Las grav¨ªsimas denuncias del presidente Petro
Todos los colombianos de bien tenemos la obligaci¨®n de condenar cualquier intento de subvertir el orden p¨²blico mediante un golpe de Estado
Hay que ponerle atenci¨®n a las denuncias de Gustavo Petro: ¡°O muere el presidente o lo tumban, la orden est¨¢ dada¡±, dijo el mandatario. Una declaraci¨®n tan grave en boca del jefe del Estado no puede pasar inadvertida como otra amenaza m¨¢s. No, se?or. Si la hace tiene que tener fundamento muy serio. Nadie, y menos el presidente, puede lanzar una bomba de ese tama?o y que no pase nada. Es propio de sus funciones dirigir la fuerza p¨²blica y disponer de ella como comandante supremo de las Fuerzas Armadas de la Rep¨²blica, y conservar en todo el territorio el orden p¨²blico. Por tanto, nadie dispone de m¨¢s facultades para develar cualquier intento de golpe de Estado blando o de cualquier ¨ªndole.
Por eso llama la atenci¨®n que el comandante de las Fuerzas Armadas, el almirante Francisco Hernando Cubides, no tenga informaci¨®n de un riesgo de esa naturaleza y aparentemente suceda lo mismo con otras autoridades judiciales o de polic¨ªa. Todos los colombianos de bien tenemos la obligaci¨®n de condenar cualquier intento de subvertir el orden p¨²blico mediante un golpe de Estado.
De la denuncia del presidente se deriva la acci¨®n de varios delitos: asesinato y/o conspiraci¨®n. El golpe de Estado blando del que habla es un delito pol¨ªtico, porque persigue un fin que contradice el orden pol¨ªtico, social y econ¨®mico justo. Priva a los miembros de la sociedad civil de la que habla la Corte, de sus derechos fundamentales como la tranquilidad, adem¨¢s de desvertebrar la seguridad. Contra la tranquilidad ciudadana no hay pretensi¨®n v¨¢lida. Hay que llegar al fondo de la denuncia.
El presidente manifest¨® que un abogado le dio informaci¨®n a la Agencia Antidrogas de Estados Unidos, la DEA, y que esta lo alert¨® de un plan para asesinarlo antes de que acabe este a?o en un atentado con un cami¨®n cargado de dinamita. La versi¨®n le habr¨ªa llegado a trav¨¦s del embajador de Estados Unidos en Bogot¨¢.
¡°Ponen el billete para ver si Petro desaparece antes de diciembre, y se los voy a decir: con el billete que ponen compraron dos volquetas (¡) y la idea que tienen es llenarla (una de ellas) de dinamita y explosivos, y con informaci¨®n interna de mis rutinas, hacer volar la volqueta a mi paso. Ese es el operativo de la muerte¡±, denunci¨® el presidente en un discurso p¨²blico este s¨¢bado. ¡°Uno de ellos le cont¨® a un abogado gringo, que le cont¨® a la DEA, toda la historia, y qui¨¦n pon¨ªa adem¨¢s otra pl¨¢tica desde Dub¨¢i, due?o de las esmeraldas en Colombia.¡±
El presidente fue m¨¢s all¨¢. Se meti¨® con la competencia del Consejo de Estado y con el Consejo Nacional Electoral, los acus¨® de tramposos y los calific¨® de fraguar un golpe de Estado en su contra. Y, si este se perfecciona ¨Del golpe de Estado¨D, anunci¨® que se les responde popularmente con una revoluci¨®n. En 1853, los colombianos se dividieron en g¨®lgotas, draconianos y conservadores, y eso condujo al golpe de Estado del general Jos¨¦ Mar¨ªa Melo contra el presidente leg¨ªtimo Jos¨¦ Mar¨ªa Obando. Para rescatar el orden constitucional se arm¨® la guerra en la cual hubo cerca de 800 sacrificados, entre muertos y heridos.
El presidente Petro tiene la obligaci¨®n de formular las denuncias correspondientes para que las autoridades establezcan las responsabilidades de quienes la merezcan para evitar una revoluci¨®n como la que convoc¨® en la Universidad Nacional el pasado s¨¢bado en la asamblea popular del Pacto Hist¨®rico. Si el jefe del Estado no denuncia ante la autoridad competente, peca por omisi¨®n.
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