Medidas tard¨ªas para Cuba
Ni los opositores y manifestantes cubanos debieron ser encarcelados ni el embargo comercial debe ser reforzado. Detr¨¢s de ambos errores se encuentran las verdaderas causas de la permanente crisis cubana
Es com¨²n que los presidentes de Estados Unidos tomen medidas, a fines de su mandato, que perfilen un legado y aspiren a una continuidad bajo el Gobierno sucesor. Ese podr¨ªa ser el sentido de dos importantes decisiones anunciadas por Joe Biden, en relaci¨®n con Cuba, a unos d¨ªas de abandonar la Casa Blanca: la salida de La Habana de la lista de patrocinadores del terrorismo y la suspensi¨®n del t¨ªtulo III de la Ley Helms-Burton.
Lo que hace dudar de ese prop¨®sito es la evidencia de que la Administraci¨®n dem¨®crata no revirti¨® la pol¨ªtica de Donald Trump hacia Cuba, entre 2016 y 2020, basada en el incremento de las sanciones y la profundizaci¨®n del embargo comercial. Al no hacerlo, Biden se mostr¨® m¨¢s alineado con Trump que con Barack Obama en su estrategia hacia la isla caribe?a.
El anuncio de Biden parece ser, m¨¢s bien, un gesto testimonial, en la ¨²ltima hora de su presidencia, que simula una aproximaci¨®n a la apertura obamista, dando por hecho que Trump y su secretario de Estado, Marco Rubio, dar¨¢n marcha atr¨¢s en los pr¨®ximos meses. En la pr¨¢ctica, las medidas de Biden facilitan las cosas a Trump y a Rubio, quienes para fijar una posici¨®n sobre Cuba, s¨®lo tendr¨ªan que revocarlas.
Otra explicaci¨®n m¨¢s de fondo podr¨ªa estar vinculada con la negociaci¨®n entre la Iglesia cat¨®lica y el Gobierno cubano con el fin de liberar 553 de los m¨¢s de mil presos pol¨ªticos que existen en la isla. Aunque haya pocas evidencias, no habr¨ªa que descartar que esa negociaci¨®n est¨¦ en curso desde hace tiempo. De hecho, la Iglesia cat¨®lica ha estado detr¨¢s de todas las excarcelaciones cubanas, en las ¨²ltimas d¨¦cadas, por lo que podr¨ªa hablarse de una negociaci¨®n permanente.
El hermetismo tradicional del r¨¦gimen cubano impide especular, siquiera, qu¨¦ presos ser¨ªan excarcelados. Algunos l¨ªderes opositores y activistas c¨ªvicos, como Jos¨¦ Daniel Ferrer, el artista Luis Manuel Otero Alc¨¢ntara y el rapero Maykel Castillo, son nombres conocidos, pero cientos y cientos de cubanos humildes han permanecido recluidos, por casi cuatro a?os, sin derechos b¨¢sicos ni procesos judiciales regulares, desde las protestas del verano de 2021.
Tanto el anuncio de Washington como el de La Habana llegan tarde y de manera limitada, pero se producen al un¨ªsono. No se presentan, como el de Barack Obama y Ra¨²l Castro el 17 de diciembre de 2014, cuando se restablecieron las relaciones diplom¨¢ticas entre ambos pa¨ªses, como resultado de una negociaci¨®n, pero el quid pro quo es evidente.
Es dif¨ªcil no advertir una mal disimulada transacci¨®n detr¨¢s de esta simultaneidad. M¨¢s dif¨ªcil si se recuerda que Biden es un presidente cat¨®lico, con una excelente relaci¨®n con el papa Francisco y la Santa Sede. Entre 2013 y 2014, el cardenal habanero Jaime Ortega Alamino estuvo muy involucrado en aquella negociaci¨®n. Ser¨ªa extra?o que hoy el clero de la isla est¨¦ al margen de la nueva apuesta.
La diferencia entre aquel proceso y el actual es que el toma y daca tuvo lugar a mediados del segundo t¨¦rmino de Obama y este se produce en la v¨ªspera de la llegada de Trump a la Casa Blanca. Dados los tiempos apretados, tocar¨ªa al Gobierno cubano hacer los mayores gestos, a partir de ahora, si es que est¨¢ interesado en que este tanteo de resultados tangibles.
Una posibilidad estrecha, pero posibilidad al fin, de que las medidas funcionen o no se estanquen con la llegada de la nueva administraci¨®n republicana, ser¨ªa que el Gobierno cubano proceda con celeridad y, acaso, mayor amplitud, a una amnist¨ªa de presos pol¨ªticos. Que se liberasen no 553 sino mil o m¨¢s de mil ciudadanos privados de su libertad injustamente.
Una operaci¨®n as¨ª probablemente disuada a Trump y a Rubio de arrancar con una reversi¨®n de las medidas de Biden. La presi¨®n de las redes pol¨ªticas cubanoamericanas ser¨¢ enorme, pero ante las escenas de las excarcelaciones podr¨ªa verse contenida. No parece haber otra manera de que estas iniciativas se traduzcan en acciones concretas que alivien, en algo, la terrible situaci¨®n econ¨®mica y pol¨ªtica de Cuba.
Cualquiera que sea el desenlace de esta precaria e inestable negociaci¨®n, sus limitaciones y ambivalencias est¨¢n a la vista. Lo que hoy anuncian los Gobiernos de Joe Biden y Miguel D¨ªaz-Canel son correcciones deliberadamente postergadas de decisiones que nunca debieron ser tomadas. Ni los opositores y manifestantes cubanos debieron ser encarcelados, ni el embargo comercial debe ser reforzado.
Detr¨¢s de ambos errores se encuentran las verdaderas causas de la permanente crisis cubana: la persistencia de un sistema econ¨®mico y pol¨ªtico ineficiente e injusto y la reproducci¨®n de una estrategia de Estados Unidos hacia la isla, basada en la hostilidad y el aislamiento internacional. Ninguna de esas dos causas hace parte de la negociaci¨®n.
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