El eje democracia frente a autocracia gana fuerza en Am¨¦rica Latina ante la crisis en Venezuela
La firmeza de Boric frente a Maduro, la colaboraci¨®n de Brasil con Argentina y la implosi¨®n de la relaci¨®n entre Lula y Ortega apuntan a un cambio
Las sospechas de fraude en las presidenciales de Venezuela han dejado a la regi¨®n dividida en tres bloques: el grupo de Argentina y Chile, que acusa abiertamente al chavismo de haber robado las elecciones; los que, como Brasil, Colombia y M¨¦xico, exigen desde hace 14 d¨ªas a las autoridades electorales que divulguen las actas mesa por mesa para verificar, con la documentaci¨®n oficial, si venci¨® Nicol¨¢s Maduro o, como sostiene la oposici¨®n con la copia de los boletines como prueba, gan¨® ¡ªy por goleada¡ª Edmundo Gonz¨¢lez Urrutia. Y una minor¨ªa que, como Nicaragua o Cuba, reconoce el resultado oficial y considera al presidente Maduro reelecto para otros seis a?os;
La crisis ha derivado en un frenes¨ª diplom¨¢tico con gestiones en m¨²ltiples direcciones que apuntan a que la divisi¨®n entre dem¨®cratas y aut¨®cratas gana peso pol¨ªtico frente al eje izquierda y derecha, como ocurre en otras partes del mundo. El tr¨ªo de Gobiernos izquierdistas al frente del principal esfuerzo de mediaci¨®n act¨²a en sinton¨ªa con Estados Unidos y la Uni¨®n Europea, mientras la principal dirigente opositora, Mar¨ªa Corina Machado, multiplica los llamamientos a la negociaci¨®n.
El ejemplo m¨¢s evidente de c¨®mo se refuerza ese eje dem¨®cratas vs. aut¨®cratas es el Chile del izquierdista Gabriel Boric, uno de los primeros y m¨¢s elocuentes presidentes en poner en duda el triunfo de Maduro. Pero, estos d¨ªas, Am¨¦rica Latina tambi¨¦n ha visto un raro ejemplo de cooperaci¨®n diplom¨¢tica en la tormentosa relaci¨®n entre Luiz In¨¢cio Lula da Silva y el ultraliberal Javier Milei. Pese a los insultos y a los desplantes del presidente argentino, Lula decidi¨® ayudarle en un asunto pol¨ªticamente delicado: Brasil asumi¨® la protecci¨®n de la Embajada argentina en Caracas y de los seis opositores que est¨¢n refugiados en la residencia.
Y esta semana las relaciones diplom¨¢ticas de Brasil con Nicaragua saltaron por los aires cuando Managua, primero, y Brasilia, en represalia, expulsaron a sus respectivos embajadores. Una decisi¨®n de enorme carga simb¨®lica y detonada despu¨¦s de que el diplom¨¢tico brasile?o no asistiera al 45? aniversario de la revoluci¨®n sandinista. Un gesto con el que Lula transmit¨ªa un profundo malestar a su antiguo aliado Daniel Ortega.
Las relaciones bilaterales llevaban un a?o congeladas y Lula reconoci¨® recientemente que Ortega ni le contesta al tel¨¦fono. El veterano pol¨ªtico brasile?o critic¨® la evoluci¨®n del nicarag¨¹ense en ese lenguaje llano que es marca de la casa: ¡°Un tipo que hizo una revoluci¨®n como la que hizo Ortega. Eran un grupete de chavales y chavalas armados con metralletas que derrotaron a [Anastasio] Somoza. ?Pero para qu¨¦ haces una revoluci¨®n? ?Porque quieres el poder o porque quieres mejorar la vida del pueblo? Eso es lo que est¨¢ en juego¡±, dijo Lula en una entrevista el mes pasado. Record¨® entonces que ¨¦l mismo asisti¨® en Managua al primer aniversario de la revoluci¨®n nicarag¨¹ense. Su bi¨®grafo Fernando Moraes detalla, en Lula, que aquel viaje marc¨® su carrera porque all¨ª conoci¨® al entonces m¨ªtico Fidel Castro.
