El crimen organizado echa ra¨ªces en Quito
La capital ecuatoriana ha sido escenario de atentados terroristas y una multitud de homicidios despu¨¦s de que las principales pandillas trasladen all¨ª su enfrentamiento
La violencia en Ecuador acorta las distancias entre las regiones bajo el control de las pandillas y se establece en ciudades que hasta ahora parec¨ªan ajenas al crimen organizado. Un claro ejemplo de esta situaci¨®n es Quito, la capital ecuatoriana, donde en un solo mes se registraron 24 cr¨ªmenes violentos, lo que representa un aumento del 30% en comparaci¨®n con el mismo periodo del a?o pasado. Entre estos casos, se incluye el atentado armado contra dos funcionarias del SNAI, la instituci¨®n encargada del sistema penitenciario. Este alarmante panorama llev¨® al Gobierno de Daniel Noboa a incluir, por primera vez, a la ciudad en el ¨²ltimo decreto de estado de excepci¨®n, como respuesta a un aumento de la inseguridad que ha resultado incontrolable.
En los ¨²ltimos cuatro a?os, los capitalinos han observado desde la distancia el repunte de la violencia, que se hab¨ªa concentrado en las ciudades que forman parte de la ruta del tr¨¢fico de drogas, que comienza en las zonas fronterizas con Colombia y Per¨², atraviesa una parte de la Amazonia y toda la costa ecuatoriana para llegar a los puertos, desde donde se exporta la droga hacia Estados Unidos y Europa. Quito, hasta hace poco, estaba fuera del mapa del narcotr¨¢fico. Sin embargo, en los ¨²ltimos dos meses, las balaceras han comenzado a resonar con fuerza en algunos barrios de la capital, encendiendo todas las alarmas.
La calle conocida como la Jota, en el barrio Solanda, al sur de la ciudad, vibra con el bullicio del comercio informal, donde los transe¨²ntes buscan incluso los objetos m¨¢s ins¨®litos, seguros de que los encontrar¨¢n en los peque?os negocios a lo largo de las aceras. All¨ª, los comerciantes compiten por los clientes ofreciendo el mejor precio y la ¡°yapa¡±, un extra para fidelizar al comprador. Pero una noche de agosto, el bullicio fue interrumpido por hombres en dos motocicletas, quienes desataron varios disparos contra cinco j¨®venes que intentaron escapar en medio del p¨¢nico y los gritos de quienes se resguardaban de las balas perdidas. Tres de los j¨®venes murieron, y dos resultaron heridos. Unos d¨ªas antes, la comunidad ya hab¨ªa quedado conmocionada por el asesinato de un hombre a la puerta de su casa.
¡°Solanda es una ciudad dentro de la ciudad¡±, explica Fernando Chamba, l¨ªder barrial del sector, para ilustrar la alta densidad de poblaci¨®n, donde viven alrededor de 130.000 habitantes. ¡°El barrio no est¨¢ al margen de la descomposici¨®n social. Muchos de nuestros vecinos emigraron en 1999, durante la crisis bancaria; algunos regresaron, pero muchos j¨®venes quedaron solos¡±, contin¨²a Chamba. Un patr¨®n similar se repite en otros sectores como Quitumbe, Calder¨®n y Comit¨¦ del Pueblo, que coinciden con un aumento de la violencia y enfrentan problemas comunes que incrementan la vulnerabilidad de la poblaci¨®n: desempleo, deserci¨®n escolar, falta de acceso a la educaci¨®n superior, desplazamiento de personas de otras provincias y migraci¨®n extranjera.
Para la secretaria de Seguridad del Municipio de Quito, Carolina Andrade, la violencia en la capital est¨¢ marcada por redes de tr¨¢fico interno de coca¨ªna. ¡°El 32% de la droga incautada es para consumo interno; es un mercado muy fuerte y eso dinamiza la violencia criminal¡±, afirma la funcionaria. Adem¨¢s, desde 2022, cuando se flexibiliz¨® el porte y tenencia de armas de fuego, el 80% de los homicidios y robos se comete con armas de fuego, mientras que anteriormente predominaban las armas blancas. Esta situaci¨®n ha reforzado la presencia de pandillas como Los Lobos, Choneros, Latin Kings y Chone Killers, que han trasladado su lucha a las calles de Quito, intentando imponer su ley, al igual que lo han hecho en las provincias costeras, donde ni el estado de excepci¨®n ni los toques de queda han logrado contener la violencia en zonas controladas por grupos criminales.
En Quito, las principales causas de muerte son los accidentes de tr¨¢fico, sobre todo provocados por conductores ebrios, seguidos de los suicidios. En tercer lugar, se sit¨²an los homicidios. ¡°Hasta septiembre, hemos observado una reducci¨®n del 13% respecto a 2023, lo que es significativo en el contexto nacional. Sin embargo, en los ¨²ltimos dos meses esa brecha ha comenzado a cerrarse a una velocidad preocupante¡±, se?ala Andrade. A¨²n as¨ª, la declaratoria de estado de excepci¨®n sorprendi¨® al Cabildo. ¡°Lamentablemente, no fue una decisi¨®n consensuada ni dialogada con el Municipio de Quito. El Ejecutivo actu¨® dentro de sus competencias en el manejo de la seguridad¡±, dice Andrade, quien considera que la decisi¨®n tiene una connotaci¨®n m¨¢s pol¨ªtica, en v¨ªsperas de las elecciones, y que no se tuvieron en cuenta las repercusiones sobre la imagen y el turismo de la ciudad. ¡°Los turistas no saben lo que implica vivir en un estado de excepci¨®n¡±, a?ade. No obstante, destaca que desde la entrada en vigor del decreto se ha incrementado la presencia policial y militar en varios barrios, algo que antes se concentraba en otras provincias del pa¨ªs en constante estado de excepci¨®n, lo que ha restado las capacidades log¨ªsticas y operativas de la polic¨ªa en la capital.
El estado de excepci¨®n por 60 d¨ªas tambi¨¦n permite levantar la inviolabilidad del domicilio y la correspondencia. ¡°Esperamos que sea una oportunidad para que la Polic¨ªa pueda llevar a cabo allanamientos de investigaciones en curso, y eso ser¨ªa una herramienta para actuar en flagrancia y realizar detenciones estrat¨¦gicas¡±, considera Andrade. Quito, a diferencia de otras ciudades, alberga las principales funciones del Estado, el sistema de justicia y la Fiscal¨ªa, lo que incrementa los riesgos y amenazas, especialmente en un contexto preelectoral. La sombra del asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio, ocurrido en agosto de 2023, cuando sal¨ªa de un mitin pol¨ªtico en el norte de la ciudad, pesa sobre la capital. Hasta el momento, cinco personas, miembros de la banda criminal Los Lobos, han sido condenadas como autores materiales del crimen, pero a¨²n se desconoce qui¨¦n orden¨® asesinar a Villavicencio. Mientras persista el velo de impunidad, la ciudad seguir¨¢ siendo vulnerable a nuevos episodios de violencia que podr¨ªan cambiar la historia del pa¨ªs.