En busca del tesoro del bosque mexicano: as¨ª es la guarida de los hongos silvestres
M¨¦xico es el segundo pa¨ªs en el mundo con mayor diversidad de hongos silvestres. Parte fundamental de la dieta de las comunidades ind¨ªgenas en el centro del pa¨ªs, en las grandes ciudades su variedad es poco conocida y su consumo m¨ªnimo
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Son las siete de la ma?ana y el term¨®metro marca los 10 grados cent¨ªgrados. La llovizna que acompa?a el amanecer por momentos arrecia hasta ser una lluvia ligera que enloda el camino por el que Francisco Rojas Flores, ¡®Pancho¡¯, como le conoce todo el pueblo, avanza a m¨¢s de 3.200 metros de altura sobre el nivel del mar en el parque nacional La Malinche. Este bosque de con¨ªferas en el Estado de Tlaxcala, a unos 200 kil¨®metros de la capital mexicana, es uno de los m¨¢s grandes del pa¨ªs. De las casi 500 especies de hongos silvestres de uso alimentario que hay en M¨¦xico, los suelos de este bosque albergan m¨¢s de 90 especies.
Ind¨ªgena n¨¢huatl, Francisco camina bajo la lluvia con un cuchillo cebollero en la mano. Nada parece detenerlo. Su objetivo de hoy: recolectar tres kilos de hongos que le han encargado y por los que cobrar¨¢ 360 pesos mexicanos (casi 18 d¨®lares). Mientras se abre paso, describe todo lo que ve en el bosque. Es un ¡°honguero¡± que lo sabe todo de la profesi¨®n y puede nombrar todas las plantas, los ¨¢rboles y las aves que se escuchan en el cielo. Lo cuenta con naturalidad, sin darle importancia a su conocimiento, como quien describe su casa: ¨¦l comenz¨® a ir al bosque con su padre a los 9 a?os. Hoy, a los 33, ya suma dos d¨¦cadas recolectando hongos que despu¨¦s vende en su pueblo, San Pablo del Monte.
El padre de Pancho les ense?¨® a ¨¦l y a su hermano todo lo que saben sobre hongos. Su madre les dec¨ªa que as¨ª nunca se iban a morir de hambre. ?l asegura que si hubiera hongos todo el a?o y no solo en la temporada de lluvias, subir¨ªa todos los d¨ªas al bosque. ¡°Ah¨ª est¨¢¡±, dice al acabar esa idea. El primero de la ma?ana. Y recolecta un xotoma, un peque?o hongo comestible que se prepara con salsa, debajo de un matorral. Entre la comunidad n¨¢huatl de M¨¦xico, el hongo sustituye a la carne en muchos platillos.
Pasadas unas horas, Francisco acelera mientras baja la temperatura y comienza a caer agua sobre los ¨¢rboles. Quiere estar de regreso a la hora de comer. Pero ni el paso r¨¢pido le impide atisbar, como el m¨¢s experimentado cazador, los hongos a cinco metros de distancia bajo las densas plantas. Pancho habla y bromea durante el camino con un espa?ol caracter¨ªstico de la zona que combina con palabras en n¨¢huatl, su lengua originaria y a la que llama con orgullo idioma mexicano. A cada especie de hongo la nombra en espa?ol, e inmediatamente despu¨¦s en ¡°mexicano¡±.
A las 14.00 de la tarde comienza el descenso por las lodosas laderas del bosque feliz, con m¨¢s de tres kilos de hongos. Su esposa lo espera en casa lista para prepararlos para la venta. En siete horas en el bosque ha recolectado al menos siete variedades de hongos. Y eso es solo una peque?a muestra de la diversidad de especies que hay en M¨¦xico. La doctora Adriana Montoya, una investigadora de la Universidad del Estado de Tlaxcala que ha pasado m¨¢s de 30 a?os estudiando los hongos en la dieta de las comunidades aleda?as a La Malinche y lamenta que falta mucha investigaci¨®n para conocer toda la diversidad, especialmente en el norte del pa¨ªs, en Estados como Sonora o Sinaloa. M¨¦xico es el segundo pa¨ªs en el mundo con mayor diversidad de hongos silvestres, solo por detr¨¢s de China. Se estima que hay m¨¢s 200,000 especies, de ellas m¨¢s de 400 son comestibles, sin embargo, ¡°es un alimento muy importante y poco valorado en M¨¦xico¡±, lamenta Montoya.
Quiz¨¢ uno de los principales impedimentos para su consumo es el estigma social, ya que durante a?os fue considerado comida de pobres porque los ind¨ªgenas iban al bosque a comer hongos cuando no hab¨ªa nada m¨¢s en sus mesas. Hoy en d¨ªa, la situaci¨®n ha cambiado y hay hongos como el xotoma, conocido en el mundo gastron¨®mico como Boletus, muy valorados y que por los que pueden llegar a cobrar hasta 60 d¨®lares en restaurantes.
En dos d¨ªas, Pancho regresar¨¢ al bosque. Sabe que en ese tiempo habr¨¢n nacido nuevos hongos a las faldas de los oyameles. Caminar siete horas bajo la lluvia, con frio y los pies mojados para ganar 360 pesos, despu¨¦s de que el comprador le regatee y le diga que es caro, le molesta, pero dice que, cuando vuelve entrar al bosque, se le olvida todo: ¡±Es como un cuento, soy feliz¡±.
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