Si a los pueblos ind¨ªgenas nos detienen en una cumbre de la ONU, imag¨ªnese lo que ocurre en nuestros territorios
Los l¨ªderes mundiales deben dejar de silenciarnos y de borrar nuestro liderazgo. Mientras ellos arrastran los pies, nuestras manos seguir¨¢n trabajando por nuestro planeta
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Se supon¨ªa que la COP16 no iba a ser as¨ª. Despu¨¦s de a?os de golpear puertas cerradas, de gritar para que se nos escucharan, parec¨ªa que por fin se invitaba a los pueblos ind¨ªgenas a entrar. Se nos prometi¨® una ¡°COP para la gente¡±, un espacio en el que los que llevamos generaciones protegiendo la naturaleza pudi¨¦ramos compartir nuestros conocimientos. Pero en lugar de compartir las soluciones que llevamos milenios practicando, acab¨¦ teniendo que pedir ayuda a gritos durante una violenta detenci¨®n dentro del recinto de la conferencia.
Esto sucedi¨® porque mientras estoy en la COP16 luchando por los derechos territoriales de los pueblos ind¨ªgenas, algo esencial si queremos salvar la naturaleza, los pol¨ªticos de mi pa¨ªs natal, Brasil, vuelven a intentar aprobar una pol¨¦mica ley -el Marco Temporal- que nos despojar¨ªa de nuestros derechos territoriales, a pesar de la promesa del Presidente Luis In¨¢cio Lula da Silva de legalizar todos nuestros territorios.
As¨ª que protestamos pac¨ªficamente contra la norma. Aunque intentamos seguir las reglas y solicitamos un permiso, la urgencia de que mi gente sea atacada y asesinada no concuerda con los tiempos burocr¨¢ticos de la ONU. Mientras esperamos a que nos ¡°den permiso¡± para alzar la voz, una persona es asesinada cada dos d¨ªas por intentar proteger nuestro planeta.
Aunque al final todo sali¨® bien, y recibimos disculpas por la violenta detenci¨®n, nuestros pueblos y nuestros territorios no est¨¢n bien. S¨®lo el a?o pasado, 208 de mis hermanos y hermanas ind¨ªgenas fueron asesinados a tiros en Brasil. Y las agresiones a nuestros derechos, como el Marco Temporal, no son ¨²nicas. El propio presidente Lula est¨¢ intentando abrir m¨¢s yacimientos petrol¨ªferos en la Amazonia y construir la BR-319, una carretera que atravesar¨ªa una de las zonas m¨¢s intactas de la selva amaz¨®nica, afectando a varios territorios originarios.
Este tipo de ataques contra nosotros se producen en todo el mundo. Pero en lugar de ser atacados, necesitamos ser escuchados. Somos expertos en c¨®mo salvar la naturaleza. Basta con echar un vistazo a la ciencia. No es casualidad que las partes mejor conservadas de la Amazonia y los territorios Ind¨ªgenas se crucen; hemos conservado intactos casi el 45% de los bosques de la Amazonia.
El problema es que, en estos momentos, muchos pueblos originarios a¨²n no tienen t¨ªtulos legales sobre las tierras en las que hemos vivido y conservado durante siglos. Esto nos deja a nosotros y a nuestros territorios vulnerables a la deforestaci¨®n, al acaparamiento de tierras y a cosas mucho peores.
Abordar esta cuesti¨®n habr¨ªa sido un gran paso hacia la soluci¨®n de la crisis de biodiversidad, porque uno de los principales objetivos de esta COP era encontrar una v¨ªa real para conservar al menos el 30% del planeta para 2030, la ambici¨®n m¨ªnima para evitar un colapso ecol¨®gico. Y lo que muchos no saben es que esta v¨ªa ya est¨¢ al alcance de todos, si los Gobiernos reconocieran formalmente nuestros territorios. Y no estamos solos, m¨¢s de un mill¨®n de personas en todo el mundo tambi¨¦n respaldan las soluciones que ofrecen nuestros territorios.
Estoy cansada de asistir a las diferentes cumbres sobre clima y biodiversidad que no ofrecen resultados. Nosotros, los pueblos ind¨ªgenas, tenemos las soluciones para nuestro planeta. Mientras los Gobiernos se sientan a hablar, nosotros somos los que nos ponemos manos a la obra para resolver una crisis que no hemos creado.
Por eso, esta COP ha sido tan decepcionante. Daba la sensaci¨®n de que est¨¢bamos all¨ª s¨®lo para la foto, no para ser escuchados. No ten¨ªamos acceso ni siquiera a los elementos b¨¢sicos necesarios para participar de forma significativa. Est¨¢bamos sentados en salas donde se estaban celebrando debates cruciales, pero no pod¨ªamos entenderlos, porque faltaban servicios de traducci¨®n. Y esta semana, durante un debate vital sobre los pueblos ind¨ªgenas y las comunidades locales, en una sesi¨®n en la que por fin dispon¨ªamos de traducciones, el servicio se cort¨® abruptamente, obligando a todos a continuar s¨®lo en ingl¨¦s.
As¨ª que me voy de Cali con muchas lecciones sobre la lucha que debe continuar. El a?o que viene, la COP30 del Clima tendr¨¢ lugar en mi casa: la selva amaz¨®nica de Brasil. Aunque el presidente Lula promete una cumbre ind¨ªgena, queda una gran pregunta por responder: ?Est¨¢n preparados Brasil y el sistema de la ONU para escuchar las voces de quienes ya est¨¢n protegiendo el planeta? Si Brasil se toma en serio lo de ser un defensor del clima, como m¨ªnimo necesitamos una copresidencia Ind¨ªgena de la Conferencia para garantizar que no se repitan los errores cometidos para asegurar nuestra plena participaci¨®n.
La COP16 no ha aportado gran cosa ni a la gente ni al planeta, y la COP29 no podr¨ªa tener menos en juego al ser acogida por otro pa¨ªs petrolero. Espero ver acciones concretas para garantizar los derechos ind¨ªgenas en el camino hacia la COP30, para que podamos tener alguna esperanza de cambio. Y esta acci¨®n debe comenzar ahora con el presidente Lula dejando atr¨¢s su contradicci¨®n. No puede ser un bar¨®n del petr¨®leo y un defensor del clima al mismo tiempo. Los l¨ªderes mundiales y el sistema de la ONU deben dejar de silenciarnos y de borrar nuestro liderazgo. Mientras ellos arrastran los pies, nuestras manos seguir¨¢n trabajando por nuestro planeta, y nuestras voces ser¨¢n cada vez m¨¢s fuertes.
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