Cuatro hermanos mueren acribillados por sicarios mientras dorm¨ªan en Guayaquil

Valentina, Bryanna, Adiel y Aitana eran sus nombres. Eran ni?os, cuatro hermanos. Ten¨ªan siete, cinco, tres a?os y cinco meses de edad. Eran las 21.20 del lunes, dorm¨ªan en una peque?a habitaci¨®n cuando ocurri¨® la masacre. Los sicarios llegaron hasta su casa en el Guasmo, al sur de Guayaquil, no miraron, solo apuntaron a trav¨¦s del vidrio de la ventana y dispararon sin discriminar. A Rosa, su madre de 24 a?os, el instinto la hizo saltar sobre sus hijos para usar su cuerpo como escudo y protegerlos, pero no pudo evitar la tragedia. Los cuatro ni?os murieron acribillados por los dos criminales que, seg¨²n los primeros indicios policiales, se equivocaron de casa.

La hip¨®tesis que maneja la Polic¨ªa es que la vivienda que buscaban los sicarios era la que estaba al lado de la casa verde de la familia Pinto donde dorm¨ªan los menores. Ah¨ª viv¨ªa Jordan Tomal¨¢, de 36 a?os, con antecedentes penales por robo y tr¨¢fico de drogas y a quien hace m¨¢s de un a?o intentaron asesinar en una cantina en otro sector de la ciudad, pero sobrevivi¨®. Es conocido por vender droga en el barrio y huy¨® en el momento de la balacera.

Cuando los agentes ingresaron a la casa del sujeto encontraron credenciales de su asociaci¨®n con el grupo delictivo Los Choneros y la escultura de la santa muerte, a la que los narcos veneran para su protecci¨®n, y al lado, una foto suya. Los sicarios huyeron en el auto blanco en el que llegaron y que quemaron horas m¨¢s tarde al otro extremo de la ciudad. Los sospechosos pertenecen a la banda criminal de los Lagartos, seg¨²n los primeros indicios policiales. Ese grupo delictivo intenta mantener a bala y sangre el control del territorio en el sector del Guasmo, un barrio densamente poblado, de aproximadamente 300.000 habitantes, donde la mayor¨ªa de la gente intenta sobrevivir del trabajo informal en las calles, la construcci¨®n y la limpieza de casas.

Este no es el ¨²nico grupo criminal que se disputa una parte del territorio en este barrio, otras organizaciones delictivas permanecen en pugna por adue?arse de rutas para el tr¨¢fico de drogas y otros delitos. En medio de esta guerra que se da en las calles, hospitales, cerca de las escuelas y sin el control del Gobierno, 310 menores han sido asesinados como v¨ªctimas colaterales en el 2023.

¡°Como instituci¨®n, si hacemos una evaluaci¨®n de cu¨¢ntas personas han sido v¨ªctimas colaterales de estos eventos, personas de la tercera edad, mujeres embarazadas, ni?os, insistimos en que necesitamos cambios en las leyes, para que sean herramientas coercitivas para que nos den esa posibilidad de que no se vuelva a repetir¡±, dijo V¨ªctor Herrera Leiva, comandante de la Polic¨ªa de la denominada zona 8, donde est¨¢ Guayaquil, la m¨¢s violenta del pa¨ªs, donde han asesinado a m¨¢s de 2.400 personas en el 2023. Los cr¨ªmenes ocurren a diario en todo el pa¨ªs, que ya suman 6.900 este a?o. Ni el 10% ha tenido una resoluci¨®n en la justicia y la gran mayor¨ªa contin¨²a en la impunidad.

Por eso, la familia Pinto ha dejado el caso en manos de la justicia divina. Rosa est¨¢ gravemente herida en terapia intensiva en el hospital y Jhordan, el padre de los ni?os, fue quien retir¨® los cuerpos de sus hijos de la morgue. El Gobierno de Daniel Noboa, quien todav¨ªa no ha explicado cu¨¢l ser¨¢ el plan de acci¨®n para combatir la alta criminalidad del pa¨ªs, emiti¨® un comunicado al d¨ªa siguiente en redes sociales en el que asegur¨® que no habr¨¢ ¡°espacio para la impunidad, ni se ceder¨¢ ante aquellos que intentan sembrar terror¡±.

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