Las elecciones de Venezuela: punto de partida o de llegada
Los mecanismos electorales venezolanos son de los m¨¢s s¨®lidos de Latinoam¨¦rica. El verdadero desaf¨ªo radica en ganarse al electorado
Si la validez de las pr¨®ximas elecciones en Venezuela se midiera por el funcionamiento de su sistema electoral, estar¨ªan aseguradas. Cuando fui secretario general de UNASUR, tuve la oportunidad de constatar que los mecanismos electorales venezolanos son de los m¨¢s s¨®lidos de la regi¨®n. Cada voto es verificado de forma digital y manual, y certificado a trav¨¦s de constancias que manejan los directorios de los partidos para sus reclamos e impugnaciones ante las autoridades electorales. De tajo, el fraude est¨¢ descartado. Las mayores dificultades en la pr¨®xima celebraci¨®n de los comicios en Venezuela tienen que ver con el entorno pol¨ªtico nacional e internacional que rodea las campa?as actuales y c¨®mo, y hasta cu¨¢nto, podr¨¢n influenciar las decisiones de los potenciales votantes.
Preocupa especialmente el problema de las sanciones internacionales, econ¨®micas y personales impuestas por los Estados Unidos y la Uni¨®n Europea, que tienen bloqueada desde hace varios a?os, como asedios medievales, la econom¨ªa del pa¨ªs con graves repercusiones humanitarias y sociales. Se estima que estas sanciones -930 hasta el momento- han costado 232 mil millones de d¨®lares y llegaron a reducir desde 2015 hasta la fecha en un 87 % la producci¨®n petrolera del pa¨ªs, que es su principal fuente de ingresos. ?C¨®mo pueden influir estas sanciones, ilegales e inmorales, en la libre decisi¨®n de electores enfrentados al dilema de escoger entre candidatos amenazados o beneficiados por su sostenimiento o levantamiento? Lo sabremos el pr¨®ximo domingo. Sanciones unilaterales con elecciones de por medio equivale a un combate de boxeo en que uno de los p¨²giles sube con las manos amarradas.
De otro lado, es evidente que en Venezuela hay una concentraci¨®n de poderes en manos del partido de gobierno, como sucede en otros pa¨ªses donde existe la figura constitucional de la reelecci¨®n presidencial. La larga permanencia en el poder del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) ha generado concentraciones inconvenientes de espacios institucionales de gobierno y control que deben ser reequilibrados, pasadas las elecciones, a trav¨¦s de acuerdos entre las fuerzas ganadoras y perdedoras de los comicios. A trav¨¦s de UNASUR, el presidente Nicol¨¢s Maduro se comprometi¨® con esta reforma estructural, que deber¨ªa revivirse con el apoyo de las dem¨¢s fuerzas pol¨ªticas, hasta llegar a una nueva arquitectura institucional consignada en la Carta Magna, que adem¨¢s recoja los avances en materia constitucional de otras constituciones latinoamericanas.
En el corto plazo, lo m¨¢s importante es que quien gane asegure garant¨ªas para el ejercicio de la oposici¨®n y, a su vez, el que pierda reconozca el resultado. Nueve de los diez grupos pol¨ªticos que participan en estas elecciones, incluido el del gobierno, seg¨²n su vocero Jorge Rodr¨ªguez, aceptaron la propuesta del CNE sobre la legitimaci¨®n anticipada de resultados. El PSUV siempre ha reconocido los resultados electorales: lo hizo con el plebiscito de Ch¨¢vez y lo volvi¨® a hacer al reconocer la derrota en las elecciones parlamentarias del 2015. El sector opositor que se abstuvo de firmar este compromiso deber¨ªa ser consecuente y apoyarlo por el bien de la democracia. Poco o nada se avanzar¨ªa en Venezuela si las pr¨®ximas elecciones terminaran convertidas en un juego de perdedores y ganadores, en una suerte de pax romana, en que quien gane se quede con todo y el que pierda se vaya para la casa sin nada.
