La necesidad de un nuevo objetivo de financiamiento clim¨¢tico para Am¨¦rica Latina y el Caribe
Los 20 pa¨ªses con mayores emisiones de la regi¨®n reciben 19 veces m¨¢s ingresos por la exportaci¨®n de combustibles f¨®siles que por enfrentar el cambio clim¨¢tico y la p¨¦rdida de biodiversidad
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Por a?os el cambio clim¨¢tico ha representado una grave amenaza para Am¨¦rica Latina y el Caribe. Sin embargo, los retos para atenderlo se han ido acrecentando con el tiempo. Pese a los intentos de varios pa¨ªses para hacerle frente, persisten desaf¨ªos para desacoplar sus econom¨ªas de actividades contaminantes. As¨ª, mientras algunos pa¨ªses profundizan su dependencia a los combustibles f¨®siles, otros sufren las consecuencias de los impactos negativos de la crisis clim¨¢tica.
De acuerdo con el ?ndice de Finanzas Sostenibles 2024 (IFS) del Grupo de Financiamiento Clim¨¢tico para Latinoam¨¦rica y el Caribe, existe una gran brecha entre los ingresos generados por actividades intensivas en carbono y aquellos destinados a combatir el cambio clim¨¢tico y a proteger la biodiversidad. En conjunto, los 20 pa¨ªses con mayores emisiones de la regi¨®n reciben 19 veces m¨¢s ingresos por actividades relacionadas con la exportaci¨®n de combustibles f¨®siles que por temas asociados a la conservaci¨®n de la naturaleza. Adem¨¢s, destinan 12 veces m¨¢s recursos a proyectos para la producci¨®n de combustibles f¨®siles que a iniciativas que a las segundas dos iniciativas.
Este desequilibrio refleja la hist¨®rica dependencia de la regi¨®n en sectores como la miner¨ªa, el petr¨®leo, el carb¨®n y el gas, aunque tambi¨¦n representa una oportunidad para reorientar los flujos financieros. Hay que reconocer que la transici¨®n a econom¨ªas bajas en carbono no solo es una cuesti¨®n de mitigaci¨®n del cambio clim¨¢tico, sino tambi¨¦n de adaptaci¨®n, de protecci¨®n de la naturaleza y de competitividad econ¨®mica a largo plazo.
A nivel nacional los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina y el Caribe deben acelerar su transici¨®n hacia finanzas m¨¢s sostenibles. La dependencia econ¨®mica de las actividades en carbono no solo ponen en riesgo el cumplimiento de los objetivos clim¨¢ticos internacionales, sino que tambi¨¦n exponen a la regi¨®n a los devastadores impactos del cambio clim¨¢tico, como los desastres naturales y las migraciones forzadas.
El IFS 2024 subraya la urgencia de un cambio radical en la asignaci¨®n de recursos. Actualmente, la mayor¨ªa de los pa¨ªses de la regi¨®n destinan menos del 1% de sus presupuestos a proyectos que ayudar¨¢n a combatir el cambio clim¨¢tico y a proteger la biodiversidad. El Salvador es una de las pocas excepciones, destinando m¨¢s del 3% de su presupuesto a iniciativas clim¨¢ticas y sostenibles, pero muchos otros pa¨ªses permanecen rezagados, lo que limita su capacidad para adaptarse y mitigar los efectos del cambio clim¨¢tico.
La tarea no es s¨®lo de los pa¨ªses de la regi¨®n. Es muy importante que a nivel internacional se tengan compromisos de financiamiento, como la creaci¨®n de un nuevo objetivo colectivo cuantificable de financiamiento clim¨¢tico que ayude a los pa¨ªses a financiar acciones urgentes. Este, se ha repetido, no solo debe estar enfocado en la adaptaci¨®n, sino darse mediante financiamiento p¨²blico en forma de donaciones para evitar el aumento de los niveles de deuda de los pa¨ªses. Se trata de un nuevo objetivo que se aprobar¨¢ en la COP29 que se desarrollar¨¢ en Bak¨² y que ser¨¢ cr¨ªtico para incentivar a los pa¨ªses de la regi¨®n a avanzar hacia finanzas m¨¢s sostenibles.
