Cincuenta a?os de la ciclov¨ªa de Bogot¨¢: ¡°Ese d¨ªa fue una ruptura en el imaginario de la ciudad¡±
Jaime Ortiz Mari?o, uno de los creadores de este espacio dedicado a la bicicleta, reconstruye lo que sucedi¨® el 15 de diciembre de 1974 y c¨®mo se ha transformado ese s¨ªmbolo bogotano que re¨²ne a distintas zonas de la capital cada domingo
El domingo 15 de diciembre de 1974, Bogot¨¢ fue una fiesta. Ese d¨ªa, a las 9.00, comenz¨® la Gran Manifestaci¨®n del Pedal, convocada por tres j¨®venes ¨CJaime Ortiz, Fernando Caro y Rodrigo Casta?o¨C que so?aban con que la bicicleta tuviera su lugar en la capital. En los a?os setenta, como en otras capitales sudamericanas, avanzaba r¨¢pido el modelo urbano estadounidense: autom¨®viles, asfalto y largos viajes por avenidas. Agrupados en la organizaci¨®n Procicla, y con la autorizaci¨®n de la Alcald¨ªa de Bogot¨¢, los tres pioneros cerraron las carreras s¨¦ptima, 11 y 13 entre las calles 72 y 13: as¨ª el oriente y el centro de la capital se convirtieron en una Bogot¨¢ que nadie imagin¨®. Durante tres horas los ciudadanos pudieron rodar por las calles en bicicleta, patines o patineta sin temor a que nadie los atropellara y con la posibilidad de dar un paseo de hasta 14 kil¨®metros, mucho m¨¢s largo que las t¨ªmidas vueltas a la manzana que hasta ahora se hab¨ªan podido permitir. Esta manifestaci¨®n fue la semilla de la que naci¨® la ciclov¨ªa de Bogot¨¢, un espacio recreativo que hoy tiene 127 kil¨®metros y que se hace los domingos y festivos de siete de la ma?ana a dos de la tarde.
Jaime Ortiz, quien hoy tiene 78 a?os y vive en un apartamento en el norte de la capital, extiende sobre su comedor un enorme folleto que invitaba a la manifestaci¨®n: ¡°?Ciclistas¡ a la calle!¡±, dice el impreso. ¡°Con mis colegas buscamos el s¨ªmbolo de un discurso ambiental, de derechos civiles, de ¨¦tica. Eso lo resum¨ªa la bicicleta¡±, recuerda Ortiz medio siglo despu¨¦s.
Fue f¨¢cil que la bici hiciera ¡®clic¡¯ en Bogot¨¢, explica Juli¨¢n Alfonso, historiador e investigador de la historia de la bicicleta en Colombia. Por un lado, la Vuelta a Colombia, la competencia de ciclismo de ruta m¨¢s importante del pa¨ªs, llevaba 20 a?os sumando fan¨¢ticos. Por otro, la bici era una herramienta de trabajo para los campesinos. Adem¨¢s, poco a poco bajaban de precio no solo los aparatos, sino las piezas que se importaban para ensamblarlas. ¡°No es que no hubiera ciclistas antes de la ciclov¨ªa, sino que su uso era clandestino, no se le prestaba atenci¨®n¡±. La manifestaci¨®n de 1974 le dio su lugar al caballo de acero.
¡°Ese d¨ªa fue una ruptura en el imaginario de los bogotanos¡±, recuerda Jaime Ortiz mientras rebusca, en una carpeta de cart¨®n que dice ¡®Ciclov¨ªa¡¯, decenas de recortes de peri¨®dicos, fotograf¨ªas y documentos de ese 15 de diciembre. La prensa fue generosa. El lunes 16 de diciembre, el diario El Espectador, bajo el titular La cicla, obsesi¨®n del futuro, public¨® una cr¨®nica de la jornada sin ahorrarse halagos. ¡°Las fotos que se tomaron demuestran que los ciclistas bogotanos son muchos [...] Y sin embargo, carecen de caminos exclusivos y por lo tanto est¨¢n en riesgo de perder la vida¡±, escribi¨® Mike Forero Noug¨¦s. En el peri¨®dico El Tiempo, fue Rodrigo Palacios quien dijo que al ¡°plebiscito¡± cicl¨ªstico asistieron ¡°decenas de ancianos, amas de casa, gerentes, funcionarios, ni?os, hippies y empleadas dom¨¦sticas¡±. Cont¨® que hubo arengas como ¡°?Abajo la contaminaci¨®n! ?Viva el aire puro!¡±
¡°El lunes, Bogot¨¢ volvi¨® a ser un horror¡±, recuerda Ortiz. El experimento solo repiti¨® 10 meses despu¨¦s, el 12 de octubre de 1975. Mientras tanto, el grupo continu¨® con el activismo desde la tienda Ciclopedia, donde Ortiz vend¨ªa bicicletas y daba charlas sobre ellas. ¡°Para fortuna de todos, la Alcald¨ªa resolvi¨® que el fen¨®meno merec¨ªa atenci¨®n especial. Entonces hicieron un estudio en la Secretar¨ªa de Tr¨¢nsito, me pidieron asesor¨ªa y ese estudio es el que da origen a los dos decretos de 1976¡å, relata. Las normas ordenaron que a partir del domingo 20 de junio de 1976, ¡°los domingos y d¨ªas festivos tendr¨¢n car¨¢cter de ciclov¨ªa¡±, con cuatro circuitos que sumaban poco m¨¢s de 15 kil¨®metros: Ciudad Universitaria, El Tunal, Parque Nacional - Funicular y el Circuito Norte. ¡°?El alcalde Luis Prieto Ocampo se atortol¨®!¡±, objeta Ortiz, ¡°El antecedente era cerrar la s¨¦ptima y la carrera 13, y opt¨® por unos circuitos m¨¢s peque?os¡±.
