Las dos caras de la paz total
Aunque la b¨²squeda de la paz es un prop¨®sito bienintencionado, el balance de la pol¨ªtica de Paz total implementada por el Gobierno de Gustavo Petro es muy negativo. Los grupos criminales siguen delinquiendo, y se est¨¢n fortaleciendo
La paz total tiene doble faz. Una buena y plausible que es el anhelo de paz, un principio constitucional, un derecho y un deber, paz entendida como el respeto por los derechos humanos y no una mera superaci¨®n de la contienda armada o como una tregua. Esta norma de la Constituci¨®n debe entenderse con el art¨ªculo subsiguiente, que establece ¡°una garant¨ªa de no repetici¨®n y con el fin de contribuir a asegurar el monopolio leg¨ªtimo de la fuerza y del uso de las armas por parte del Estado, y en particular por la fuerza p¨²blica, en todo el territorio se proh¨ªbe la creaci¨®n, promoci¨®n, instigaci¨®n, o...
La paz total tiene doble faz. Una buena y plausible que es el anhelo de paz, un principio constitucional, un derecho y un deber, paz entendida como el respeto por los derechos humanos y no una mera superaci¨®n de la contienda armada o como una tregua. Esta norma de la Constituci¨®n debe entenderse con el art¨ªculo subsiguiente, que establece ¡°una garant¨ªa de no repetici¨®n y con el fin de contribuir a asegurar el monopolio leg¨ªtimo de la fuerza y del uso de las armas por parte del Estado, y en particular por la fuerza p¨²blica, en todo el territorio se proh¨ªbe la creaci¨®n, promoci¨®n, instigaci¨®n, organizaci¨®n, instrucci¨®n, apoyo, tolerancia, encubrimiento o favorecimiento, financiaci¨®n o empleo oficial y/o privado de grupos civiles armados organizados con fines ilegales de cualquier tipo, incluyendo los denominados autodefensas, paramilitares, as¨ª como sus redes de apoyo, estructuras o pr¨¢cticas, grupos de seguridad con fines ilegales u otras denominaciones equivalentes¡±.
La otra faz de la paz total es mala y perversa. El balance es muy negativo. Los grupos ilegales se han fortalecido, tanto los que han participado en mesas de negociaci¨®n como los que la han abandonado, y aumentan en proporciones altas los ¨ªndices de criminalidad.
Con el ELN est¨¢ en el peor momento. La semana pasada Antonio Garc¨ªa escribi¨® en X: ¡°Mientras la contraparte solo busque nuestro aniquilamiento no ser¨¢ posible la paz¡±. Seg¨²n las autoridades, el ELN cuenta con un ej¨¦rcito de 6.158 unidades, de las cuales 1.300 est¨¢n en Venezuela. Gustavo Ni?o Furnieles, catedr¨¢tico y analista en seguridad, sostiene que el ELN ha logrado expandir su presencia territorial, operando actualmente en 231 municipios de Colombia. Su influencia es especialmente significativa en 20 departamentos, siendo Arauca, Norte de Santander, Choc¨® y el Cauca los m¨¢s destacados. Durante este periodo, el ELN ha mantenido un perfil bajo en enfrentamientos directos con el Estado, utilizando esta estrategia para consolidar su control en regiones estrat¨¦gicas. Ha fortalecido su presencia en 8 de los 24 estados de Venezuela, abarcando m¨¢s de 40 municipios. Los estados con mayor actividad del ELN incluyen Zulia, T¨¢chira, Apure y Amazonas, todos situados en la frontera con Colombia (El Nuevo Siglo).
Con Iv¨¢n Mordisco, han aumentado los ¨ªndices contra las comunidades m¨¢s pobres del Cauca. Con la Segunda Marquetalia hay muy pocos avances. Con las bandas criminales, el Gobierno no tiene nada que ofrecerles. Solo con los llamados Comuneros, del departamento de Nari?o, est¨¢ caminando un proceso en firme, con un grupo de 200 personas.
Lo m¨¢s grave es que el Gobierno se limite a pedir a los criminales que manifiesten su voluntad de paz para continuar el di¨¢logo mientras crecen la extorsi¨®n y el ataque indiscriminado contra la poblaci¨®n, soldados y polic¨ªas. Hasta d¨®nde aguanta la cuerda.
La pregunta es: ?por qu¨¦ tanta tolerancia y paciencia para mantener abierta la puerta del di¨¢logo con esos grupos criminales que contin¨²an delinquiendo? La respuesta a esta inquietud puede ser lo que dijo el delegado del Gobierno en las conversaciones con el ELN, Jos¨¦ F¨¦lix Lafaurie: ¡°Acepto el comunicado de la delegaci¨®n de la cual hago parte, pero no sin preguntarme: ?otra vez? Cu¨¢ntas veces el Gobierno, la delegaci¨®n y el pa¨ªs le han pedido al ELN manifestaciones de voluntad y de paz? (¡) En consecuencia, esa manifestaci¨®n inequ¨ªvoca no puede ser un comunicado m¨¢s o, simplemente, la reactivaci¨®n de la mesa como si nada hubiere pasado (El Tiempo). Todav¨ªa hay tiempo para corregir el entuerto y mandarlos al carajo.