La polarizaci¨®n ideol¨®gica que est¨¢ envenenando otras democracias latinoamericanas, incluida la de Colombia, mi pa¨ªs, se complica en el caso de Venezuela, donde existen dos visiones pol¨ªticas diferentes y enfrentadas sobre su realidad. Por un lado, est¨¢ la narrativa internacional alimentada por la oposici¨®n venezolana con la eficaz ayuda de los medios y redes sociales de las derechas locales; por el otro, un discurso nacional liderado por el gobierno del presidente Maduro, que trabaja con el referente de los avances sociales de la revoluci¨®n bolivariana y el rechazo del bloqueo resultante de las maniobras internacionales de la oposici¨®n. Fen¨®menos ins¨®litos, como el reconocimiento internacional de Juan Guaid¨®, son el resultado del esquizofr¨¦nico tratamiento informativo de la doble realidad venezolana, que puede confundir a los electores y afectar su capacidad para tomar una decisi¨®n equilibrada.
As¨ª como se pide al presidente Maduro reconocer a la oposici¨®n como alternativa para competir por el poder, la opini¨®n internacional tambi¨¦n deber¨ªa aceptar la posibilidad de un triunfo del gobierno como respuesta a sus pol¨ªticas sociales y la reciente reactivaci¨®n de su econom¨ªa, que est¨¢ por encima de las tasas de crecimiento regional. Las dos opciones en la balanza democr¨¢tica, sin chauvinismos ni estigmatizaciones de parte y parte, ser¨ªan el escenario ideal para las pr¨®ximas elecciones.
Debo mencionar, finalmente, en este an¨¢lisis a boca de jarro de la coyuntura venezolana, el tema de la paz en Colombia. Es un hecho m¨¢s que evidente que, sin el apoyo de Venezuela, no hubiera sido posible para Colombia y sus ¨²ltimos gobiernos avanzar en la concreci¨®n de la paz. En este empe?o ha sido definitiva la participaci¨®n del gobierno venezolano como facilitador, mediador y garante en el apoyo log¨ªstico del proceso terminado con las FARC y los que est¨¢n en curso con otras fuerzas insurgentes. El futuro de la paz en Colombia tambi¨¦n estar¨¢ en juego en las pr¨®ximas elecciones venezolanas.
El tema de los migrantes no es menos importante. As¨ª como Colombia ha asumido el reto de recibir, con los brazos abiertos, a miles de migrantes que exigen el mismo reconocimiento que les hizo el presidente Hugo Ch¨¢vez a los miles de colombianos que salieron huyendo del conflicto armado, el gobierno que se elija el pr¨®ximo domingo deber¨¢ tener como prioridad tenderle la mano a sus compatriotas para que regresen a casa o se queden en condiciones dignas donde quiera que se encuentren. Y pedir para ellos el trato de ciudadanos que deber¨ªamos exigir para todos los migrantes latinoamericanos criminalizados, estigmatizados o maltratados por la xenofobia derechista. Por fortuna, la posible designaci¨®n de Kamala Harris como candidata dem¨®crata a los Estados Unidos ser¨ªa una buena noticia para que el tema de la persecuci¨®n de los migrantes no se convierta en una bandera para hacer ¡°m¨¢s grande Am¨¦rica¡± como lo propone el candidato Trump.
En s¨ªntesis: las elecciones venezolanas no pueden reducirse al simple ejercicio democr¨¢tico del derecho al voto. Deben convertirse en un punto de partida para levantar las sanciones unilaterales que hoy agobian a los venezolanos, seguir recuperando su econom¨ªa, asegurar los derechos de la oposici¨®n, equilibrar los poderes, unificar la imagen internacional del pa¨ªs, convertir a los migrantes en ciudadanos con ejercicio pleno de derechos de regreso a Venezuela o fuera de ella, profundizar las pol¨ªticas de inclusi¨®n social existentes y tender los puentes que hagan posible la paz para Colombia, tal como lo est¨¢ buscando el presidente Gustavo Petro. Mi experiencia como secretario general de UNASUR es que el presidente Maduro y muchos de los dirigentes de la oposici¨®n son receptivos a este mensaje de paz y progreso para Venezuela. Espero que los resultados del pr¨®ximo domingo as¨ª lo confirmen.
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