Los retos de la cultura en el Gobierno de Petro
Es vital desarrollar apuestas legislativas, dotadas siempre de presupuesto, que garanticen el derecho fundamental de la ciudadan¨ªa a gozar de una vida cultural de calidad
La administraci¨®n de la cultura es de una inmensa complejidad. Por lo general se le asocia como una cartera menor dentro de la administraci¨®n del Estado. Nada m¨¢s lejos de la realidad. Esta es de una importancia capital en un pa¨ªs que, adem¨¢s, es potencia pluri¨¦tnica y multicultural, como lo reconoce la Constituci¨®n Nacional de 1991. Quien asuma la direcci¨®n del Ministerio de Cultura ...
La administraci¨®n de la cultura es de una inmensa complejidad. Por lo general se le asocia como una cartera menor dentro de la administraci¨®n del Estado. Nada m¨¢s lejos de la realidad. Esta es de una importancia capital en un pa¨ªs que, adem¨¢s, es potencia pluri¨¦tnica y multicultural, como lo reconoce la Constituci¨®n Nacional de 1991. Quien asuma la direcci¨®n del Ministerio de Cultura deber¨¢ tener conocimientos t¨¦cnicos en arte, cultura y patrimonio, con demostrada experiencia en el manejo de lo p¨²blico -que ya es un reto en s¨ª mismo-, as¨ª como una amplia capacidad de negociaci¨®n que le permita incidir en el dise?o del Presupuesto General de la Naci¨®n (PGN). Ello, si quiere contribuir a saldar la deuda hist¨®rica con este sector, que ha sido de los m¨¢s olvidados por el Estado.
Cuando hablamos de cultura nos referimos a un territorio creativo y productivo de una diversidad muchas veces inabarcable. Por mencionar solo algunas ¨¢reas, hablaremos de las artes en general, que incluyen las esc¨¦nicas ¡ªteatro, circo, m¨²sica, danza, magia¡ª, las pl¨¢sticas ¡ªpintura, escultura, cer¨¢mica, etc.¡ª y las visuales ¡ªfotograf¨ªa, videoarte, cine, etc.¡ª. La cultura tambi¨¦n est¨¢ conformada por la literatura y los oficios asociados al libro, los nuevos medios digitales y de comunicaciones, la arquitectura, la artesan¨ªa, as¨ª como las manifestaciones y expresiones populares -fiestas, festejos, carnavales, oficios tradicionales, etc.-. De igual forma, abarca todo aquello cuya declaratoria lo certifique como patrimonio material, inmaterial y/o natural: desde complejos arquitect¨®nicos de todas las ¨¦pocas, pasando por expresiones intangibles divers¨ªsimas (como la parter¨ªa, las cocinas tradicionales, las lenguas o las danzas), hasta paisajes naturales sin los cuales no podr¨ªan entenderse las din¨¢micas socioculturales de nuestros pueblos.
La administraci¨®n de la cultura tambi¨¦n debe considerar que existen instituciones neur¨¢lgicas, muchas veces conformadas por redes territoriales o nacionales, como museos, bibliotecas, escenarios art¨ªsticos, fondos, instituciones formativas e institutos de investigaciones. Y que, en todas ellas, deben crearse y fortalecerse sistemas de informaci¨®n que se modernicen y actualicen de manera continua. Ello, para favorecer la toma de decisiones, pero tambi¨¦n para ir transitando hacia la transparencia y la participaci¨®n ciudadana que exigen los modelos institucionales de gobierno abierto en las democracias progresistas del siglo XXI.
