Son ni?as, no madres: latinoamericanas contra el embarazo infantil
Marianny S¨¢nchez N¨²?ez, Paula Barrios, Catalina Mart¨ªnez Coral y Ana Vera son las caras visibles del movimiento internacional que lleva un litigio simult¨¢neo ante el Comit¨¦ de Derechos Humanos de la ONU, que acaba de condenar a Ecuador y a Nicaragua
Am¨¦rica Latina y el Caribe tiene un deshonroso t¨ªtulo que, inexplicablemente, no termina de sacudir a la sociedad: es la segunda regi¨®n del mundo con las tasas m¨¢s altas de partos en ni?as menores de 15 a?os, solo superada por ?frica. Esto quiere decir, ni?as que son v¨ªctimas de violencia sexual, a menudo en sus familias, y que son obligadas a ser madres, ni?as que ven truncados sus proyectos de vida para dedicarse a maternar por decisi¨®n de jueces, m¨¦dicos o pol¨ªticos. Algo tan aberrante como las violaciones masivas que sufri¨® la francesa Giselle Pelicot, pero en ni?as. Las cifras son variables entre pa¨ªses, pero las ¨²ltimas disponibles, de 2021, indican que las tasas de natalidad fueron de 53,2 nacimientos por cada 1.000 ni?as entre los 10 y 14 a?os.
Por eso, el 29 de mayo de 2019, el Centro de Derechos Reproductivos (CRR), Planned Parenthood Global (PPG), Mujeres Transformando el Mundo (MTM) de Guatemala, y Surkuna de Ecuador se unieron para adelantar un litigio internacional simult¨¢neo y sin precedentes y presentaron los casos de Norma de Ecuador, F¨¢tima de Guatemala, y Luc¨ªa y Susana de Nicaragua, cuatro ni?as sobrevivientes de violencia sexual, forzadas a la maternidad, ante Naciones Unidas. Este 20 de enero, el Comit¨¦ de Derechos Humanos de Naciones Unidas conden¨® a los Estados de Ecuador y Nicaragua por la violaci¨®n a los derechos humanos de tres ni?as sobrevivientes de violencia sexual, a las que se les neg¨® el acceso a la interrupci¨®n del embarazo.
Las abogadas Catalina Mart¨ªnez Coral; Ana Vera, Paula Barrios y la comunicadora Marianny S¨¢nchez N¨²?ez son algunas de las mujeres que lideran el movimiento y buscan sacudir a la regi¨®n sobre la dimensi¨®n de la violencia sexual y la maternidad forzada.
Catalina Mart¨ªnez Coral
Es una abogada de Cali (Colombia) que ha hecho su carrera en las entra?as de los organismos internacionales de derechos humanos. Es la vicepresidente del Centro de Derechos Reproductivos para Latinoam¨¦rica y el Caribe y en Colombia. Su rostro y su trabajo son conocidos porque es una de las fundadoras del movimiento Causa Justa, que ayud¨® a eliminar el delito de aborto en el pa¨ªs suramericano. Ahora se embarc¨® en una apuesta regional que ella reconoce como transgresora, pero que le da sentido a su trabajo y a su vida: llevar adelante, acompa?ar y litigar casos de ni?as de diferentes pa¨ªses de la regi¨®n obligadas a maternidades forzadas. ¡°Va m¨¢s all¨¢ de que salgan las decisiones judiciales. Es estar ah¨ª como una piedrita en el zapato hasta que los Estados cumplan¡±, dice con tono suave pero firme. Sabe que los cinco casos son apenas una muestra de la violencia sexual contra ni?as en la regi¨®n y de otros patrones como la impunidad en la justicia y la revictimizaci¨®n que sostiene esas violaciones.
En t¨¦rminos procesales cada caso del litigio llega y sigue su curso de forma individual en el Comit¨¦ de Derechos Humanos, pero lo innovador, dice Mart¨ªnez, es que al presentarlos en colectivo demuestran la magnitud del problema. ¡°Le decimos a las Naciones Unidas: esto es lo que est¨¢ pasando en la regi¨®n y no lo decimos con un caso, son cinco de pa¨ªses con contextos legales diferentes donde todas las ni?as pasan por la misma situaci¨®n. Por eso, necesitamos tener el mayor est¨¢ndar posible¡±.
