Pedro Tellechea, el gestor favorito de Maduro ca¨ªdo en desgracia
El ministro, detenido por supuestamente filtrar informaci¨®n a una empresa relacionada con el servicio de inteligencia de Estados Unidos, era alabado y reconocido por haber hecho una gran labor en PDVSA
Era serio y muy formal en el trato. Recib¨ªa en su despacho sin el uniforme militar, pese a ostentar el rango de coronel. Otros hacen gala para mostrar m¨¢xima lealtad a la revoluci¨®n, a ¨¦l no le hac¨ªa falta, se le presupon¨ªa de origen. Se hab¨ªa vuelto abstemio y cuidaba la dieta, no le gustaba verse con kilos de m¨¢s. Si en el chavismo han triunfado hombres expansivos como Hugo Ch¨¢vez, Diosdado Cabello o el propio Nicol¨¢s Maduro, Pedro Tellechea era comedido, t¨ªmido, de pocas palabras. Una nueva generaci¨®n de chavistas que reniegan del ch¨¢ndal. A sus 48 a?os, se hab¨ªa ganado la fama de eficiente, ordenado, ejecutor: las cualidades de un buen gerente. Maduro se lo reconoc¨ªa en p¨²blico y sus amigos -y hasta sus enemigos- en privado. Nadie mejor para leer m¨¦tricas, ordenar, sanear, tapar agujeros presupuestarios, vigilar a los funcionarios de alto rango, pero tambi¨¦n a la se?ora de la puerta y al se?or de mantenimiento.
Durante su ¨¦poca al frente de PDVSA, una empresa en ruinas, pag¨® deudas, subi¨® la producci¨®n de barriles y se gan¨® la confianza de las petroleras como Exon, como Repsol o ENI, que comenzaron a operar por el levantamiento de sanciones por parte de la Casa Blanca. La sensaci¨®n general es que, despu¨¦s de varios presidentes desastrosos, que no hab¨ªan visto una torre de perforaci¨®n en su vida, Tellechea hab¨ªa hecho un buen trabajo, aunque le dieron otro cometido solo un a?o despu¨¦s. Sin embargo, eso no le ha valido para evitar el destino fatal de los presidentes anteriores de PDVSA, como son la c¨¢rcel, la humillaci¨®n p¨²blica, el descr¨¦dito a ojos de los dem¨¢s.
Techellea ha pasado, en cuesti¨®n de horas, de pertenecer al primer c¨ªrculo de poder, el que rodea a Maduro, a ser un apestado para el chavismo. El viernes, el presidente lo destituy¨® como ministro de Industria y, dos d¨ªas despu¨¦s, unos funcionarios venezolanos fueron a su casa a detenerlo. A la vez, se llevaron a una docena de sus colaboradores, una cifra que puede subir a 20 en los pr¨®ximos d¨ªas. Desde la madrugada del lunes hasta la ma?ana, cuando la Fiscal¨ªa oficializ¨® su arresto, Wechat, el servicio de mensajer¨ªa del chavismo, era un hervidero de mensajes, la mayor¨ªa de ellos de incredulidad. M¨¢s al enterarse de la acusaci¨®n: filtrar informaci¨®n de PDVSA, desde su mando de operaciones, a una empresa controlada ¡°por los servicios de inteligencia de Estados Unidos¡±. Nadie sabe con seguridad si eso es verdad, si hay algo de cierto o si, directamente, se trata de una confabulaci¨®n de sus enemigos para quit¨¢rselo de en medio. Lo que es seguro es que, en un universo tan conspiranoico como el chavista, una mancha de ese tipo resulta indeleble.
Pedro Rafael Tellechea Ruiz, casi sin cuello, estatura media, cara cuadrada y gafas finas, comenz¨® hace 15 a?os una carrera ascendente. Los trajes, a medida. Perfume. En el mundo castrense aprendi¨® disciplina, autocontrol y discreci¨®n, esta ¨²ltima una cualidad que se valora en el Palacio de Miraflores, la sede del Gobierno y el matrimonio presidencial, Maduro y Cilia Flores, conocida como la primera combatiente. Tellechea ten¨ªa, adem¨¢s, el favor de la vicepresidenta Delcy Rodr¨ªguez, que tiene fama de rodearse de gente competente, a diferencia de otros jerarcas chavistas que priman la lealtad por encima de cualquiera otra virtud. En cualquier caso, a Tellechea no le regalaron nada, se lo gan¨®. Sali¨® bien mirado de la gerencia p¨²blica en la Empresa Mixta Metanol de Oriente, Metor S.A.; y las presidencias de la industria Venezolana de Aluminio y Pequiven, la petroqu¨ªmica de Venezuela. Algunos consultados le ponen peros a su gesti¨®n, pero la sensaci¨®n general es que cumpli¨® con creces, lo que le valdr¨ªa de trampol¨ªn para llegar a PDVSA, la joya de la corona.