Quien se adentre en las complejidades de la administraci¨®n p¨²blica de la cultura debe tener clara la importancia de la formulaci¨®n de planes de cultura y planes sectoriales que buscan caracterizar, diagnosticar y plantear acciones espec¨ªficas que permitan atender las necesidades del universo cultural desde el ¨¢mbito nacional, municipal y/o distrital, con enfoques poblacionales y territoriales. Estos planes, construidos por la ciudadan¨ªa idealmente con el apoyo t¨¦cnico de los Consejos de ?reas Art¨ªsticas, ¨®rganos de participaci¨®n sectorial nacionales y territoriales, deben ser impulsados tambi¨¦n por el Ministerio de Cultura y los entes de cultura de cada departamento, municipio y/o distrito. No se puede perder de vista la importancia del acompa?amiento a los entes territoriales y a la ciudadan¨ªa, tambi¨¦n, en la formulaci¨®n de los Planes Especiales de Manejo y Protecci¨®n (PEMP) del patrimonio material existente en todo el territorio nacional, as¨ª como en los Planes Especiales de Salvaguardia (PES) para las manifestaciones patrimoniales inmateriales. Ambos son instrumentos de gesti¨®n que buscan preservar nuestra riqueza patrimonial y que requieren de un inmenso trabajo ciudadano e institucional que deber¨ªa incluir, siempre, una inversi¨®n econ¨®mica.
Existe una bater¨ªa legislativa que se ha ido ampliando desde la Ley 397 de 1997 (la Ley General de Cultura) hasta hoy con las ¨²ltimas apuestas hechas por el presidente Duque para impulsar las industrias culturales y creativas a partir de la inversi¨®n privada. Es imprescindible tambi¨¦n conocer este otro mundo, porque aqu¨ª est¨¢n las claves de lo que hay y de lo que falta, de lo que funciona y de lo que puede mejorarse. As¨ª mismo, es vital desarrollar apuestas legislativas, dotadas siempre de presupuesto, que de verdad garanticen el derecho fundamental de la ciudadan¨ªa a gozar de una vida cultural de calidad, a la vez que garanticen unos m¨ªnimos laborales para los trabajadores de la cultura, que viven en condiciones de extrema precariedad e informalidad. Se debe tener en el radar la existencia y la falencia de pol¨ªticas p¨²blicas nacionales y territoriales, ojal¨¢ con enfoque de g¨¦nero y de paz, as¨ª como el fomento de los distintos oficios y disciplinas art¨ªsticas, culturales y patrimoniales, muchos de ellos hoy en riesgo.
Quien se arriesgue a tomar las riendas de la cultura en nuestro pa¨ªs deber¨¢ saber que hay actividades econ¨®micas conexas al sector, como el turismo, las TIC, las ciencias y, por supuesto, la educaci¨®n con las que se debe trabajar de forma muy articulada. Y m¨¢s a¨²n, si este gobierno busca fortalecer actividades que le permitan hacer el tr¨¢nsito de econom¨ªas extractivas hacia econom¨ªas creativas sostenibles. Y ah¨ª las competencias en cuanto al relacionamiento con el sector privado y con la cooperaci¨®n internacional tambi¨¦n resultan clave.
El panorama de acci¨®n que ya existe es vast¨ªsimo. Y se ampl¨ªa a¨²n m¨¢s si se ponen en consideraci¨®n las propuestas hechas en el ¡°Pacto Hist¨®rico y Cultural¡±, como se llam¨® al documento avalado por los entonces candidatos, Petro y Francia, en el que participaron m¨¢s de 1.500 personas de distintos nodos territoriales. Este articula m¨²ltiples propuestas a partir de ocho ejes de trabajo, partiendo de la deuda hist¨®rica que se tiene con la cultura y proponiendo formas en que la ciudadan¨ªa considera que puede saldarse. Los ocho ejes se centran en la apuesta territorial por generar procesos en torno a la cultura de paz, que incluya el reconocimiento de los saberes ancestrales en cada regi¨®n, as¨ª como la inclusi¨®n de la educaci¨®n art¨ªstica en el curr¨ªculo desde la primera infancia y en la formalizaci¨®n del profesorado. Enfatiza en la necesidad de desarrollar productos culturales innovadores para distintas plataformas, en reconocer la participaci¨®n de los grupos poblacionales -centr¨¢ndose en la financiaci¨®n de proyectos para j¨®venes y mujeres-, y en la promoci¨®n de las autonom¨ªas culturales territoriales. Tambi¨¦n propone el mejoramiento de la infraestructura y la dotaci¨®n, as¨ª como en la necesidad de mantener los monumentos y de crear contramonumentos. En cuanto a las pol¨ªticas y modelos de gobernanza cultural, el documento aboga por la descentralizaci¨®n institucional y la formulaci¨®n de planes con enfoque intergeneracional. Tambi¨¦n ofrece varias estrategias de intercambio y movilidad de artistas, y de cualificaci¨®n de la asociatividad para fomentar las econom¨ªas creativas. En cuanto a las pol¨ªticas p¨²blicas, se pone en el centro la necesidad de reformar el funcionamiento del recaudo y la legislaci¨®n existente (Ley de Cultura y Ley Naranja), y sugiere la creaci¨®n del Fondo Nacional para las Artes, as¨ª como de un sistema de seguridad social para los trabajadores de la cultura m¨¢s vulnerables.
