Los tareferos, los cultivadores de la yerba mate, exponen el ¡®lado B¡¯ de la bebida m¨¢s argentina
Detr¨¢s de la popular infusi¨®n, hay condiciones de trabajo indignas. Adem¨¢s, se temen despidos masivos por la desregulaci¨®n de la econom¨ªa impulsada por Milei
¡°Que el placer de tomar mate no descanse sobre la esclavitud del tarefero¡±. La frase escrita en banderas y entonada en populares canciones fue un s¨ªmbolo de la lucha de los trabajadores que cosechaban la yerba mate en los inicios de la d¨¦cada pasada. Se calcula que los argentinos consumen alrededor de 100 litros de mate, la bebida nacional. Sin embargo, detr¨¢s de la infusi¨®n considerada vital para millones ¡ªequivalente al caf¨¦ ma?anero para muchos argentinos¡ª hay condiciones de vida indignas, largas jornadas laborales con salarios decadentes, trabajo infantil, un h¨¢bitat insalubre y enfermedades. Adem¨¢s, hoy los cultivadores temen que la desregulaci¨®n de la econom¨ªa que impulsa el Gobierno del ultraderechista Javier Milei afecte al sector y se produzcan despidos masivos.
Cuando ten¨ªa 12 a?os, Sonia Lemos (Misiones, 43 a?os) acompa?¨® por primera vez a su padre al yerbal en el que trabajaba. ¡°Empec¨¦ de guaina (joven), no tuve la posibilidad de estudiar. Yo ten¨ªa que ir s¨ª o s¨ª con ¨¦l, ¨¦ramos diez hermanos. Ah¨ª aprend¨ª todo sobre la yerba¡±, cuenta. Treinta a?os m¨¢s tarde, el cuerpo le pasa factura por el tiempo dedicado a la cosecha, una actividad sacrificada donde se cargan pesadas toneladas de hojas en jornadas que pueden superar las 12 horas, sin importar que el rayo del sol caliente la tierra roja del norte argentino, o que el fr¨ªo invernal produzca heladas que congelen los huesos. Lemos, que hace m¨¢s de una d¨¦cada es la secretaria general del Sindicato de Tareferos de Montecarlo ¨C una ciudad ubicada a dos horas de Iguaz¨² -, hoy sufre hernias de disco, un dolor agudo en una de sus mu?ecas y meses atr¨¢s se enferm¨® de neumon¨ªa, lo que le vali¨® una discusi¨®n con su patr¨®n, que no quer¨ªa reconocer que se trataba de una enfermedad laboral. ¡°El nuestro es un rubro muy complicado¡±, grafica en una entrevista con Am¨¦rica Futura.
Oro verde
El mate es la bebida nacional de los argentinos. Entre enero y noviembre de 2023 se procesaron alrededor de 735.122 toneladas de yerba, seg¨²n el Instituto de la Yerba Mate. En el pa¨ªs se bebe m¨¢s mate que caf¨¦, cerveza o vino y cada paquete cotiza en alza, m¨¢s a¨²n luego de la disparada inflacionaria registrada desde diciembre. En los supermercados, un kilogramo se consigue a 3.400 pesos argentinos (4,5 d¨®lares al tipo de cambio oficial).
La contracara es elocuente: un yerbatero percibe 18.600 pesos argentinos por cada tonelada de yerba cosechada (unos 22 d¨®lares). Se calcula que por mes se pueden recolectar seis toneladas y los salarios ascienden a unos 200.000 pesos mensuales, la mitad de lo que se debe ganar en el pa¨ªs para no ser considerado pobre, de acuerdo a las estad¨ªsticas oficiales de diciembre. En la regi¨®n yerbatera ¡ªlas provincias de Misiones y Corrientes¡ª, se estima que hay unos 18.000 trabajadores, aunque la cifra podr¨ªa ser mayor si se cuenta a aquellos que no se encuentran registrados. Pero adem¨¢s, s¨®lo est¨¢n en actividad entre cuatro y seis meses del a?o, en la ¨¦poca de zafra, y luego quedan desocupados y perciben un subsidio por desempleo.
La jornada de un tarefero que no vive en el yerbal comienza a las 4 de la madrugada recorriendo en camiones largas distancias para llegar a los cultivos, y puede extenderse por m¨¢s de 12 horas, seg¨²n la ¨¦poca y la zona de producci¨®n. Muchos pasan varios d¨ªas en los establecimientos, alejados de sus hogares, en campamentos precarios donde duermen a la intemperie o con un m¨ªnimo resguardo del fr¨ªo, el calor o la lluvia, sin sanitarios ni cocina.
Rub¨¦n Ort¨ªz (55 a?os), docente y referente del Sindicato de Tareferos, advierte que hoy quienes cultivan la yerba mate ¡°viven como esclavos¡±. ¡°Cientos de compa?eros est¨¢n hambreados¡±, lamenta en di¨¢logo con Am¨¦rica Futura, y describe como indignas las condiciones de vida, incluso a pesar de que en los ¨²ltimos a?os hubo mejoras. ¡°No hay controles del Estado, el transporte es malo para llegar a los yerbales, faltan herramientas y ropa de trabajo adecuadas. Comen sobre cultivos que acaban de ser rociados con agrot¨®xicos y no hay medidas de seguridad e higiene¡±, dice.
Ortiz era maestro rural en una escuela a la que asist¨ªan los hijos de los tareferos y se convirti¨® en uno de los referentes sindicales luego de una crisis en el sector despu¨¦s de 2004, en un contexto de extranjerizaci¨®n de tierras que llev¨® a que en pocos a?os se redujeran de 8.000 a 4.000 las hect¨¢reas plantadas con yerba y fueran reemplazadas con pinos para la producci¨®n de celulosa, lo que provoc¨® despidos masivos. En 2008, los trabajadores crearon el sindicato en medio de denuncias por salarios paup¨¦rrimos, empleo infantil y esclavitud. ¡°El problema hoy ¨C reflexiona ¨C es que los trabajadores no participan de la renta. Hay una cultura de explotaci¨®n. Los tareferos viven muy mal, muchos de ellos a los 42 a?os no sirven m¨¢s porque tienen muchos problemas de salud¡±.
Lemos cuenta que en la ¨²ltima d¨¦cada obtuvieron mayor reconocimiento, aunque aclara que siempre fue producto de protestas. ¡°Antes carg¨¢bamos a mano los ra¨ªdos de 40, 50 kilos, y logramos tener cargadores hidr¨¢ulicos. Tambi¨¦n hab¨ªa mucha violencia de g¨¦nero y se logr¨® mayor respeto¡±, valora. ¡°En 2023, hubo muchos adolescentes que comenzaron a trabajar como tareferos porque no tienen la posibilidad de estudiar, hay pocos recursos, entonces los padres se acercan al juzgado y dan la autorizaci¨®n¡±, lamenta. Uno de esos j¨®venes es su hijo mayor. ¡°Dej¨® los estudios y fue a trabajar para ayudar a la casa porque yo no pod¨ªa darle todo lo que deber¨ªan tener¡±, cuenta.
En la Argentina, el trabajo infantil est¨¢ prohibido por ley y en el sector rural s¨®lo se autoriza a que j¨®venes de entre 16 y 18 a?os sean empleados bajo el consentimiento de sus padres. Aunque ahora hay m¨¢s relevamientos, durante muchos a?os era habitual ver a ni?os en los yerbales. En junio de 2023, en una serie de fiscalizaciones se relevaron ¡°indicios de explotaci¨®n laboral¡± en dos establecimientos de cultivo de yerba en Misiones, seg¨²n el Registro de Trabajadores Rurales y Empleadores, que detect¨® que hab¨ªa un chico de 15 a?os y otros cinco adolescentes cumpliendo labores.
Pedro Galeano (Misiones, 25 a?os) comenz¨® a trabajar como tarefero junto a su padre cuando ten¨ªa 16 a?os, unos meses despu¨¦s de dejar la escuela. ¡°Ahora estamos parados, la zafra comienza en marzo-abril¡±, responde ante la consulta de Am¨¦rica Futura. Mientras no hay cosecha, se gana la vida como pe¨®n en chacras de su ciudad, Montecarlo. ¡°Este era el ¨²nico trabajo que pod¨ªa hacer. Al principio iba dos veces por semana porque me cansaba¡±, recuerda el joven. ¡°Si el cultivo queda lejos, salimos a las 4 de la madrugada. Llegamos al yerbal dos horas despu¨¦s y trabajamos de ocho o nueve horas. Ahora mejor¨® un poco la situaci¨®n, pero cuando empec¨¦ ten¨ªa que cargar a mano el cami¨®n con los ra¨ªdos. Ahora hay m¨¢s m¨¢quinas¡±, dice. ¡°No me gusta mucho el trabajo, pero es la ¨²nica alternativa laboral¡±, expresa.
Desaf¨ªos y temores
Los trabajadores temen que la desregulaci¨®n de la econom¨ªa que impulsa el presidente Milei perjudique al sector, con el cierre de establecimientos y despidos masivos. Los indicios no son menores: el ultraderechista derog¨® mediante por decreto el Instituto de la Yerba Mate, creado por ley en el a?o 2002 para regular la cadena de producci¨®n y comercializaci¨®n. Seg¨²n peque?os productores y cooperativas, la medida otorga facilidades para que los grandes capitales arrasen el sector y los trabajadores consideran que es una afrenta a sus derechos b¨¢sicos.
¡°Hay 17.500 peque?os productores que est¨¢n en peligro y la bebida nacional puede terminar produci¨¦ndose con un 80% de mano de obra esclava. Esto debe avergonzarnos¡±, se indigna Ort¨ªz.
El sindicalista considera que para mejorar las condiciones se deber¨ªa masificar una propuesta educativa que profesionalice la actividad. ¡°No alcanza con una capacitaci¨®n, debe haber t¨¦cnicos en producci¨®n, elaboraci¨®n y comercializaci¨®n. Si no forman al que seca la yerba, por m¨¢s que incorporen m¨¢quinas, se pierde un saber esencial, artesanal¡±, razona.
Lemos remarca que defender¨¢n los puestos de trabajo ¡°hasta lo ¨²ltimo¡±. ¡°Es es una lucha justa, peleamos por nuestra dignidad. Hay muchas familias que pueden quedarse sin el pan en la mesa¡±, agrega. ¡°Los que cosechamos la yerba ¨C dice emocionada - hacemos un trabajo muy sufrido, es el ¨²nico que hay en la zona, la mayor¨ªa no tenemos estudios, somos muy humildes. Cada vez que tomen mate acu¨¦rdense de todos los tareferos, es una yerba que se obtiene con mucho sacrificio y dolor¡±.