Para Ricardo Montezuma, director de la Fundaci¨®n Ciudad Humana e investigador sobre la Ciclov¨ªa, el m¨¦rito de Ortiz y Procicla fue conectar a la ¨¦lite colombiana con el ciclismo popular. Sin embargo, cree que sus antecedentes vienen de antes de la Gran Manifestaci¨®n del Pedal. En 1973, un a?o antes, Pablo Teodoro Tarud Jaar, un joven de 23 a?os y estudiante de ingenier¨ªa de la Universidad de los Andes, escribi¨® su tesis de pregrado sobre la bicicleta como una alternativa al transporte motorizado en Bogot¨¢. Tarud, explica Montezuma, plante¨® unas ¡°ciclopistas¡± fijas ¨Cel equivalente a las actuales ciclorrutas¨C y otras m¨®viles. ¡°El sistema m¨®vil preve¨ªa un uso temporal de 66 kil¨®metros de v¨ªas existentes con fines recreativos para que la gente se familiarizara con el uso de la bicicleta¡±, describe el urbanista, quien traduce que esa ser¨ªa la primera vez que se propuso, t¨¦cnicamente, una ciclov¨ªa. La tesis fue rese?ada por el periodista Daniel Samper Pizano en la edici¨®n del 29 de julio de 1973 de El Tiempo, cuando la describi¨® como un proyecto ¨²nico en su tipo.
El historiador Juli¨¢n Alfonso conoce tambi¨¦n la tesis de Tarud y explica que hay ¡°tensiones¡± sobre el nacimiento de la ciclov¨ªa. ¡°La memoria es un campo de disputa¡±, advierte Alfonso, ¡°hay quienes se preguntan si el origen est¨¢ en 1974, en 1976 [con los decretos], en 1982 o en 1995¡å. Y es que la ciclov¨ªa fue intermitente en sus primeras d¨¦cadas y, por tanto, ha requerido m¨¢s de un padre que la rescate.
Luego de los decretos de 1976, se debilit¨® lentamente hasta desaparecer, y no resucit¨® sino hasta 1982. Ese a?o, el alcalde Augusto Ram¨ªrez Ocampo, en un proceso apoyado por Ortiz, la relanz¨® con 56 kil¨®metros y actividades recreativas que sobre la carrera s¨¦ptima. Aunque el programa funcion¨® ininterrumpidamente, perdi¨® kil¨®metros con el pasar del tiempo. En 1995, la Alcald¨ªa de Antanas Mockus la recibi¨® con apenas 24 kil¨®metros y la entreg¨® al Instituto Distrital de Recreaci¨®n y Deporte (IDRD) para que la administrase. Con esa autorizaci¨®n en mano, Guillermo Pe?alosa, director del IDRD y hermano del despu¨¦s alcalde Enrique Pe?alosa (1998-2000 y 2016-2019), la ampli¨® a 81 kil¨®metros. Tambi¨¦n activ¨® el programa Recreov¨ªa, que ofrec¨ªa puntos de aer¨®bicos y otras actividades gratuitas al aire libre a los ciudadanos. A partir de entonces, la ciclov¨ªa no ha hecho m¨¢s que crecer hasta llegar a los actuales 127 kil¨®metros y al m¨¢s de medio mill¨®n de usuarios.
Por cuenta de la ciclov¨ªa, otra Bogot¨¢ fue posible. Ricardo Montezuma la define como el milagro que transform¨® el domingo de misa y ajiaco al d¨ªa de la bici, los patines, el pantal¨®n corto, los tenis y el jugo de naranja en la calle. Para Jaime Ortiz, es ¡°el aula de civismo m¨¢s grande del mundo¡±.