Pescadores de pl¨¢stico: c¨®mo el embalse m¨¢s grande de El Salvador se transform¨® en una gran cloaca
El Cerr¨®n Grande deb¨ªa ser un cuerpo de agua protegido por su valor ecol¨®gico, pero ha acabado siendo un vertedero con toneladas de basura y contaminantes diluidos que viajan por los r¨ªos que lo alimentan
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Montada en su peque?a balsa de madera, Karla Orellana, una pescadora de 37 a?os, levanta la mirada y apunta con el dedo ¨ªndice hacia el centro del embalse con cara de sorpresa. Acaba de presenciar el avistamiento de un esp¨¦cimen poco particular en estas aguas. ¡°Por all¨¢ anda flotando, cerquita de la isla. La acabamos de ver, ?verdad?¡±, dice y busca con la mirada a su hija Meilin, de 13 a?os. La ni?a asiente, sentada en la misma balsa, mientras mueve el remo en el agua buscando algo que pescar.
Si estas fueran otras aguas, el avistamiento probablemente habr¨ªa sido de alguna ballena, un delf¨ªn o, con menos suerte, un cocodrilo. Pero lo que Karla y su hija vieron esta ma?ana flotando en el agua fue una refrigeradora. Karla y Meilin pescan en las aguas del embalse El Cerr¨®n Grande, en el norte de El Salvador. Desde hace un a?o, este embalse es epicentro de avistamientos como este. ¡°Aqu¨ª se ven licuadoras, lavadoras, pedazos de carro. A veces pasan pedazos de inodoro tambi¨¦n¡±, dice Meilin, mientras saca una botella pl¨¢stica del agua y la tira dentro de la balsa. Alrededor de ellas el agua est¨¢ completamente cubierta de ninfas (nen¨²fares) y un tapiz de botellas, zapatos y desperdicios pl¨¢sticos que flotan en la superficie.
Con 13.000 hect¨¢reas de extensi¨®n, el embalse El Cerr¨®n Grande es el cuerpo de agua m¨¢s grande de El Salvador y desde 2005 es considerado un sitio Ramsar por la UNESCO, es decir que por su importancia ecol¨®gica deber¨ªa estar bajo protecci¨®n del Estado. Sin embargo, desde hace m¨¢s de una d¨¦cada se ha convertido en una cloaca gigante donde van a parar toneladas de desechos que viajan a trav¨¦s de r¨ªos desde la capital, San Salvador. ¡°Aqu¨ª viene a parar toda la mierda de San Salvador¡±, dice Jacinto Tobar, el alcalde de Potonico, uno de los 12 municipios que rodean el embalse, donde tambi¨¦n viven Karla y su hija.
Cuando dice mierda, Tobar no se refiere ¨²nicamente a los electrodom¨¦sticos o a las toneladas de pl¨¢stico que viajan por los r¨ªos desde la capital y otras ciudades. Se refiere a mierda de verdad. Un reporte de la Universidad Centroamericana (UCA) se?ala que para 2010 a este cuerpo de agua entraban 8,5 millones de libras (3,8 millones de kilos) de heces al mes. Y la situaci¨®n solo ha ido empeorando. Tanto es as¨ª que en ¨¦poca seca, cuando la tierra del fondo del lago artificial queda descubierta, los lugare?os caminan sobre una capa oscura que no es tierra. ¡°Es mierda¡±, recalca Tobar.
Karla y Meilin son pescadoras desde peque?as, un oficio heredado por generaciones en este lugar. Karla lo aprendi¨® de su pap¨¢, as¨ª como su hija lo aprende ahora de ella. Para 2010, se estimaba que alrededor del embalse hab¨ªa m¨¢s de 27.000 pescadores pero, debido al incremento de la contaminaci¨®n, la cantidad fue disminuyendo. Ahora, en Potonico, no hay m¨¢s de 60 familias que se dedican a la pesca.
Sin embargo, al d¨ªa de hoy todav¨ªa pueden encontrarse algunas especies para pescar. Aunque ya no es un negocio rentable en el embalse, pues nadie quiere comerse nada que salga de este lugar. ¡°Aqu¨ª nadie quiere comprarnos el pescado porque tiene plomo y est¨¢ contaminado con a saber qu¨¦¡±, reconoce el alcalde.