La nueva meta de financiamiento clim¨¢tico debe tomar en cuenta estas necesidades y prioridades de los pa¨ªses de la regi¨®n, como del resto de los pa¨ªses en desarrollo. No debe ser solo un n¨²mero, aunque s¨ª debe considerar que las necesidades est¨¢n valuadas en millones de millones de d¨®lares, y ya no solo en miles de millones de d¨®lares. Pero, adem¨¢s, se deben tomar en cuenta aspectos de car¨¢cter cualitativo, como mejorar el acceso a dicho financiamiento.
Si bien no hay ning¨²n pa¨ªs que haya logrado armonizar sus finanzas para hacerlas completamente sostenibles, lo cierto es que hay pa¨ªses que han tenido que incrementar sus inversiones p¨²blicas en la atenci¨®n de las p¨¦rdidas y los da?os causados por el cambio clim¨¢tico, como ha sucedido en pa¨ªses de Centroam¨¦rica. Dos ejemplos son el ya citado caso de El Salvador, y el de Guatemala, que presenta una puntuaci¨®n de 2,6 de 4 puntos en la clasificaci¨®n de finanzas sostenibles. Esto se debe a que Guatemala ha asignado 35 veces m¨¢s recursos a actividades que permitir¨¢n combatir el cambio clim¨¢tico que a actividades intensivas en carbono; y a que es un pa¨ªs que no depende de la industria f¨®sil para alimentar su econom¨ªa. No obstante, tambi¨¦n presenta retos de acceso a financiamiento clim¨¢tico internacional.
Otros pa¨ªses como Honduras, Jamaica y Panam¨¢ tambi¨¦n han logrado progresos en cuanto a su asignaci¨®n de presupuesto p¨²blico en materia de cambio clim¨¢tico. Esto no quiere decir que no enfrentan retos de acceso a financiamiento internacional, lo que tambi¨¦n limita su capacidad de implementaci¨®n de sus compromisos clim¨¢ticos adquiridos a nivel internacional.
Brasil y M¨¦xico, las econom¨ªas m¨¢s grandes de la regi¨®n, se encuentran en una posici¨®n cr¨ªtica dentro del contexto de las finanzas sostenibles. Seg¨²n el IFS 2024, ambos pa¨ªses han obtenido medias y bajas puntuaciones: Brasil, con 2,1 puntos, y M¨¦xico con 1,3 puntos. Estos resultados reflejan una disparidad entre sus ingresos y egresos por actividades intensivas en carbono y el financiamiento asociado a la atenci¨®n del cambio clim¨¢tico.
En 2023, Brasil gener¨® 33 veces m¨¢s ingresos provenientes de actividades intensivas en carbono que por fuentes de financiamiento clim¨¢tico internacional, y destin¨® 1,5 veces m¨¢s presupuesto a actividades contaminantes que a iniciativas sostenibles. M¨¦xico, por su parte, se enfrenta a una situaci¨®n m¨¢s compleja: gener¨® 57 veces m¨¢s ingresos por actividades intensivas en carbono, mientras que destin¨® 28 veces m¨¢s recursos a sectores contaminantes que para atender el cambio clim¨¢tico.
A pesar de estos desaf¨ªos, tanto Brasil como M¨¦xico tienen la oportunidad de liderar un cambio crucial en la regi¨®n. Debido a su peso econ¨®mico y su influencia pol¨ªtica, ambos pa¨ªses podr¨ªan movilizar capital de manera significativa hacia proyectos sostenibles, creando un efecto multiplicador que inspire a otras naciones de la regi¨®n a seguir el mismo camino. Para lograrlo, es fundamental que alineen sus pol¨ªticas fiscales con los compromisos clim¨¢ticos internacionales. Esto implica incentivar el desarrollo de energ¨ªas renovables y mejorar la eficiencia energ¨¦tica, al tiempo que desincentivan las actividades que perpet¨²an la emisi¨®n de contaminantes.
Los pa¨ªses de la regi¨®n tienen una oportunidad ¨²nica de liderar la transici¨®n global hacia la sostenibilidad, lo que implicar¨¢ transformaciones nacionales y apoyo internacional. Por ello, el nuevo objetivo colectivo cuantificable de financiamiento es cr¨ªtico para apoyar el aumento de la ambici¨®n de acciones clim¨¢ticas, tanto de mitigaci¨®n como de adaptaci¨®n. Para la regi¨®n es urgente que se apruebe este nuevo objetivo en la COP 29 y seguir impulsando las transformaciones necesarias a nivel nacional. No hay tiempo que perder. Sin meta no hay planeta.