Gloria y derrumbe: la b¨²squeda del ADN perdido del club de la di¨¢spora espa?ola en Argentina
El Deportivo Espa?ol de Buenos Aires brill¨® en los ochenta y noventa. Hoy suma problemas judiciales y juega en la cuarta categor¨ªa, mientras un grupo de hinchas intenta mantenerlo vivo
Si existiera un campeonato de equipos olvidados por los dioses del f¨²tbol ¨Cpero tambi¨¦n de hinchas que se rebelan contra ese desvanecimiento-, el Deportivo Espa?ol estar¨ªa entre los candidatos a consagrarse campe¨®n del mundo. Alrededor de 25.000 socios le daban vida institucional al club de lunes a viernes y el equipo era un rival competitivo, inc¨®modo, para River y Boca los fines de semana: termin¨® tres veces, entre 1986 y 1992, en el podio de Primera Divisi¨®n. Pero salvo las fotos ajadas, los videos en VHS y las ganas de volver a ser, poco o nada queda de aquello: mientras sobrevive en la cu...
Si existiera un campeonato de equipos olvidados por los dioses del f¨²tbol ¨Cpero tambi¨¦n de hinchas que se rebelan contra ese desvanecimiento-, el Deportivo Espa?ol estar¨ªa entre los candidatos a consagrarse campe¨®n del mundo. Alrededor de 25.000 socios le daban vida institucional al club de lunes a viernes y el equipo era un rival competitivo, inc¨®modo, para River y Boca los fines de semana: termin¨® tres veces, entre 1986 y 1992, en el podio de Primera Divisi¨®n. Pero salvo las fotos ajadas, los videos en VHS y las ganas de volver a ser, poco o nada queda de aquello: mientras sobrevive en la cuarta categor¨ªa del f¨²tbol argentino, tambi¨¦n est¨¢ en duda el sentimiento de hispanidad.
Espa?ol fue durante mucho tiempo m¨¢s que un club: era un lugar de encuentro de la colectividad espa?ola y un puente generacional entre los inmigrantes y sus hijos ya nacidos en Argentina. Hoy es un equipo nost¨¢lgico, con morri?a, aunque siempre surge alg¨²n grupo de hinchas que pretende recuperar el ADN herido.
¡°El gallego¡± pas¨® a jugar como si estuviera perseguido por una peste desde mediados de los noventa, cuando de un a?o para el otro se hizo amigo del desastre: lo que no hac¨ªa mal le sal¨ªa peor. Dej¨® de ocupar las p¨¢ginas deportivas y pas¨® a las judiciales y policiales -y ya nunca las dejar¨ªa-: a la detenci¨®n del presidente m¨¢s importante de su historia, el coru?¨¦s Francisco R¨ªos Seoane, por supuesta instigaci¨®n del asesinato de un dirigente opositor, le sigui¨® la quiebra econ¨®mica del club y su cierre temporal. La consecuencia deportiva fue el tobog¨¢n de descensos que llev¨® a Espa?ol a su actual reptaci¨®n por la Primera C, la cuarta categor¨ªa de la Asociaci¨®n del F¨²tbol Argentino (AFA).
La malaria se intensific¨® en los ¨²ltimos a?os: los horrores pasan por el club y entran sin tocar la puerta. En 2017, se suicid¨® su entonces presidente, Daniel Calz¨®n, asturiano de nacimiento, por problemas econ¨®micos personales. En 2019, murieron el t¨¦cnico del equipo femenino y un hincha que oficiaba de gasista por una explosi¨®n en los calefones de la sede. En 2021, una jugadora de la Reserva, de 15 a?os, denunci¨® que fue violada por el t¨¦cnico de la Primera femenina, Carlos Torres, hoy detenido. Y tambi¨¦n en 2022 las noticias nacen y mueren en los esc¨¢ndalos.