¡°Se hab¨ªa ganado cierta aureola de profesional y t¨¦cnico, muy necesaria en PDVSA. Los expertos y la industria privada lo valoraban, ve¨ªan en ¨¦l a alguien dialogante y ayud¨® a solucionar, al menos un poco, una gerencia desastrosa¡±, explica una fuente directa conocedora de los secretos de la empresa petrolera. Tellechea pag¨® deudas a empresas -la compa?¨ªa sigue debiendo cientos de millones a terceros-, se acerc¨® al sector privado y se consigui¨® el aumento de la producci¨®n. Cuando lleg¨® al cargo se produc¨ªan 700.000 barriles al d¨ªa y el d¨ªa que sali¨® por la puerta se contaban 940.000, casi el mill¨®n. Le ayudaron las licencias que el Estados Unidos le otorg¨® a Chevron, y las cartas de conformidad que recibieron la espa?ola Repsol y la italiana Eni.
Dos presidencias antes, de todo esto se ocupaba un general de la Guardia Nacional, Manuel Quevedo, que solo ahond¨® en la poca profesionalidad que arrastra la compa?¨ªa que en su d¨ªa, a finales de 1994, fue la segunda petrolera m¨¢s importante del mundo, seg¨²n un informe de ese a?o del Petroleum Inteligence Weekly (PIW). PDVSA superaba con creces a gigantes como ExxonMobil o BP, solo quedaba detr¨¢s de la compa?¨ªa saud¨ª Aramco. Vieron a?os de falta de inversi¨®n, protestas, despidos masivos, inseguridad jur¨ªdica, violaci¨®n de normas de seguridad y ambiente, corrupci¨®n pura y dura. El caos. El general Quevedo sigui¨® esa l¨ªnea de incompetencia y mediocridad, de acuerdo a los expertos del sector. Quevedo iba de uniforme y en su pecho luc¨ªa, orgulloso, sus medallas. La sustituy¨® Asdr¨²bal Ch¨¢vez, que detuvo el desgobierno, pero no fue hasta la llegada de Tellechea que comenz¨® a ponerse orden. PDVSA ni siquiera se acerc¨® a sus a?os dorados, imposible en el contexto actual, pero al menos detuvo su ca¨ªda en picado.
Su detenci¨®n y encarcelamiento, ahora mismo, resultan un misterio. Los jerarcas chavistas callan. Las acusaciones de la Fiscal¨ªa General de la Rep¨²blica, dirigida por un hombre del r¨¦gimen, Tarek William Saab, son vagas. El propio fiscal reconoce en un comunicado que la investigaci¨®n se realiz¨® ¡°con la plena cooperaci¨®n del jefe de Estado (Maduro)¡±, lo que ahonda en la idea de los que piensan que la revoluci¨®n bolivariana tiene poderes supraconstitucionales. ¡°Puede ser que est¨¢ pagando alg¨²n tipo de factura¡±, dicen en el sector petrolero. ¡°Que no pertenezca a las tendencias internas que favorecen o te debilitan dentro del oficialismo. Un director a veces toca intereses no ortodoxos y toca sacarlo del juego¡±, especulan. Techellea fue el encargado, entre otras cosas, de hacer investigar y hacer n¨²meros para cifrar en 23.000 millones el agujero que dej¨® en PDVSA la trama de corrupci¨®n liderada por Tareck El Aissami, conocido como ¡°el traidor¡± en el Palacio de Miraflores. El Aissami, que lleg¨® a ser vicepresidente, cay¨® en desgracia de manera fulminante, y pas¨® de sentarse en la mesa con el presidente y su familia, las noches en el hotel Humboldt, los restaurantes caros y los lujos a una vida de recluso con mono azul.
No se sabe si Tellechea ser¨¢ lanzado de esa manera tan brutal al abismo. El asunto no pinta bien. No hay que irse muy lejos para saber lo que Maduro opinaba de ¨¦l, solo dos meses, cuando lo nombr¨® ministro de Industria. Maduro, sentado ante un micr¨®fono, detr¨¢s un cuadro de Sim¨®n Bol¨ªvar, dice enfebrecido, como si anunciase una verdad revelada: ¡°Nombro al ingeniero Pedro Tellechea para que lleve su capacidad gerencial y su capacidad profesional a la recuperaci¨®n de toda la industria, p¨²blica, mixta y privada del pa¨ªs. ?Tellechea!¡±. ?l escuchaba azorado en medio de la sala, un poco avergonzado porque todas las miradas estuvieran puestas en ¨¦l, adem¨¢s del ¨ªmpetu elogioso del se?or presidente. Parec¨ªa un nuevo impulso, el segundo, de una carrera hacia la m¨¢s alta gerencia chavista. En realidad, era el final.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.