De acuerdo con la informaci¨®n oficial, en El Salvador se generan 4.226 toneladas de basura al d¨ªa, de las cuales el 60% son pl¨¢stico y desechos org¨¢nicos. Se calcula que de este total, el 80% termina en rellenos sanitarios mientras que el otro 20% no es tratado, es decir que termina en r¨ªos, lagos y playas. Buena parte de esa va a parar al embalse donde Karla y su hija salen todos los d¨ªas a pescar.
El embalse El Cerr¨®n Grande es alimentado, entre otros, por el r¨ªo Acelhuate, el m¨¢s contaminado de El Salvador. Solo ese r¨ªo, que atraviesa buena parte de la capital, recibe el afluente de 32 redes de alcantarillas, siete ingenios azucareros, 18 industrias de metal, 25 f¨¢bricas textileras, siete f¨¢bricas de pintura y siete de papel, por mencionar algunas industrias. ¡°Aqu¨ª hay mojarras, tilapias, sardinas... pero a la gente no le gusta el pescado de aqu¨ª porque tiene un sabor como a tierra¡±, dice Karla, enumerando las especies que sol¨ªa pescar. Sol¨ªa, en pasado, porque ahora pesca algo diferente. ¡°Antes pescaba pescado y ahora pesco botellas¡±, dice.
Como Karla y su hija, unas diez familias m¨¢s de Potonico salen a pescar todav¨ªa en el embalse. Pero ya no pescan pescado. ¡°Es un negocio tambi¨¦n¡±, dice la pescadora. Las mujeres no pescan cualquier pl¨¢stico. ¡°Solo el clarito¡±, dicen. Las botellas de colores, los zapatos desechos, las partes de electrodom¨¦sticos y cualquier otra cosa que puedan encontrar en su camino se queda en el embalse.
Hasta hace unos a?os, cuando Karla todav¨ªa pescaba pescado, en un buen d¨ªa pod¨ªa atrapar unos 15 ejemplares y venderlos baratos, a un d¨®lar cada uno y conseguir algo para comer. Ahora extra?a pescar como le ense?¨® su padre. Sus jornadas son m¨¢s largas y cansadas. En un d¨ªa como hoy recolecta 40 bolsas de basura que vender¨¢ a 0,50 centavos de d¨®lar cada una a una empresa recicladora.
Aunque este lago artificial ha estado contaminado desde hace muchos a?os, a mediados de 2021 la situaci¨®n empeor¨® de golpe. El alto grado de contaminaci¨®n gener¨® que en el embalse naciera una ninfa a la que los lugare?os llaman ¡°Lechuga¡±. Estos nen¨²fares se expandieron implacables y cubrieron casi toda la superficie del embalse.
Como si intentara proteger sus aguas de otros invasores, la ninfa cre¨® un tap¨®n en la bocana del R¨ªo Lempa, uno de los tres y el m¨¢s grande de los que alimenta el lago artificial. Aunque su red no deten¨ªa la contaminaci¨®n disuelta, ah¨ª quedaban los objetos m¨¢s grandes, desde botellas hasta todos los electrodom¨¦sticos, partes de carro y hasta animales muertos que viajaban desde la ciudad.
Esto significaba un doble problema: por un lado atascaba las lanchas de los pescadores y amenazaba con estropear las turbinas de la presa hidroel¨¦ctrica que funciona en el lugar. As¨ª que los empleados estatales regaron un qu¨ªmico que elimin¨® la ninfa casi por completo. Y con ella su tap¨®n natural. ¡°Y empezaron a entrar cientos de toneladas de basura. Eran r¨ªos de pl¨¢stico, de mierda, de todo lo que usted se pueda imaginar¡±, dice el alcalde mientras saca una botella pl¨¢stica del agua y la tira dentro de la lancha con un gesto de impotencia.