En abril pasado, el principal inversor del club y encargado del gerenciamiento del plantel, un empresario con ¨ªnfulas de motivador emocional, Leonardo Cositorto ¨Cque les prometi¨® a los jugadores de Espa?ol y lleg¨® a pagarles premios muy por encima de la categor¨ªa-, termin¨® preso por una estafa piramidal. A principios de mayo, el estadio fue suspendido porque all¨ª se organizaban campeonatos clandestinos de penales con apuestas ilegales: tambi¨¦n se encontraron armas de fuego dentro de la sede. Y a los pocos d¨ªas, el presidente del club, Diego El¨ªas ¨Cque no respondi¨® a los llamados de este peri¨®dico-, fue suspendido seis meses por la AFA por amenazar a un ¨¢rbitro.
El claroscuro con el pasado se funde a un club que un¨ªa con orgullo a la colectividad espa?ola en Argentina. El fundador fue el c¨¢ntabro Luis Soler Camino, uno de los miles de inmigrantes que llegaron al puerto de Buenos Aires entre las d¨¦cadas del treinta y del cuarenta del siglo pasado. ¡°Mi viejo era republicano y combati¨® en la guerra civil (1936-1939). Estuvo preso del franquismo y le¨ªa poemas de Federico Garc¨ªa Lorca. Cuando qued¨® en libertad, se vino con toda la familia a la Argentina¡±, reconstruye el hijo hom¨®nimo del fundador de Espa?ol, Luis Gustavo Soler, nacido en Argentina y criado en un club que avanz¨® con la rapidez de un meteorito.
Los clubes que compet¨ªan en los torneos de AFA eran entonces gigantes que hab¨ªan sido fundados a comienzos de siglo. Por alguna raz¨®n, la mayor¨ªa de los espa?oles ten¨ªa predilecci¨®n sentimental por San Lorenzo e Independiente, pero Soler Camino cre¨ªa que faltaba un equipo que reuniera a la colectividad de su pa¨ªs y en 1956, el 12 de octubre (entonces el D¨ªa de la Raza), fund¨® el Club Deportivo Espa?ol. La sangre tambi¨¦n se lo reclamaba: un a?o antes, en mayo de 1955, la otra gran ola de inmigrantes en Argentina hab¨ªa creado el Deportivo Italiano.
¡°Mi pap¨¢ quer¨ªa crear un club que uniera a los espa?oles, a los republicanos y franquistas, m¨¢s all¨¢ de las bander¨ªas pol¨ªticas. Su ideolog¨ªa estaba clara, pero para el club s¨®lo le importaba la hispanidad: tampoco la religi¨®n ni las provincias, si Andaluc¨ªa o Catalu?a¡±, agrega Luis Soler hijo, a sus 70 a?os, desde Ecuador, donde es secretario t¨¦cnico del club Auca.
Todo equipo nuevo necesita indumentaria y simbolog¨ªa. Al rojo de la camiseta -el primer juego fue enviado desde la Real Federaci¨®n Espa?ola-, el escudo sum¨® el celeste y blanco de la bandera argentina. Su forma no es casual: intenta asemejarse a un mapa de Espa?a.
El Deportivo se afili¨® a la AFA al a?o siguiente de su fundaci¨®n, en 1957, y sali¨® del s¨®tano de los torneos de Ascenso en un chasquido de dedos. Acompa?ado por multitudes de inmigrantes que llenaban los peque?os estadios, produjo una peque?a revoluci¨®n: en 1958 subi¨® de la cuarta y ¨²ltima categor¨ªa, la Primera D, a la C, y en 1960 de la C a la B.
Con algunos buenos jugadores en sus planteles (Carlos Bilardo, futuro t¨¦cnico campe¨®n del mundo con la selecci¨®n argentina en M¨¦xico 86, anot¨® 23 goles en 1962), Espa?ol prepar¨® su salto a la Primera Divisi¨®n hasta que lo consigui¨® en enero de 1967. En 1968 regres¨® al ascenso, pero si el club no brillaba en el f¨²tbol lo hac¨ªa en lo social. ¡°Yo me crie en el club desde chiquito y mucho de lo espa?ol en Argentina pasaba por el Deportivo. Llegaban muchos artistas: todav¨ªa tengo fotos m¨ªas con Joselito¡±, dice Soler hijo, en referencia al cantante conocido como ¡°el peque?o ruise?or¡±. Cuando el equipo volvi¨® a Primera Divisi¨®n tras casi dos d¨¦cadas en las categor¨ªas del Ascenso, en 1984, otra celebridad de la pen¨ªnsula, Joan Manuel Serrat, se abraz¨® con los jugadores en mitad de cancha.