En estos momentos de apertura al di¨¢logo con otros partidos, valdr¨ªa la pena invitar a los expertos que crearon el programa de cultura del excandidato Fajardo, dado que hay propuestas de calado en cuanto al fortalecimiento institucional que ser¨ªa importante considerar como parte de las acciones a desarrollar en este nuevo gobierno.
Quien asuma el reto de dirigir la cartera de cultura deber¨¢ establecer prioridades, valorando lo que existe, lo que se ha hecho, lo que falta y lo que se ha prometido, sobre todo porque en cuatro a?os ser¨¢ muy dif¨ªcil atenderlo todo. Y m¨¢s si se tiene en cuenta que tanto el presidente y la vicepresidenta electos han hablado de que este ser¨¢ un gobierno con enfoque territorial. Compleja labor: en 2022, al Ministerio de Cultura se le asign¨® un presupuesto de inversi¨®n que no super¨® los 400 mil millones de pesos, es decir, el 0,57% del PGN en inversi¨®n, que fue de $69,6 billones. Esta cifra es irrisoria cuando se habla de atender a uno de los sectores que, seg¨²n el DANE, fue de los m¨¢s afectados por la pandemia. Y lo es m¨¢s si se compara con el presupuesto para Educaci¨®n, que para este a?o fue de $49,5 billones; el de Defensa y Polic¨ªa, al que le fueron asignados $42,6 billones; el de Salud y Protecci¨®n social, con $41,9 billones; el de Trabajo, con $34,7 billones; o el de Inclusi¨®n Social y Reconciliaci¨®n, que tiene $23,2 billones. El enfoque territorial, adem¨¢s, tiene otro reto enorme m¨¢s all¨¢ del econ¨®mico, y es el de la priorizaci¨®n: entre Bogot¨¢, Antioquia y Cauca en este 2022 se repartieron casi un cuarto de la inversi¨®n del PGN.
Quien sea el/la responsable de la cartera de cultura deber¨¢ tener un mapeo muy certero de las necesidades regionales y sectoriales, y saber enfocar las prioridades, atendiendo especialmente poblaciones y territorios. Y deber¨¢ negociar un presupuesto de inversi¨®n digno para la cultura, participando activamente en el dise?o del PGN del gobierno entrante que, suponemos, tendr¨¢ enfoque de g¨¦nero.
El discurso del nuevo gobierno gira en torno a que Colombia ser¨¢ potencia mundial de la vida. Para ello, la contribuci¨®n de la cultura ser¨¢ definitiva y deber¨¢ estar en el centro de las pol¨ªticas econ¨®micas y sociales pues, como bien sabemos los artistas de este pa¨ªs, quien empu?a un instrumento musical, un pincel o un cincel; quien a fuerza de poes¨ªa manifiesta su inconformismo, sus m¨¢s profundos deseos; quien baila y canta para expresar sus m¨¢s ¨ªntimas pulsiones, dificilmente podr¨¢ empu?ar un arma. La cultura es la esencia de nuestra vida en com¨²n, es el legado de nuestros ancestros, es la esperanza, aquello que, en ¨²ltimas, nos redime y nos salva.
*Exdirectora del Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena