?Est¨¢ Latinoam¨¦rica condenada a econom¨ªas extractivistas?
Primero fue el oro, luego el caucho y despu¨¦s el petr¨®leo. Ahora es importante que la transici¨®n energ¨¦tica y las energ¨ªas renovables no repitan las din¨¢micas del pasado
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Durante siglos, Latinoam¨¦rica ha sufrido la explotaci¨®n indiscriminada de sus recursos naturales para ser exportados como materias primas que han impulsado sobre todo el desarrollo econ¨®mico de pa¨ªses industrializados. Esta explotaci¨®n, acompa?ada de pr¨¢cticas sistem¨¢ticas de despojo de tierras, ha dejado graves consecuencias sociales, ambientales y econ¨®micas para la regi¨®n. En el siglo XV, los barcos europeos llegaron en busca de oro para financiar el progreso de los colonizadores; en el siglo XIX, la fiebre del caucho esclaviz¨® brutalmente a las comunidades ind¨ªgenas de la Amazonia; y en el siglo pasado, la econom¨ªa f¨®sil replic¨® el modelo extractivista e hizo a muchos de nuestros pa¨ªses dependientes econ¨®micamente de hidrocarburos como el petr¨®leo, y minerales como el carb¨®n.
Pero la dependencia no termina ah¨ª. Mientras los pa¨ªses productores exportaban combustibles f¨®siles, la mayor¨ªa volvi¨¦ndose dependientes de los ingresos fiscales asociados, la econom¨ªa mundial por su parte se hizo cada vez m¨¢s dependiente de su uso como fuente fundamental de energ¨ªa para la industria, el transporte, el consumo dom¨¦stico, y como base en la producci¨®n de pl¨¢sticos y qu¨ªmicos. La demanda de estos productos y sus materias primas impulsa un modelo de explotaci¨®n desmedida de los recursos naturales que han dejado al mundo al borde del colapso.
Cambiar este modelo econ¨®mico es el principal reto que enfrentan hoy los pa¨ªses para limitar el aumento de la temperatura promedio global a m¨¢ximo 1,5¡ãC, y a la vez fortalecer la resiliencia de los ecosistemas y las comunidades frente a los impactos presentes y futuros de un clima cambiante. La respuesta, en buena medida, est¨¢ en lograr una transici¨®n energ¨¦tica justa. Y para ello, Latinoam¨¦rica tiene un rol fundamental que debe jugar estrat¨¦gicamente con miras a garantizar que esta transici¨®n sea planeada, justa y que traiga a la regi¨®n beneficios distribuidos con base en la equidad.
Latinoam¨¦rica ya es una de las regiones m¨¢s vulnerables a los efectos del cambio clim¨¢tico; y de all¨ª proviene la tendencia regional de aumentar su compromiso clim¨¢tico en muchos de sus pa¨ªses. Sin este grado de ambici¨®n, ser¨ªa imposible lograr las metas del Acuerdo de Par¨ªs y evitar perder nuestra riqueza natural por las presiones generadas por el mercado internacional. El reto como regi¨®n no es menor. No podemos permitir que la historia se repita y sigamos condenados a una econom¨ªa extractivista. La urgencia no puede llevarnos a tomar decisiones a la ligera y dejar vac¨ªos que le pasen facturas m¨¢s grandes a las pr¨®ximas generaciones.
La mayor¨ªa de los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina tiene una participaci¨®n de m¨¢s del 30% de energ¨ªas renovables en la matriz de energ¨ªa primaria, y 60% en la matriz el¨¦ctrica. Es decir, tenemos un punto de partida m¨¢s favorable que el de otras regiones para lograr una generaci¨®n el¨¦ctrica basada 100% en renovables. Adem¨¢s, la regi¨®n tiene una ubicaci¨®n estrat¨¦gica con condiciones clim¨¢ticas favorables para generar energ¨ªa a partir de fuentes como la energ¨ªa e¨®lica y la solar. Seg¨²n el informe de Renovables 2022, de la Agencia Internacional de la Energ¨ªa, se espera que la capacidad instalada de generaci¨®n de energ¨ªa renovable no convencional en Latinoam¨¦rica aumente un 45% (+130 GW) en 2027.