El litigio apunta entonces a reparaciones individuales de tipo social y de salud para estas v¨ªctimas concretas que hoy ya son mayores de edad; pero tambi¨¦n a dejar un precedente para toda la regi¨®n. ¡°Pedimos tambi¨¦n que el Comit¨¦ pueda generar unas recomendaciones robustas frente a erradicar la violencia sexual y de medidas m¨¢s estructurales de pol¨ªtica p¨²blica que tienen que adoptar los estados; que pueda decirles a los estados que deben eliminar el delito aborto¡±, agrega.
En 2023, el Comit¨¦ de los Derechos del Ni?o de la ONU conden¨® al Estado peruano por vulnerar los derechos de Camila, que siendo una ni?a v¨ªctima de violaci¨®n fue juzgada por abortar. Y ahora est¨¢n a la espera de la decisi¨®n del caso de Ecuador.
Marianny S¨¢nchez N¨²?ez
¡°Las maternidades forzadas en Am¨¦rica Latina son una epidemia silenciosa. Una realidad que est¨¢ all¨ª, pero de la que no se habla lo suficiente¡±, dice Marianny S¨¢nchez (Puerto Ordaz, 1985), comunicadora, migrante y feminista. Lo atribuye, entre otras razones, a ¡°lo doloroso de la situaci¨®n, es como que nadie quiere abrir esa herida¡±.
S¨¢nchez es la directora de comunicaciones de Planned Parenthood en Am¨¦rica Latina y dice que siempre le ha preocup¨® que la frase: ¡°la segunda regi¨®n con las tasas m¨¢s altas de partos en ni?as¡± parece haberse convertido en una m¨¢s de las que se leen al paso en comunicados oficiales de organismos, pero nadie dimensiona su gravedad. En 2016, la organizaci¨®n realiz¨® una investigaci¨®n que contaba, en profundidad los testimonios de v¨ªctimas de violencia sexual y embarazo infantil en toda la regi¨®n. Se llam¨® Vidas Robadas y evidenci¨® la vida que hab¨ªan perdido las ni?as obligadas a maternar.
¡°Pero no quer¨ªamos que se quedara como una investigaci¨®n que cinco acad¨¦micos iban a consultar a la hora de hacer un an¨¢lisis de la maternidad forzada en la regi¨®n¡±. Hab¨ªa que actuar. As¨ª que pensaron que deb¨ªan desarrollar una plataforma comunicativa junto a la apuesta jur¨ªdica. Lo que vino despu¨¦s fue elegir casos emblem¨¢ticos para llevarlos ante el sistema justicia. ¡°Que esas historias no fueran contadas en vano y pudieran transformar el abordaje jur¨ªdico de la violencia sexual y de las maternidades forzadas en las ni?as¡±.
S¨¢nchez tiene un m¨¢ster en G¨¦nero, Identidad y Ciudadan¨ªa y estudios de postgrado en Estudios Culturales y considera que hay combo t¨®xico que permite la existencia de ese flagelo en la regi¨®n. Se origina en la naturalizaci¨®n que existe de la violencia sexual en las familias y en las propias comunidades; en la impunidad rampante y en el machismo que le resta valor y autonom¨ªa a las mujeres y a las ni?as. Se da el mensaje de que ¡°el cuerpo de una ni?a se puede consumir y violentar¡±. Pero, adem¨¢s, dice, ¡°hay romantizaci¨®n de la idea de la maternidad en nuestra regi¨®n, seg¨²n la cual, no importa c¨®mo hayas llegado a ella: si te violaron de ni?a, si viviste en infierno y te quedaste embarazada¡±.
Por eso, m¨¢s all¨¢ del litigio que busca que ning¨²n caso de violencia sexual quede en la impunidad, piden que se reconozca que la maternidad forzada es una forma de trato cruel, inhumano y de tortura. En esencia, su objetivo es que en la regi¨®n se garantice el ¡°derecho a las ni?as a gozar de su infancia¡±.
