El 10 de enero en Venezuela: la madre de todas las investiduras
La m¨¢s que probable toma de posesi¨®n como presidente de Nicol¨¢s Maduro no acaba con la esperanza de Edmundo Gonz¨¢lez y Mar¨ªa Corina Machado de lograr imponer el resultado de las elecciones
Diez d¨ªas separan dos tomas de posesi¨®n que decidir¨¢n el rumbo de las relaciones entre Venezuela y Estados Unidos durante los pr¨®ximos cuatro a?os. El 10 de enero jurar¨¢ el cargo en Caracas Nicol¨¢s Maduro, salvo sorpresa m¨¢s que may¨²scula y pese a las afirmaciones del l¨ªder opositor Edmundo Gonz¨¢lez que ¨¦l estar¨¢ en Venezuela para su propia investidura y para tomar las riendas del Gobierno en esas fechas. El 20 de enero, ser¨¢ Donald Trump quien asuma de nuevo la presidencia en Washington.
Todas las inc¨®gnitas est¨¢n abiertas sobre lo que pueda ocurrir a partir de entonces en la relaci¨®n entre el chavismo y el presidente republicano. El magnate inmobiliario opt¨® en su primer mandato por una pol¨ªtica de ¡°presi¨®n extrema¡± hacia el Gobierno de Maduro y reconoci¨® como el presidente leg¨ªtimo al opositor Juan Guaid¨®. Aquella postura, adoptada tambi¨¦n por la Uni¨®n Europea, Canad¨¢ y otros pa¨ªses aliados, no cambi¨® las cosas: Maduro continu¨® al frente de Venezuela, pero el aumento de las sanciones solo consigui¨® empobrecer al pa¨ªs petrolero y aumentar la migraci¨®n a EE UU y otros pa¨ªses.
A lo largo del mandato de Maduro, cerca de ocho millones de venezolanos se han marchado de su pa¨ªs debido a la mala gesti¨®n econ¨®mica y las sanciones internacionales. De ellos, cerca de 700.000 han recalado en Estados Unidos. Las encuestas apuntan a que, de continuar el r¨¦gimen chavista, el flujo de migrantes podr¨ªa continuar.
Durante el mandato de Biden, la Casa Blanca opt¨® por una postura m¨¢s flexible. Levant¨® parcialmente algunas sanciones y permiti¨® que empresas estadounidenses -Chevron- pudieran comercializar el petr¨®leo venezolano, a cambio del compromiso de Maduro para permitir unas elecciones libres en verano del a?o pasado. La l¨®gica detr¨¢s de estos pasos, para Estados Unidos, era tratar de atajar el aluvi¨®n de inmigrantes que cruzaban de manera irregular procedentes de Venezuela. Pero el r¨¦gimen no cumpli¨® su parte, y se declar¨® vencedor de los comicios sin haber presentado nunca las actas que lo certificasen. La actas presentadas por la oposici¨®n s¨ª confirman que Edmundo Gonz¨¢lez fue el triunfador:
Ahora es dudoso que Trump, molesto tras su experiencia con Guaid¨®, quiera dar el mismo paso que hace cinco a?os y reconocer como presidente leg¨ªtimo a Edmundo Gonz¨¢lez. La Administraci¨®n Biden s¨ª ha reconocido al antiguo diplom¨¢tico como el ¡°presidente electo¡±. Este mes, Washington impon¨ªa una nueva ronda de sanciones contra 21 personalidades del r¨¦gimen, incluida la hija del ministro de Justicia y uno de los hombres m¨¢s poderosos del r¨¦gimen, Diosdado Cabello, Daniella. En total, 180 dirigentes del chavismo est¨¢n sancionados en Estados Unidos.
