Uruguay y Argentina se adaptan a la crecida de los r¨ªos
Las inundaciones a lo largo del r¨ªo Uruguay, que comparten ambos pa¨ªses, son cada vez m¨¢s frecuentes y graves. Un fondo de la ONU pretende impulsar los esfuerzos de adaptaci¨®n
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¡°El Uruguay no es un r¨ªo, es un cielo azul que viaja¡±. As¨ª describ¨ªa el r¨ªo Uruguay el fallecido poeta y cantante uruguayo An¨ªbal Sampayo, en su canci¨®n de 1963 R¨ªo de los P¨¢jaros, un homenaje a la corriente que pasa por su ciudad natal, Paysand¨². Sus versos son una especie de fotograf¨ªa sonora: conservan personajes locales, flora y fauna, y momentos de la vida ribere?a. Pero no hablan de la mala suerte que a veces trae el r¨ªo Uruguay a quienes lo habitan.
Cuatro a?os antes de que Sampayo liberara R¨ªo de los P¨¢jaros, se produjo la mayor inundaci¨®n que se recuerda. Afect¨® por igual a las riberas de Argentina y Uruguay, que comparten el tramo final del r¨ªo antes de su confluencia con el estuario del r¨ªo de la Plata. Seis d¨¦cadas despu¨¦s, Paysand¨² y otras ciudades del curso inferior del r¨ªo Uruguay se enfrentan a una amenaza similar, quiz¨¢ peor: el aumento de las precipitaciones, una tendencia que, seg¨²n las previsiones, se intensificar¨¢.
En la provincia argentina de Entre R¨ªos, cuya frontera oriental est¨¢ formada por el r¨ªo Uruguay, las precipitaciones medias anuales aumentaron un 20% entre 1960 y 2010. En Uruguay, se estima que las estas aumentaron entre un 10% y un 20% entre 1961 y 2017. Las precipitaciones m¨¢s intensas durante ese periodo se registraron en las regiones sudoriental y sudoccidental de Uruguay, esta ¨²ltima incluye ciudades ribere?as del r¨ªo Uruguay.
¡°El clima en Uruguay se ha tropicalizado a un ritmo muy r¨¢pido en las ¨²ltimas d¨¦cadas¡±, afirma Gustavo Olveyra, especialista en adaptaci¨®n costera del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en el pa¨ªs. ¡°Llueve m¨¢s y peor porque hay m¨¢s d¨ªas con fen¨®menos extremos; han aumentado la frecuencia y la intensidad de los vientos; el n¨²mero de d¨ªas muy calurosos y la duraci¨®n de las sequ¨ªas¡±.
Patricia La Nasa, especialista en conflictos medioambientales y control de riesgos en Argentina, est¨¢ de acuerdo: ¡°Estamos viendo cambios en la estacionalidad y en la cantidad de lluvias medias y torrenciales al a?o¡±. Pero no s¨®lo el clima ha afectado al r¨ªo y a la vida que lo rodea. Algunas ciudades ribere?as han visto crecer su ¨¢rea urbana hasta un 200% en los ¨²ltimos 20 a?os, mientras que los incendios forestales y la deforestaci¨®n ¡ªespecialmente al norte, en el sureste de Brasil, donde nace el r¨ªo Uruguay¡ª se han convertido en parte del paisaje. Otros factores tambi¨¦n han pasado factura: la expansi¨®n de la ganader¨ªa y las industrias forestales en ambas orillas, la degradaci¨®n de los humedales y los cambios en el uso del suelo que impiden la absorci¨®n del agua de las crecidas.
El caudal del r¨ªo Uruguay tambi¨¦n se ha visto permanentemente complicado por la represa de Salto Grande, situada entre Argentina y Uruguay. Inaugurada en 1979, cuenta con un embalse que cubre casi 800 kil¨®metros cuadrados (casi el doble de la superficie de Barbados) con un muro de hormig¨®n y tierra de 2.500 metross de longitud. ¡°El Uruguay deber¨ªa ser un r¨ªo estable¡±, dice La Nasa, ¡°pero la presa cambi¨® radicalmente su din¨¢mica aguas abajo. Modific¨® las velocidades de flujo, la forma en que sedimentaba y los procesos de degradaci¨®n de los bordes costeros¡±.
Desplazamientos
En septiembre, las lluvias torrenciales en el sureste de Brasil desbordaron la represa de Salto Grande, obligando a verter m¨¢s agua de lo habitual en el r¨ªo Uruguay aguas abajo durante varios meses. A ello se sumaron precipitaciones locales superiores a la media. Como resultado, todas las ciudades a ambos lados del r¨ªo sufrieron diversos grados de inundaci¨®n desde mediados de octubre hasta principios de enero: Concordia, Concepci¨®n del Uruguay, Col¨®n y Gualeguaych¨², en Argentina; Bella Uni¨®n, Salto, Paysand¨², San Javier, Nuevo Berl¨ªn y Fray Bentos, en Uruguay.
M¨¢s de 3.000 personas se vieron obligadas a abandonar sus hogares en Paysand¨², as¨ª como unas 500 familias en Concordia. En los ¨²ltimos a?os, las autoridades de ambas ciudades se han esforzado por reubicar a los habitantes de las zonas inundables en barrios m¨¢s seguros.
Esta medida de desplazar a los habitantes de las tierras bajas o de las cuencas interiores ¡ªque por lo general tambi¨¦n tienen medios econ¨®micos limitados¡ª ha sido aplicada por los municipios m¨¢s afectados, pero ha sido controvertida. Alejandra Puglia, maestra y miembro de la organizaci¨®n ecologista Amigos de los Humedales de Fray Bentos, sostiene que muchas familias no quieren ser desplazadas: ¡°Tienen un fuerte sentido de pertenencia, y carecen de alternativas u oportunidades para cambiar su modo de vida si son reubicados en otro lugar de la ciudad¡±.
Adaptaci¨®n en el r¨ªo Uruguay
En 2015, esta acumulaci¨®n de problemas impuls¨® al Fondo de Adaptaci¨®n al Cambio Clim¨¢tico de la ONU a financiar un proyecto en el tramo inferior del r¨ªo, aguas abajo de la represa de Salto Grande. El resultado es el Plan de Acci¨®n Clim¨¢tica del R¨ªo Uruguay, de cuatro a?os de duraci¨®n y ejecutado por el PNUD entre 2021 y 2025. El proyecto cuenta con un presupuesto de 14 millones de d¨®lares para financiar obras y actividades distribuidas equitativamente entre 12 pueblos y ciudades de ambas m¨¢rgenes del r¨ªo, que representan aproximadamente a 650.000 personas en total.
Las ¨²ltimas inundaciones reforzaron la idea de que esa adaptaci¨®n es esencial. ¡°Esta vez no fue la peor, el mayor problema fue que dur¨® demasiado¡±, afirma Natalia Garc¨ªa, coordinadora del Plan de Acci¨®n Clim¨¢tica R¨ªo Uruguay.
El primer y m¨¢s avanzado paso de este proyecto es la formaci¨®n de ciudadanos y funcionarios sobre los efectos del cambio clim¨¢tico, de modo que esta perspectiva pueda incorporarse a los c¨®digos de planificaci¨®n urbana. ¡°La gente necesita saber qu¨¦ hacer cuando los sistemas de alerta temprana les avisan de que se acerca una tormenta con fuertes vientos¡±, dice Olveyra, del PNUD, que trabaja como especialista en adaptaci¨®n para el proyecto. ¡°?Los refugiamos en lugares seguros, lejos de las ventanas, o los enviamos a casa con el riesgo de que la tormenta los encuentre esperando el autob¨²s?¡±.
La creaci¨®n de ¡°parques de inundaci¨®n¡± o paseos costeros es habitual en casi todas las ciudades participantes. ¡°Se trata de zonas que generalmente han quedado libres tras el realojo de residentes¡±, explica Garc¨ªa. ¡°El objetivo de los parques es evitar que sean reocupados por asentamientos informales, lo que reduce los riesgos, y al mismo tiempo revalorizar los servicios ecosist¨¦micos que presta la naturaleza en la llanura inundable¡±.
Hasta la fecha, s¨®lo se ha inaugurado el parque de La Esmeralda, en Fray Bentos. El resto est¨¢n a¨²n en fase de preaprobaci¨®n o en construcci¨®n. En Fray Bentos y Nuevo Berl¨ªn, ambos situados en el departamento uruguayo de R¨ªo Negro, la recuperaci¨®n de la flora aut¨®ctona en parques y calles se ha convertido en un ¨¢rea de inter¨¦s. Di¨¢logo Chino habl¨® con el director de Medio Ambiente, Higiene y Bromatolog¨ªa de Rio Negro, Adri¨¢n Stagi: ¡°Hemos dise?ado un parque a lo largo del arroyo Los Laureles que reforestaremos con especies nativas de ¨¢rboles y flores. Y queremos hacer lo mismo con el arbolado urbano de la ciudad¡±.
Otro de los objetivos del plan de adaptaci¨®n es reducir o detener las graves consecuencias de la erosi¨®n de las riberas. Es una de las principales consecuencias de la gesti¨®n diaria del agua de la presa. ¡°Cuando Buenos Aires enciende las luces, Salto Grande necesita producir m¨¢s energ¨ªa y abre las compuertas¡±, explica La Nasa, que supervisa los elementos argentinos de las salvaguardias sociales y ambientales del proyecto. ¡°Esto provoca cambios pronunciados en el nivel del r¨ªo en cuesti¨®n de horas y acelera la erosi¨®n de riberas, playas y costas¡±.
En Concordia (Argentina), la erosi¨®n de las riberas del r¨ªo est¨¢ provocando la acumulaci¨®n de escombros en los puntos de captaci¨®n utilizados por la planta de tratamiento de agua de la ciudad, lo que supone una amenaza para la calidad y la seguridad del agua potable. Para luchar contra esta situaci¨®n, se ha propuesto una de las mayores iniciativas de defensa de las riberas fluviales de Argentina, con el fin de consolidar las zonas erosionadas. Se est¨¢n planeando obras similares r¨ªo arriba, en el Parque Nacional El Palmar de Argentina, y a lo largo de una carretera hacia el Rinc¨®n de Franqu¨ªa, una zona protegida del extremo noroeste de Uruguay.
Pr¨®ximos pasos
La finalizaci¨®n del Plan de Acci¨®n Clim¨¢tica del R¨ªo Uruguay est¨¢ prevista para 2025. Algunos de sus responsables admiten que este plazo no es suficiente para resolver todos los problemas existentes en el r¨ªo. ¡°La virtud es centrarse en estos temas y concienciar a la poblaci¨®n y a las autoridades¡±, dice La Nasa. ¡°Despu¨¦s, habr¨¢ que gestionar cada aspecto de forma constante e intensiva durante mucho tiempo¡±.
La concienciaci¨®n entre los municipios ribere?os parece haber mejorado, y est¨¢n surgiendo ideas de adaptaci¨®n impulsadas por el proyecto. Por ejemplo, Concordia inaugurar¨¢ en breve una depuradora de agua, Fray Bentos trabaja en una planta de compostaje y R¨ªo Negro en una planta de tratamiento de efluentes. Uruguay, por su parte, quiere modernizar su capacidad de alerta temprana, pasando de un mosaico regional a un sistema nacional de alerta de amenazas m¨²ltiples.
De momento, los ribere?os esperan a ver si se cumplen las previsiones de nuevas lluvias superiores a la media alimentadas por el fen¨®meno clim¨¢tico de El Ni?o. Mientras tanto, el r¨ªo Uruguay sigue su curso. No siempre es el viaje de cielos azules y encanto buc¨®lico al que cantaba An¨ªbal Sampayo, pero con el apoyo del proyecto de adaptaci¨®n clim¨¢tica, podr¨ªa haber un cambio positivo en el futuro, y beneficios para m¨¢s de medio mill¨®n de personas que viven a lo largo de las riberas del r¨ªo.