Ana Vera
Abogada y soci¨®loga (Quito, 1984), integrante de la Fundaci¨®n Surkuna (libertad en lengua quechua), dice que adem¨¢s del litigio, lo m¨¢s valioso del movimiento Son ni?as no madres es que cuestiona la naturalizaci¨®n de la maternidad en la infancia. ¡°Ha generado conciencia. De repente la gente comienza a preguntarse y a decir no deber¨ªan ser madres. Ayuda a la despenalizaci¨®n social del aborto¡±.
Si bien su objetivo es lograr que ninguna ni?a sea forzada a una maternidad; insiste en que se necesitan pol¨ªticas p¨²blicas para las ni?as que ya fueron obligadas a ser madres. En su pa¨ªs, donde seis de cada 10 menores de entre 10 y 14 a?os dan a luz cada d¨ªa producto de una agresi¨®n sexual, las v¨ªctimas con sus hijos tienen pocas opciones: o van a la ¨²nica casa acogida estatal que hay en Quito y vive desbordada; o a lugares de acogida de la sociedad civil que reciben apoyos p¨²blicos ¡°miserables¡±, a orfelinatos o permanecen en sus hogares donde a menudo est¨¢n sus agresores.
Se trata de casas que no logran cubrir todo y requieren constantemente de labores ben¨¦ficas para comprar ¨²tiles escolares o juguetes para las ni?as y sus hijos. Con el agravante de que solo pueden estar ah¨ª hasta los 18 a?os. ¡°Es absolutamente brutal porque salen y no saben ni manejar dinero, no tienen trabajo ni c¨®mo rentar una casa para ellas y sus guaguas¡±, explica Vera quien propone que las ni?as obligadas a ser madres puedan recibir los bonos que a el Estado que existen para personas en situaci¨®n de pobreza y que ese dinero pueda guardarse en una cuenta que ellas puedan usar al cumplir la mayor¨ªa de edad mientras consiguen trabajo.
Aunque su trabajo es de ¡°primeros auxilios legales¡± y como responsable de la estrategia del litigio, en la cercan¨ªa con estas ni?as ha visto que sus necesidades son justamente seguir siendo ni?as. Recuerda el caso de una fiesta de 15 a?os que celebraron para varias de ellas. Consiguieron vestidos donados, qui¨¦n las peinara y lo que signific¨® esa fiesta para que pudieran olvidarse por un rato de su maternidad forzada. ¡°Nos interpela mucho ver, por ejemplo, las ni?as pidiendo a las personas de la casa que cuiden a los hijos para poder jugar, o un momento para descansar porque est¨¢n agotadas del cuidado¡±, cuenta Vera quien ha acompa?ado el caso de Norma, cuya decisi¨®n acaba de tomar el Comit¨¦ de Derechos Humanos sobre Norma.
Paula Barrios
A pesar de los 2.300 kil¨®metros que la distancian de Quito, la realidad que Paula Barrios observa en Guatemala es muy similar. All¨ª m¨¢s de 1,500 ni?as violentadas sexualmente se convierten en madres cada a?o. Barrios es abogada y coordinadora general de la oeneg¨¦ Mujeres Transformando el Mundo, que acompa?a a ni?as, adolescentes y mujeres sobrevivientes de violencia sexual. La organizaci¨®n acompa?a tambi¨¦n a F¨¢tima, cuyo caso est¨¢ en el Comit¨¦.
¡°Tenemos la expectativa de que a nivel de Latinoam¨¦rica se ponga en la palestra la importancia de la educaci¨®n sexual integral, que tengamos herramientas para protegernos, mencionar lo que est¨¢ pasando y que haya mecanismos de respuesta inmediata para prevenir la violencia sexual que ha ido en aumento en los ¨²ltimos cinco a?os¡±, dice.
Tambi¨¦n para ella, la normalizaci¨®n social de que las mujeres nacemos para ser madres incide en la cr¨ªtica situaci¨®n de maternidad infantil. ¡°Entonces da igual que una ni?a quede embarazada a los 10 o a los 12 a?os, se piensa que ella solo se ha adelantado¡±, advierte.
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