Una primera pista de qu¨¦ actitud se plantee adoptar viene de su propuesta para el cargo de secretario de Estado. El senador por Florida Marco Rubio, es un ¡°halc¨®n¡± de l¨ªnea muy dura hacia Cuba, Nicaragua y Venezuela. Tambi¨¦n lo es su futuro consejero de Seguridad Nacional, Mike Waltz. ¡°Esto parece indicar un regreso al tipo de pol¨ªtica que Trump impuso en 2019, una pol¨ªtica de m¨¢xima presi¨®n. Nada de concesiones a Maduro, b¨¢sicamente una pol¨ªtica de cambio de r¨¦gimen¡±, apunta en conversaci¨®n telef¨®nica Phil Gunson, de la organizaci¨®n Crisis Group, dedicada a la resoluci¨®n de conflictos.
Pero hace cinco a?os esa posici¨®n no funcion¨®. ¡°Al final de su primer mandato, una vez que qued¨® claro que era un tema dif¨ªcil, Trump hab¨ªa perdido inter¨¦s en Venezuela¡± y su equipo acab¨® aplicando una pol¨ªtica bastante similar a la que ha practicado la Administraci¨®n Biden, recuerda el experto. ¡°Y esa puede ser parte de la respuesta. Es posible que Trump no est¨¦ ya tan interesado en Venezuela, y su intenci¨®n sea dejar no solo Venezuela, sino toda Am¨¦rica Latina en general, en manos de los conservadores, con la posible excepci¨®n de M¨¦xico¡±, considera Gunson.
Es probable que el arranque de la pol¨ªtica de la Casa Blanca trumpista, en su segunda versi¨®n, sea similar a la de Trump 1.0. Una pol¨ªtica dura, o que parezca serlo, de m¨¢xima presi¨®n. ¡°Probablemente har¨¢n mucho ruido sobre Maduro y su r¨¦gimen¡±, cree el analista. Pero a medida que corra el tiempo, es posible que ese ruido de sables se transforme en ¡°una postura m¨¢s pragm¨¢tica¡±.
¡°Trump se considera a si mismo como alguien que consigue acuerdos, y hay un acuerdo obvio que se puede negociar, petr¨®leo por inmigraci¨®n¡±, apunta. Es un pacto que estar¨ªa alineado con la corriente dominante de pensamiento entre la clase pol¨ªtica en Washington, preocupada especialmente por la necesidad de controlar la inmigraci¨®n irregular.
El acuerdo interesa a ambos. Estados Unidos necesita garantizarse petr¨®leo barato, y rest¨¢rselo a sus antagonistas geopol¨ªticos -China, muy en especial-. Caracas necesita las divisas resultantes de venderlo. Y si acepta los vuelos de repatriaci¨®n desde Estados Unidos, calcula que ayudar¨¢ a resolver una de las grandes prioridades de la Administraci¨®n Trump.
A largo plazo, opina Gunson, ¡°el cambio de r¨¦gimen no es una opci¨®n realista. Hace falta alg¨²n tipo de acuerdo negociado. Ahora mismo es algo muy dif¨ªcil, porque Maduro ha cerrado todos los canales de comunicaci¨®n con la oposici¨®n, pero a medio-largo plazo la negociaci¨®n es inevitable. Y adem¨¢s, Venezuela lleva desde hace diez a?os en emergencia humanitaria, y simplemente est¨¢ mal seguir a?adiendo sanciones y haciendo la vida m¨¢s dif¨ªcil a los venezolanos de a pie que no est¨¢n de acuerdo con el sistema¡±.
La oposici¨®n venezolana, sobre todo el sector que rodea a Machado, recibi¨® con euforia el nombramiento de Rubio, al que consideran un aliado. A diferencia de lo que ocurri¨® en su d¨ªa con Guaid¨®, Machado, a trav¨¦s de Edmundo Gonz¨¢lez, ha ganado las elecciones con un ampl¨ªsimo margen de diferencia, seg¨²n todos los indicios. Eso confiere a lideresa una legitimidad que hasta ahora no hab¨ªa tenido nadie de los antichavistas desde la irrupci¨®n del comandante en 1999. De puertas para fuera, se ha dicho con mucha firmeza que Edmundo se posesionar¨¢ el d¨ªa 10, pero ahora mismo no existe ning¨²n mecanismo que pueda hacer eso realidad.
