El d¨ªa en que Petro gan¨® a Petro
El presidente electo tuvo que echarse a un lado y dejar que toda la atenci¨®n se posara en Rodolfo Hern¨¢ndez para asegurar la victoria en la recta final de la campa?a
La gente que abarrotaba el sal¨®n del hotel Tequendama, en el centro de Bogot¨¢, se qued¨® en silencio. En una pantalla se proyectaban los resultados de la primera vuelta de las presidenciales colombianas: Gustavo Petro venc¨ªa con el 40%, pero en la siguiente votaci¨®n ten¨ªa que enfrentar a un candidato novedoso y rupturista, Rodolfo Hern¨¢ndez, que hab¨ªa obtenido el 28. Se dio por sentado que el 24% que hab¨ªa sacado Fico Guti¨¦rrez, el candidato de la derecha y el establishment, ir¨ªan a parar autom¨¢ticamente a Hern¨¢ndez. Era claro que el antipetrismo era mayor¨ªa de nuevo e iba a frenar el ascenso al poder de un candidato de izquierdas.
La misma sensaci¨®n de desolaci¨®n la vivi¨® el propio Petro, que recibi¨® los resultados en una habitaci¨®n del hotel. Los n¨²meros no le cuadraban. Cuatro a?os en campa?a, desde que perdi¨® en 2018 frente al actual presidente Iv¨¢n Duque, no hab¨ªan valido para nada. Los acuerdos de paz de 2016 con las FARC, que legitimaban las opciones democr¨¢ticas de izquierdas, y las protestas del a?o pasado lo hab¨ªan colocado como favorito, pero ahora todo eso no era m¨¢s que un espejismo. Tard¨® dos horas en salir a hablar ante los suyos, un poco conmocionado todav¨ªa por los datos. ¡°Hay cambios que no son cambios, son suicidios. ?Qu¨¦ queremos, cambio o suicidio?¡±, se lanz¨® contra Hern¨¢ndez de primeras. En el momento en el que acept¨® que perder era una posibilidad real y que su contrincante pasaba a estar en cabeza, Petro empez¨® a cimentar su victoria.
?l quer¨ªa ganar por aclamaci¨®n cuando comenz¨® la campa?a y pronunciar una frase que llevaba toda una vida deseando decirla: ¡°Soy Gustavo Petro y soy su presidente¡±. Este era el momento. El uribismo, el movimiento que aglutina los sectores tradicionales, estaba en su pico m¨¢s bajo en 20 a?os. La sociedad exig¨ªa un cambio y Petro cre¨ªa que podr¨ªa d¨¢rselo. La izquierda estaba preparada para gobernar por primera vez. Los que le conocen dicen que tiene una idea muy elevada de s¨ª mismo y que tiende a ser soberbio intelectualmente. En los debates con los otros candidatos demostr¨® que no solo quer¨ªa convencer a los votantes que ve¨ªan la televisi¨®n, sino derrotar tambi¨¦n a sus adversarios con la fuerza de los argumentos. Las elecciones eran una cuesti¨®n de Petro s¨ª o Petro no.
La irrupci¨®n de Hern¨¢ndez cambi¨® toda la estrategia. Sus asesores le hicieron ver que convertir la contienda en un plebiscito sobre su figura pod¨ªa llevarle directamente a la derrota. Cuenta con un gran n¨²mero de seguidores que le votan pase lo que pase, pero tambi¨¦n con ej¨¦rcitos de detractores que no le apoyar¨ªan bajo ninguna circunstancia. Hern¨¢ndez, un empresario de bienes ra¨ªces de 77 a?os, era una novedad hace tres semanas y no paraba de subir en los sondeos. A la vez era un gran desconocido para la mayor¨ªa, incluso para sus votantes, que confiaban en ¨¦l por sus v¨ªdeos en TikTok. Lo conoc¨ªan como El Viejito, inspiraba cari?o.
