢cticas) y la negociaci¨®n pol¨ªtica en la que se ganan posibilidades pr¨¢cticas a cambio de diluir el ideario.
Parecer¨ªa tambi¨¦n tener un papel central en la concepci¨®n que el presidente tiene de s¨ª mismo como capit¨¢n hist¨®rico de la movilizaci¨®n popular para ser, junto con ella, el agente de una transformaci¨®n trascendental.
Pero dicha estrategia bien podr¨ªa estar basada en un error de c¨¢lculo. Ese error consiste en sobreestimar la inconformidad social tanto en sus dimensiones como en sus pretensiones. Y por esa misma v¨ªa, sobreestimar la victoria electoral de Petro como si ella fuera una manifestaci¨®n inequ¨ªvoca y s¨®lida de dicho sentir social. Y como si esa victoria, ese ¡°mandato popular¡± al que con tanta frecuencia se refiere el presidente, fuese un endoso incondicional de todas sus acciones, de todos sus prop¨®sitos, y en particular de todos sus proyectos de reforma legislativa.
Ese error bien podr¨ªa surgir, a su vez, de una sobreestimaci¨®n del ¡°estallido social¡± de abril y mayo de 2021, y de sus implicaciones pol¨ªticas estructurales. Parecer¨ªa ser que, tanto en la campa?a como en el Gobierno, la estrategia de Gustavo Petro se basara en asumir que ese sentir a¨²n est¨¢ vivo y est¨¢ ah¨ª, listo para activarse y hacerse sentir en apoyo de su Administraci¨®n.
Es probable que en los hechos de 2021, sin desestimar su importancia, hayan obrado muchos factores transitorios que hoy ya no est¨¢n all¨ª, en particular el impacto social, econ¨®mico y humano de la pandemia. Asumirlo entonces como un factor constante sobre el que pod¨ªa construirse una estrategia pol¨ªtica tan ambiciosa es, al final, un error de c¨¢lculo.
Un error que parece haber causado a veces la perplejidad del propio presidente, a quien hemos o¨ªdo preguntar y preguntarse por qu¨¦ la gente no sale a las calles. A la ministra de Trabajo le pregunt¨® en p¨²blico por qu¨¦ los trabajadores no estaban en las calles empujando sus reformas. ?D¨®nde est¨¢n los estudiantes? ?D¨®nde est¨¢n los j¨®venes? ?D¨®nde est¨¢n los campesinos?
Muchos temen que ese factor sea finalmente activado de forma artificial, mediante subsidios, contrataci¨®n con comunidades, y otros factores que den lugar a beneficiarios a los que luego se les pueda pedir salir a las calles. Yo alguna vez pens¨¦ que la estrategia ser¨ªa buscar esa activaci¨®n en el marco del proceso de paz con el ELN, con el pretexto de que la paz requiere reformas estructurales, y que ellas son necesarias incluso si hay que pasar por encima de los procedimientos institucionales.
Ese ¨²ltimo argumento, por naturaleza muy controversial, ser¨ªa apuntalado por las movilizaciones, que se presentar¨ªan como voluntad popular superior a esas instituciones por ser poder constituyente. La estructura del Ministerio de la Igualdad, que es bastante peculiar, parec¨ªa dise?ada para organizar este escenario. Un escenario para el cual la probabilidad parece ser baja, no solo por la inexistencia del factor estructural con el que ella cuenta (o al menos en las dimensiones en que ella necesita que exista), sino por la demostrada ineficacia operativa del Gobierno actual. Pero seguir¨¢ en el aire, y volver¨¢ una y otra vez, pues es central en la visi¨®n que el presidente parece tener del pa¨ªs y de s¨ª mismo.
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