Luis Vicente Le¨®n, analista pol¨ªtico, se muestra convencido de que el 10 de enero ser¨¢ ¡°un hito que generar¨¢ mucho ruido¡±, aunque no siente que Maduro se encuentre ¡°en peligro real¡± de no ser investido. El asunto, cree Le¨®n, reside en qu¨¦ tipo de Maduro va a gobernar a partir de ahora. ¡°Podemos encontrarnos uno absolutamente radicalizado que har¨¢ lo que sea para retener el poder y eso incluye la pulverizaci¨®n total de su adversario (nicaraguizaci¨®n o iranizaci¨®n como dos posibles modelos) o uno que pivote alrededor de alguna estrategia m¨¢s moderada, que espera a que USA baje el tono m¨¢s adelante porque no tomar¨¢ realmente las medidas de eliminaci¨®n de licencias y deja abierto algunos caminos de negociaci¨®n futura¡±, a?ade.
En el chavismo hay cierta paranoia de que pudiera producirse una invasi¨®n norteamericana. Ese escenario, sin embargo, parece remoto despu¨¦s de los fracasos en Irak y Afganist¨¢n, adem¨¢s de que el tiempo de las incursiones armadas en Latinoam¨¦rica parece cosa del pasado. Lo que teme el oficialismo es que desde fuera se convenza a una parte de las Fuerzas Armadas Bolivarianas de que son ellas las que deben garantizar la democracia del pa¨ªs y derrocar a Maduro. Hist¨®ricamente, los militares venezolanos han sido constitucionalistas y han hecho respetar los resultados de las elecciones. Sin embargo, los altos mandos siguen leales al actual presidente, algunos de ellos por convicci¨®n, otros por estrategia. El chavismo ha llevado a cabo en los cuarteles purgas internas en contra de uniformados que pudieran considerarse desafectos.
Maduro ha denunciado en m¨²ltiples ocasiones que existen planes para asesinarlo impulsados por Estados Unidos e, incluso, por Espa?a. Ch¨¢vez se muri¨® pensando que Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, presidente espa?ol en su ¨¦poca, hab¨ªa intentado acabar con ¨¦l. Al igual que Fidel Castro, el comandante viv¨ªa obsesionado con que lo envenenaran, un temor que hered¨® Maduro. El actual presidente ha denunciado m¨¢s de una veintena de complots en su contra. No resulta sencillo determinar cu¨¢l de ellos tiene algo de verdad. En cualquier caso, estas supuestas conspiraciones han sido utilizadas para detener a decenas de personas en cada ocasi¨®n.
Para V¨ªctor ?lvarez, experto en econom¨ªa y pol¨ªtica, exministro con Ch¨¢vez y un gran conocedor de universo chavista, no hay posibilidades de que Edmundo Gonz¨¢lez se presente en Venezuela, tal y como ¨¦l ha anunciado. ?lvarez dice que los opositores ¡°m¨¢s fan¨¢ticos y extremistas¡± ven en la ca¨ªda de Bachar el Asad un espejo, equivocadamente. ?Acaso los partidos de la oposici¨®n que apoyaron a EGU retar¨¢n a los cuerpos represivos del Estado y llamar¨¢n a calentar la calle para evitar que Maduro pueda iniciar un nuevo per¨ªodo presidencial?, se pregunta. Se responde a s¨ª mismo: ¡°No nos llevemos a enga?os, un liderazgo opositor sin capacidad de movilizaci¨®n no tiene como agitar el descontento nacional para ejercer presi¨®n interna¡±.
?lvarez le entra de lleno a un tema inc¨®modo: el de una intervenci¨®n militar extranjera. ¡°Muchos sue?an con una intervenci¨®n quir¨²rgica de Erik Prince -fundador de la empresa de mercenarios Blackwater-. El cambio pol¨ªtico nunca se producir¨¢ desde afuera sino desde adentro. Invocar una intervenci¨®n extranjera o mercenaria es un pasaporte a la violencia que terminar¨ªa por hundir al pa¨ªs en la ingobernabilidad y confrontaci¨®n violenta, agravando una masiva migraci¨®n que no la quieren ni los paises vecinos ni EEUU¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.