Uno de los exfutbolistas que guardan fotos al lado del artista catal¨¢n es Pedro Catalano, algo m¨¢s que el arquero de aquel plantel: tambi¨¦n es el futbolista con m¨¢s partidos en la historia de Espa?ol. ¡°En los carnavales del club hab¨ªa figuras estelares: recuerdo a Dyango y a Pedrito Rico. Y pocos se acuerdan que Serrat, el d¨ªa del ascenso a la A, lleg¨® a la cancha en helic¨®ptero¡±, precisa Catalano, que ataj¨® 581 partidos para Espa?ol.
Ya para entonces, el Deportivo ten¨ªa casa propia. El estadio Espa?a hab¨ªa sido inaugurado en 1981 en un partido contra Deportivo La Coru?a, equipo que viaj¨® a Argentina exclusivamente para sumarse a la fiesta. Heber Lajst Ferreyra, integrante de Cultura Espa?ol, un espacio que en los ¨²ltimos a?os intent¨® recuperar las ra¨ªces de la hispanidad en el club, ahonda en esa simbolog¨ªa: ¡°La parte superior de la platea, en sus palcos y cabinas de prensa, tiene ventanas redondas para recrear los barcos en los que hab¨ªan llegado los inmigrantes, como si fueran camarotes¡±.
El estadio, adem¨¢s, quedaba en medio de una ciudad deportiva de once hect¨¢reas que contaba con piscinas, canchas de tenis y espacios para la pr¨¢ctica de diferentes disciplinas. El predio se hab¨ªa construido en una zona de la ciudad que entonces estaba poco habitada, al punto que debieron abrirse calles y asignarles un nombre: el estadio Espa?a queda en la intersecci¨®n de Santiago de Compostela y Asturias, a pocos metros del cruce con Santander.
Eran tiempos en que hinchas con boinas y botas de vino hac¨ªan sonar sus gaitas y bailaban pasodoble en las tribunas y en la confiter¨ªa de la sede, de cuyo techo colgaban jamones. Catalano agrega: ¡°Se juntaba la colectividad y las generaciones, la de los fundadores con las de sus hijos. Las familias iban a la cancha, hab¨ªa muchas ganas y Espa?ol crec¨ªa. Y en f¨²tbol nos iba muy bien: si la clasificaci¨®n a las copas sudamericanas fuera con el reglamento de ahora, habr¨ªamos jugado varias copas Libertadores¡±.
En sus 14 a?os ininterrumpidos en Primera desde 1984 a 1998, el Espa?ol lleg¨® a ser una cu?a para River, Boca y el resto de los clubes gigantes de Argentina. Gan¨® en el Monumental y en la Bombonera. Sali¨® tercero tres veces, en 1986, 1988 y 1992. R¨ªos Seoane marc¨® una ¨¦poca. ?vido empresario de la construcci¨®n, pero sobre todo de la gastronom¨ªa (se dijo que lleg¨® a tener 180 confiter¨ªas en Buenos Aires), hab¨ªa arribado a Argentina en 1952, con 18 a?os. En su auge recibi¨® las visitas del presidente espa?ol, Felipe Gonz¨¢lez, en 1987, y de su futuro sucesor, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, en 1994. Su apogeo y su ca¨ªda ser¨ªan, tambi¨¦n, las de Espa?ol.
Cu¨¢ndo termin¨® de fastidiarse Espa?ol tiene varias respuestas posibles. Ya lejos de su esplendor, algunos sostienen que el golpe de gracia fue en 1997, al a?o siguiente del alejamiento de R¨ªos Seoane, el zar decadente, y una larga huelga de jugadores. El Deportivo Espa?ol hab¨ªa pasado a ser un paria de la colectividad, la oveja negra: los empresarios miraban para otro lado.