En ese momento, Petro se ech¨® a un lado y permiti¨® que todos los focos se posaran sobre Hern¨¢ndez. No era f¨¢cil tomar esa decisi¨®n para alguien como ¨¦l, que piensa su nombre en t¨¦rminos de Wikipedia. Quiere ser un presidente hist¨®rico, a la manera de ?lvaro Uribe o Juan Manuel Santos, y no uno de transici¨®n como Duque. Le cost¨® bajar el perfil, pero lo hizo. Dej¨® de dar grandes m¨ªtines por toda Colombia y se dedic¨® a visitar a ciudadanos corrientes en actos que transmit¨ªa por redes sociales. Su presencia en los medios disminuy¨®. A la vez, empezaron a moverse v¨ªdeos y audios del pasado de Hern¨¢ndez como alcalde de Bucaramanga en los que se ve¨ªa su peor cara: machista, xen¨®fobo y con tendencia a perder los estribos en situaciones de estr¨¦s. La luz directa lo abras¨®.
El ingeniero, como se le conoce por sus estudios, desconoc¨ªa el funcionamiento b¨¢sico de algunas instituciones del Estado. Blasfem¨® contra la Virgen en un programa de televisi¨®n y critic¨® la higiene de los taxistas en comparaci¨®n con la pulcritud de los Uber. Surgieron unos v¨ªdeos en los que se le ve¨ªa a bordo de un yate con unos lobistas en Miami, rodeado de bailarinas. Se le escuch¨® decir que el mejor negocio para los ricos como ¨¦l, cuya fortuna est¨¢ valorada en 100 millones de d¨®lares, eran los pobres. Su voto empez¨® a menguar, sobre todo entre las mujeres.
La puntilla final fue el debate que la justicia exig¨ªa que celebraran los candidatos, a tres d¨ªas de las elecciones. Petro, que lleva toda su vida hablando en p¨²blico, acept¨® encantado. Estaba convencido de que pod¨ªa derrotarlo con facilidad. Uno de los fuertes de Hern¨¢ndez era su discurso contra la corrupci¨®n, pero a la vez est¨¢ imputado por favorecer a uno de sus hijos con una comisi¨®n por mediar en un contrato de basuras. Petro deseaba confrontarle con eso en p¨²blico. No fue posible. Hern¨¢ndez no hizo caso al fallo judicial y lo prorrog¨® con excusas para que no se celebrara. En medio de esa discusi¨®n, hizo un comunicado agresivo y falt¨®n contra su oponente, al que retaba a debatir en Bucaramanga, con las moderadoras que ¨¦l escogiera y los temas seleccionados por su equipo. No esperaba que Petro dijera que s¨ª: ¡°Debatimos cuando quiera, donde quiera y como quiera¡±.
Ese fue un error fatal. Hern¨¢ndez evadi¨® la respuesta de su rival y ante todo el pa¨ªs qued¨® claro que no quer¨ªa debatir ni muerto. Para tratar de revertir esa situaci¨®n, ley¨® un comunicado incoherente en redes sociales en el que acusaba a Petro de ser en realidad el que no quer¨ªa presentarse. Apareci¨® tembloroso, leyendo con dificultad y desorientado. El petrismo se encarg¨® de difundir las im¨¢genes por todos los rincones. No era la imagen de un presidente.
El resto es historia. Petro obtuvo el domingo 11,2 millones de votos, frente a los 10,5 de Hern¨¢ndez. Ha sido el presidente m¨¢s votado en democracia con la participaci¨®n m¨¢s alta que ha habido nunca. Se trata de la primera vez que habr¨¢ un presidente declarado de izquierdas en un pa¨ªs en el que serlo hace solo dos d¨¦cadas era un estigma.
Tiene por delante la tarea de coser un pa¨ªs dividido en partes iguales a la vista de los resultados: los que conf¨ªan en ¨¦l para transformar un pa¨ªs necesitado de reformas urgentes y los que temen que malbarate una democracia s¨®lida en lo econ¨®mico y lo institucional como es la colombiana, a pesar de sus vaivenes. En sus manos de presidente electo est¨¢. Para llegar aqu¨ª Petro tuvo que derrotar por el camino a Petro.
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