Pero, no es el ¨²nico potencial. La regi¨®n cuenta con importantes reservas de zinc, cobre, cobalto y litio, entre otros minerales estrat¨¦gicos, que son necesarios para la producci¨®n de tecnolog¨ªas que permitan generar, distribuir, almacenar y usar la energ¨ªa proveniente de fuentes no convencionales. De acuerdo con la Agencia Internacional de Energ¨ªa un escenario de transici¨®n, alineado con los objetivos del Acuerdo de Par¨ªs de cambio clim¨¢tico implicar¨ªa un aumento en la demanda de litio de unas 42 veces; y la de cobalto y grafito se incrementar¨ªa m¨¢s de 20 veces comparadas con datos de 2020. La forma en que la regi¨®n decida posicionarse ante la necesidad de estos minerales determinar¨¢ el modelo econ¨®mico y de desarrollo para su extracci¨®n y comercializaci¨®n.
Ser¨ªa un error desaprovechar el potencial que tiene la regi¨®n para generar, incluso para exportar energ¨ªa renovable a partir de fuentes no convencionales, pero ser¨ªa una cat¨¢strofe aprovecharlo de manera no planeada y sin establecer unos l¨ªmites que nos permitan proteger a nuestras comunidades, nuestra econom¨ªa y nuestra biodiversidad en medio de la transici¨®n.
Ni los proyectos de energ¨ªas renovables ni la extracci¨®n de minerales necesarios para la transici¨®n est¨¢n exentos de impactos. Frente a la implementaci¨®n de renovables, por ejemplo, en Colombia ya se presentan conflictos entre comunidades ind¨ªgenas, empresas y el Gobierno por el uso y tenencia de la tierra que se necesita para el desarrollo de estos proyectos. En el caso de los minerales, varias comunidades de la regi¨®n de Arequipa, en Per¨², se han declarado en huelga para pedir mejores condiciones de vida en las zonas de explotaci¨®n de cobre; en Chile, el agua escasea en las zonas de explotaci¨®n de este metal; y en la zona conocida como tri¨¢ngulo del litio (ubicada entre Argentina, Chile y Bolivia) ya se est¨¢n viendo los impactos de su extracci¨®n, pues para producir una tonelada m¨¦trica se requieren aproximadamente 500.000 galones de agua. Y la lista contin¨²a.
Frente a este panorama, es imperativo que los gobiernos garanticen las m¨¢s altas salvaguardas sociales y ambientales tanto en la miner¨ªa, como en la generaci¨®n de energ¨ªa renovable. Esto incluye lineamientos y procedimientos de monitoreo y sanci¨®n para evitar el vertimiento de residuos peligrosos en fuentes h¨ªdricas; garantizar la correcta participaci¨®n de las comunidades locales; atender y manejar el estr¨¦s h¨ªdrico que derive de la extracci¨®n de estos minerales; evitar o atender la generaci¨®n de mayores emisiones de gases de efecto invernadero; evitar la vulneraci¨®n de derechos humanos y la degradaci¨®n de ecosistemas, y al mismo tiempo, desarrollar pol¨ªticas de reuso y reciclaje de los minerales, solo por mencionar algunos puntos que deber¨ªan estar en las hojas de ruta y la estructura de gobernanza que se desarrolle.
Los gobiernos de Latinoam¨¦rica deben leer y entender muy bien el contexto geopol¨ªtico al momento de decidir c¨®mo y para qui¨¦n van a producir los minerales necesarios para la transici¨®n y las energ¨ªas renovables, y c¨®mo usar sus ventajas comparativas de manera estrat¨¦gica, pues no pueden olvidar que su misi¨®n tambi¨¦n es descarbonizar sus propias matrices energ¨¦ticas y el¨¦ctricas. Lograr todos estos objetivos representa un reto financiero inmenso, que requiere de un papel activo y consciente de la cooperaci¨®n, de los inversionistas y de una Banca Multilateral enfocada en ayudar y no en endeudar m¨¢s a los pa¨ªses.
Nos queda definir si la aceleraci¨®n de la transici¨®n energ¨¦tica que caracterizar¨¢ este siglo, as¨ª como el futuro que tengamos como sociedad, continuar¨¢ con las din¨¢micas del pasado, o si hemos aprendido de nuestra historia y tendremos la visi¨®n y el ejercicio de responsabilidad que nos corresponde para garantizar procesos ambientalmente sostenibles, socialmente justos y responsables, y que posibiliten una cooperaci¨®n y desarrollo regional.