Para agosto de 2022, la superficie del embalse estaba tan contaminada que los pescadores no pod¨ªan salir porque sus lanchas se quedaban atascadas en la basura. En un acto de desesperaci¨®n, el alcalde public¨® un grito de auxilio en redes sociales mostrando fotos y videos en los que se ve¨ªa la superficie del lago cubierta de botellas. La denuncia se hizo viral y, luego de que la noticia se esparciera en varios medios de comunicaci¨®n, el Gobierno central reaccion¨®.
Durante dos meses, el Gobierno del presidente Nayib Bukele envi¨® a 50 trabajadores para que limpiaran el lago. Tambi¨¦n mont¨® una campa?a en los medios de comunicaci¨®n exponiendo el trabajo e invitando a la poblaci¨®n a no botar basura. Tanto fue el impacto medi¨¢tico del tema que pronto la Asamblea Legislativa ¡ªcontrolada por el oficialismo¡ª modific¨® la ley anunciando penas de hasta tres a?os de c¨¢rcel por botar basura en lugares indebidos. Una ley que tuvo mucha publicidad en los medios oficiales pero que hasta hoy no se ha visto su efecto.
¡°Contrataron a 50 personas durante dos meses y nosotros en la alcald¨ªa contratamos a 15 m¨¢s. Sacamos 1.500 toneladas de pl¨¢stico. Pero a los dos meses dejaron de venir¡±, dice el alcalde. Seg¨²n explica, la limpieza del lago no fue real, aunque se logr¨® eliminar la mayor¨ªa de la basura que flotaba. Ahora la basura y la ninfa han vuelto a invadir el lugar.
Al otro lado del embalse, sobre una peque?a monta?a, hay otra monta?a de bolsas negras, de pl¨¢stico. ¡°Todo esto lo han dejado aqu¨ª desde hace meses. Esto no les sirve para reciclar as¨ª que aqu¨ª lo han dejado¡±, dice. Al pie del cerro, a lo lejos, se mira una vieja refri amarilla que ha encallado. ¡°Nosotros hacemos un esfuerzo pero es imposible. Lo que nosotros intentamos limpiar no lo produce un pueblo, lo produce un pa¨ªs. Limpiar esta cloaca no depende solo de nosotros, depende de los de la ciudad que nos tiran todo para ac¨¢¡±, dice el alcalde. ¡°Y esto que vemos aqu¨ª es solo lo que est¨¢ encima. No sabemos cu¨¢nto hay en el fondo¡±, a?ade, resignado.
Pero la contaminaci¨®n no solo ha afectado la pesca. Seg¨²n el alcalde, aunque la ciudad cuenta con agua potable, la poblaci¨®n presenta constantes cuadros de diarrea y enfermedades de la piel. Germ¨¢n Orellana, otro pescador de 43 a?os, nacido en Potonico pesca con arp¨®n y para ello se mete al agua. Recientemente ha notado unas manchas en su piel y asegura que es por la contaminaci¨®n del agua.
Entre las cosas que los habitantes de Potonico han visto en el embalse hay bolsas con jeringas, botellas de veneno y bater¨ªas de carro que arrastran qui¨¦n sabe qu¨¦. ¡°Una vez me clav¨¦ una en el pie¡±, dice Orellana. Habitantes de otros municipios como El Para¨ªso reportan un aumento de casos de insuficiencia renal, algo que tambi¨¦n atribuyen a la contaminaci¨®n del embalse.
Son casi las 2:00 de la tarde y Karla y Meilin est¨¢n por terminar su jornada. Desde hace cinco meses se levantan todos los d¨ªas a las 4:00 de la madrugada para alistarse, hacer su desayuno y montarse en su balsa y empezar a pescar botellas. Hoy ya se van. Ma?ana volver¨¢n a levantarse a las 4:00 am para subirse de nuevo a su balsa ¡°Yulissa¡± y volver a pescar botellas. Ahora se conformar¨¢n con llevarse la basura y esperar hasta que puedan venderla. ¡°De todos modos esto no se acaba. Entre m¨¢s pasa el tiempo, m¨¢s basura viene¡±, dice la madre. Y se va dejando una estela entre la ninfa y el pl¨¢stico.