Boric los mira desde el presente. Tiene 38 a?os, naci¨® durante la dictadura de Pinochet y muchos a?os despu¨¦s de las revoluciones castrista y sandinista que tanto inspiraron a la izquierda de la ¨¦poca. Y, desde que alcanz¨® la presidencia, ha convertido las cr¨ªticas expl¨ªcitas a las violaciones de los derechos humanos y las medidas antidemocr¨¢ticas, sean de aliados o de adversarios ideol¨®gicos, en una de las banderas de su pol¨ªtica exterior.
Incluso los Gobiernos de izquierdistas amigos se alejan cada vez m¨¢s de los aut¨®cratas latinoamericanos atrincherados en el poder mientras persiguen opositores. Lula arranc¨® su mandato, como Gustavo Petro, en Colombia, con el restablecimiento de relaciones diplom¨¢ticas con la Venezuela de Maduro, rotas en el episodio Juan Guaid¨®, cuando EE UU y decenas de gobiernos reconocieron como mandatario interino al opositor. El actual mandatario brasile?o lleg¨® a celebrar una cumbre en Brasilia en 2023 con Maduro y todos los presidentes sudamericanos en un intento de sacar al chavismo del ostracismo. En vano. El l¨ªder chavista no recogi¨® el guante.
Aunque tanto sus oponentes como la prensa brasile?os consideran a Lula demasiado tibio con la deriva autoritaria de Maduro o de Ortega, nadie cuestiona que es un dem¨®crata en toda regla. Cada vez que perdi¨® unas elecciones, se fue a casa a prepararse para la pr¨®xima, que es precisamente lo que ha recomendado en los ¨²ltimos meses a Maduro. En su pa¨ªs lo consideran preso de la nostalgia, igual que al Partido de los Trabajadores, que para disgusto de la diplomacia brasile?a se apresur¨® a felicitar a Maduro por su reelecci¨®n.
Maduro mantiene el apoyo cerrado tanto de China como de Rusia o Ir¨¢n, a los que Venezuela les viene de perlas para que Estados Unidos sienta su aliento sin un oc¨¦ano de por medio. Pero otros amigos se alejan del chavismo. Las voces que exigen a Maduro que presente las actas son ya un clamor, incluyen a los presidentes amigos como Lula, Petro o Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, la mayor¨ªa de los pa¨ªses latinoamericanos, EE UU, parte de la Uni¨®n Europea y hasta las Madres de la plaza de Mayo. Entre los mediadores cunde el pesimismo porque pasan los d¨ªas y Maduro no cede, solo gana tiempo.
El Centro Carter, el ¨²nico equipo robusto y con legitimidad internacional de mediadores sobre el terreno, tiene claro qui¨¦n venci¨® el 28 de julio. ¡°El Gobierno, el partido pol¨ªtico del Gobierno y la oposici¨®n saben que Edmundo Gonz¨¢lez gan¨® la elecci¨®n por casi dos a uno¡±, afirm¨® esta semana en una entrevista la jefa de la misi¨®n, Jennie Lincoln. Basa su diagn¨®stico en que el sistema de votaci¨®n electr¨®nica venezolano es extremadamente seguro y esas tres partes tuvieron la noche electoral copia de las actas con los resultados de las mesas. El chavismo ha respondido a su estilo, proclam¨¢ndose v¨ªctima de supuestos golpes de Estado y ataques inform¨¢ticos orquestados por fascistas e imperialistas.
Con la vista puesta en mantener los cauces abiertos con Maduro y sus fieles, Brasil, Colombia y M¨¦xico han pedido por segunda vez por escrito las actas. Y tienen como mantra que la crisis deben resolverla los venezolanos, sin injerencias, y de manera pac¨ªfica. Pero las protestas ya han dejado muertos y m¨¢s de 2.000 detenidos. Mientras, Estados Unidos y los gobiernos latinoamericanos m¨¢s escorados a la derecha han reconocido al candidato opositor como vencedor de los comicios, pero no como presidente electo. La inc¨®gnita es cu¨¢nto durar¨¢ la mano tendida con Maduro y el chavismo.
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