Tambi¨¦n hab¨ªa otra cuesti¨®n, acaso clave: la generacional. ¡°Cuando envejecieron los espa?oles nativos, los hijos alentaron a Espa?ol, pero los nietos ya no. Hasta los noventa, el equipo se manten¨ªa entre los primeros de la A y la gente lo segu¨ªa pero, al dejar de haber un incentivo deportivo, los pibes ¨Cya todos argentinos- eligieron a los clubes m¨¢s grandes, los ganadores. Y as¨ª se fue perdiendo la hispanidad¡±, interpreta Luis Soler. A sus 70 a?os, y todav¨ªa trabajando en el club como coordinador de las divisiones inferiores, Catalano coincide: ¡°Ahora ya no se ve a la colectividad espa?ola. La tradici¨®n del pasaje de padres a hijos que se iban haciendo de Espa?ol ya un poco desapareci¨®. Con tantos a?os fuera de Primera, cuesta hacer hinchas a los pibes¡±.
El l¨¦xico alrededor de Espa?ol pas¨® a ser otro: pedidos de quiebra, riesgo de cierre y descenso deportivo. En 1998 el equipo baj¨® a la segunda categor¨ªa, en 2000 cay¨® a la tercera y, salvo alguna alegr¨ªa aislada, ya nunca sali¨® de ese terreno farragoso de derrotas y empates sin ¨¦pica ante rivales a los que antes miraba desde arriba.
En m¨¢s de una ocasi¨®n los socios se encerraron en la Ciudad Deportiva para evitar que remataran sus terrenos, como pretend¨ªa la Justicia. El estadio y el resto del predio permanecieron cerrados durante cuatro a?os, de 2003 a 2007, con im¨¢genes de abandono total y caballos pastando en el interior.
De las 11 hect¨¢reas originales del predio, el club mantuvo solo cuatro. Espa?ol qued¨® herido pero sobrevivi¨®: las otras siete hect¨¢reas pasaron a manos de la Polic¨ªa de la Ciudad a cargo del entonces Jefe de Gobierno Mauricio Macri. El entonces ex presidente de Boca y luego Jefe de Estado no es recordado con agrado en Espa?ol: muchos recuerdan que en 1991 quiso comprar el club -en Argentina no existen las sociedades an¨®nimas en el f¨²tbol- y luego, ya al frente de Boca, pidi¨® su quiebra.
Pero la crisis nunca termin¨®. Las tierras de Espa?ol no est¨¢n a nombre del club y el comodato a diez a?os, firmado en 2008, ya venci¨®. El gobierno de la Ciudad de Buenos Aires intent¨® quedarse con una nueva parte del club para construir m¨¢s terrenos para la Polic¨ªa local, en 2018, y los hinchas volvieron a resistir. Hoy, la situaci¨®n sigue en un limbo.
La ca¨ªda tambi¨¦n reflot¨® el amor propio de su gente. ¡°Entre la ciudad y la provincia de Buenos Aires hay 420.000 espa?oles, el 80% de ellos con doble ciudadan¨ªa, y queremos que el club vuelva a ser un orgullo de la colectividad¡±, dice Xoan Negreira, integrante del Consejo de Residentes espa?oles, un ¨®rgano consultivo del consulado de Espa?a en Buenos Aires, y cara visible de la oposici¨®n a la actual dirigencia del club. "
A¨²n maltrecho, solo con migajas de su vitalidad pasada, el Espa?ol argentino no s¨®lo resiste: todav¨ªa genera empat¨ªa en la pen¨ªnsula. Incluso en el s¨®tano de la Primera C, las transmisiones por YouTube de Furia Espa?ola, el equipo period¨ªstico que sigue al Gallego desde hace 20 a?os, recibe saludos desde diferentes pueblos de Espa?a. ¡°Siempre de Galicia ¨CVigo o La Coru?a- y de Asturias -Gij¨®n y Oviedo-, pero tambi¨¦n de Madrid, Valencia, Mallorca, Murcia, Logro?o o Barcelona¡±, dice Marcos Flamingo, uno de los periodistas, la confirmaci¨®n final de un club que perdi¨® mucho, casi todo, pero a¨²n tiene quien lo quiera.
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