Gustavo Petro o Rodolfo Hern¨¢ndez, un presidente para coser un pa¨ªs
Los colombianos votan este domingo divididos entre el l¨ªder de la izquierda y un candidato populista
Los colombianos llegan a este domingo exhaustos y at¨®nitos. La campa?a m¨¢s extra?a que se recuerda en el pa¨ªs ha dejado una sensaci¨®n de irrealidad. Hasta que se cuenten los votos esta tarde, las certezas no existen. Gustavo Petro y Rodolfo Hern¨¢ndez, dos presidenciables in¨¦ditos para un pa¨ªs siempre manejado por la ¨¦lite conservadora, se enfrentan en las urnas despu¨¦s de una batalla que las encuestas situaron en empate t¨¦cnico.
Petro encara la que seguramente sea su ¨²ltima oportunidad. El l¨ªder sobre el que se ha aglutinado la izquierda colombiana nunca ha estado tan cerca de la presidencia. Logr¨® pasar como ganador a la segunda vuelta con un contundente 40% de los votos hace tres semanas. Una mayor¨ªa amplia, pero insuficiente para ganar. Los analistas se preguntaban si ese era el techo de Petro. Aumentar ese porcentaje le ha costado la vida. Petro pensaba tener enfrente a aquello contra lo que lleva luchando toda su vida pol¨ªtica: al uribismo, a los partidos tradicionales, a la ¨¦lite pol¨ªtica, al establecimiento. Pero todo eso, envuelto en esta campa?a en la figura de Fico Guti¨¦rrez, ya estaba derrotado. Petro peleaba con fantasmas. El 60% del pa¨ªs vot¨® por un cambio en primera y, aquellos que no quieren a Petro (que son muchos) escogieron como caballo de Troya al malhablado y rupturista Rodolfo Hern¨¢ndez. Un candidato de estilo trumpista que acogi¨® de forma silenciosa un capital de votos suficiente para dar la batalla este domingo.
A Hern¨¢ndez la corta campa?a de segunda vuelta se le ha hecho muy larga. Si la votaci¨®n se hubiera celebrado una semana despu¨¦s de la primera vuelta habr¨ªa vencido con cierto margen. Pero hab¨ªa dos m¨¢s por delante y en ese tiempo la atenci¨®n se pos¨® sobre ¨¦l. Salieron a relucir v¨ªdeos de sus pol¨¦micas como alcalde de Bucaramanga y su popularidad fue menguado. Blasfemar en un programa de televisi¨®n contra la virgen en un pa¨ªs tan cat¨®lico tampoco ayud¨®. La estrategia de Petro fue entonces poner el foco sobre su adversario en vez de sobre ¨¦l, una decisi¨®n nada f¨¢cil para alguien que piensa su figura en t¨¦rminos de Wikipedia. El plebiscito, pensaron sus estrategas, no deb¨ªa ser ahora sobre Petro sino sobre Rodolfo. Eso igual¨® las fuerzas y ha hecho que lleguen separados por cent¨ªmetros.
La gente tiene miedo. Unos a que gane Petro, otros a que lo haga Rodolfo. Todos a que la tensi¨®n despierte otra vez el estallido social y la insatisfacci¨®n vuelva a tomar las calles. La posibilidad de una victoria por la m¨ªnima de cualquiera de los candidatos o la opci¨®n de que alguno no acepte el resultado podr¨ªa desbordar la tensi¨®n y despertar la protesta que desde 2019 es una realidad latente en Colombia. La misma que en 2021 paraliz¨® ciudades enteras del pa¨ªs dejando decenas de muertos, la mayor¨ªa j¨®venes, v¨ªctimas de la represi¨®n policial.
Eso ha creado la sensaci¨®n de urgencia hist¨®rica. No son unas elecciones cualquiera con candidatos al uso. En juego est¨¢ reactivar el proceso de paz frenado por el actual Gobierno de Iv¨¢n Duque, impulsar una reforma fiscal que ayude a cuadrar las deficitarias cuentas del Estado y encontrar los mecanismos para integrar a una juventud sin empleo ni acceso a estudios universitarios que forma una gran masa cr¨ªtica con el orden establecido. El que llegue a la presidencia tiene la tarea de coser un pa¨ªs que inaugura un nuevo ciclo con ansiedad.
Los indecisos tienen la ¨²ltima palabra. Algunos sondeos los calculan en un 10% que pueden desnivelar la balanza hacia un lado u otro. Petro se ha dado a la tarea de convencerlos de que si no quieren votar por ¨¦l bajo ninguna circunstancia, tampoco lo hagan por un candidato que ha demostrado desconocer el funcionamiento b¨¢sico de algunas instituciones del Estado y que arrastra un grave caso de corrupci¨®n por el que ser¨¢ juzgado dentro de un mes. Hern¨¢ndez dice que gobernar¨ªa a tiempo parcial entre Bogot¨¢ y una finca en su pueblo. Una frase muy escuchada estos d¨ªas en la calle es que no convencen ninguno de los dos y que se va a aplicar la l¨®gica del mal menor en muchos casos.
La izquierda colombiana nunca se hab¨ªa encontrado en una situaci¨®n como esta, a metros de colocar un presidente. El poder le parec¨ªa vedado. Han existido gobiernos de corte progresista, pero nunca uno abiertamente de izquierdas. Con la guerrilla de las FARC se asoci¨® esta opci¨®n pol¨ªtica con la violencia. La militancia de Petro en el M-19, una guerrilla urbana con vocaci¨®n dem¨®crata, ayuda a mantener ese estigma. Lo que en otros pa¨ªses se considera normal, como protestar en las calles, en Colombia se califica como un acto de subversi¨®n peligrosa. Petro tiene interiorizado que este y no otro es su momento, la hora de la verdad. Ser¨ªa ir¨®nico que fuera derrotado por un candidato m¨¢s populista que lo que ¨¦l fue cuando abrazaba doctrinas m¨¢s escoradas. De todos modos, haber llegado hasta aqu¨ª supone refrendar que en el pa¨ªs pueden turnarse gobiernos de distintos colores sin que eso suponga una tragedia.
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