El pionero del f¨²tbol en Am¨¦rica cumple 155 a?os
El 9 de mayo de 1867 el ingl¨¦s Thomas Hogg fund¨® el Buenos Ayres Football Club, la instituci¨®n pionera de un deporte que despertaba menos inter¨¦s que el cricket y se confund¨ªa con el rugby
En un bar de Buenos Aires, Santiago Hogg, un cliente que no llama la atenci¨®n del resto de los comensales, muestra una foto de su tatarabuelo, Thomas Hogg, un ingl¨¦s nacido en Inglaterra en 1843 y radicado en Argentina en 1860. En la imagen grabada sobre un papel ya amarillento se ve a un sportsman de la ¨¦poca vestido con boina oscura, camiseta con cuello y corbat¨ªn al tono, pantalones largos y calzado ligero que cubren toda su piel salvo la cara y las manos. Publicista y broker inmobiliario de 47 a?os, Santiago profesa tanto desinter¨¦s por el f¨²tbol actual que tropieza cuando intenta mencionar a dos jugadores de la selecci¨®n nacional que participar¨¢ en el Mundial de Qatar. ¡°Messi y Ag¨¹ero¡±, dice, sin reparar que el Kun dej¨® la actividad por un problema card¨ªaco en diciembre pasado.
Aunque sea un an¨®nimo para las multitudes y para la industria del deporte, los hinchas de los equipos argentinos y del resto del continente igual deber¨ªan darle una palmada de agradecimiento o directamente tratarlo como lo que es: el tataranieto del hombre que este lunes, hace 155 a?os, fund¨® el primer club de f¨²tbol en Am¨¦rica Latina. El germen de River, Boca, Flamengo, Colo Colo, Universidad de Chile, Pe?arol, los Nacional de Montevideo y de Medell¨ªn y los Am¨¦rica de M¨¦xico o de Cali, entre miles de instituciones que marcan el pulso emocional de decenas de millones de personas desde Tierra del Fuego hasta el r¨ªo Bravo, comenz¨® con el abuelo del abuelo de Santiago.
El primer paso que dio el deporte m¨¢s popular hasta llegar a ser lo que es desde hace d¨¦cadas en Am¨¦rica fue dado el 9 de mayo de 1867 en una pensi¨®n de la capital argentina en la que viv¨ªan j¨®venes nacidos en el norte de Inglaterra. En una calle cuyo nombre cambiar¨ªa en el tiempo, entonces llamada Temple y hoy Viamonte, Thomas Hogg y otros cuatro brit¨¢nicos de entre 21 y 29 a?os fundaron el Buenos Ayres Football Club. La reuni¨®n hab¨ªa sido anticipada tres d¨ªas atr¨¢s, el 6 de mayo, en el diario The Standard, la referencia period¨ªstica de la comunidad inglesa en Argentina, bajo el t¨ªtulo ¡°Foot Ball¡±. ¡°Se realizar¨¢ una reuni¨®n preliminar el pr¨®ximo jueves por la noche, en calle Temple, frente al n¨²mero 46, con el prop¨®sito de elaborar normas y reglas para partidos de f¨²bol a jugar en la cancha de cricket durante el invierno. Se solicita la asistencia de todas las personas interesadas¡±, dec¨ªa el texto.
Aunque siempre se los vincul¨® con los ferrocarriles, el historiador argentino V¨ªctor Raffo comprob¨® en su libro El origen brit¨¢nico del deporte argentino que los pioneros llegados del Reino Unido trabajaban en bancos y comercios. En el nacimiento del primer club tambi¨¦n particip¨® uno de los hermanos de Thomas, James, y otros tres brit¨¢nicos afincados en Buenos Aires: Walter Heald, Thomas Jackson y Thomas Barlow Smith. Pero Thomas Hogg (que tambi¨¦n participar¨ªa en el primer partido de f¨²tbol en Am¨¦rica, al mes siguiente) quedar¨ªa como el m¨¢ximo referente de los precursores.
En realidad, la gran pasi¨®n de Hogg y del resto de los pioneros del f¨²tbol era el cricket, al punto que formaban parte de un club antecesor al Buenos Ayres Football Club, denominado -sin mucha imaginaci¨®n- Buenos Ayres Cricket Club y fundado tres a?os atr¨¢s, en 1864. El primer Hogg en llegar a la Argentina, en verdad, hab¨ªa sido el padre de Thomas y James, tambi¨¦n llamado Thomas. Seg¨²n cuenta el soci¨®logo Pablo Alabarces en el libro Historia m¨ªnima del f¨²tbol en Am¨¦rica Latina, ¡°Thomas Hogg arrib¨® con el general William Carr Beresford en la primera invasi¨®n inglesa a Buenos Aires, en 1806, y se afinc¨® en la capital argentina. M¨ªster Hogg fund¨®, a lo largo de los a?os, una asociaci¨®n comercial brit¨¢nica, una biblioteca, un colegio y un club de cricket en 1819, adem¨¢s de una familia¡±.
Sus hijos nacieron en Leeds, pero luego, como su padre, se instalaron en Argentina. ¡°Thomas trabajaba en el Banco de Londres y R¨ªo de la Plata y era un gran aficionado a los deportes: n¨¢utica, atletismo, nataci¨®n y sobre todo cricket; pero en un momento tambi¨¦n apost¨® por el f¨²tbol¡±, apunta Santiago Hogg, el tataranieto de quien podr¨ªa ser llamado el fundador del f¨²tbol en Am¨¦rica. Y agrega, en d¨ªas en que el f¨²tbol argentino ingresa a las fases finales de la Copa de la Liga 2022: ¡°El abuelo de mi abuelo pertenec¨ªa a una clase acomodada y estudi¨® en una universidad de Londres, pero cre¨ªa que el f¨²tbol podr¨ªa tener gran valor para el pueblo¡±.
Un pasatiempo ¡°f¨¢cil y barato¡±
Siete meses despu¨¦s del nacimiento del Buenos Ayres Football Club, en diciembre de 1867, Thomas Hogg le escribir¨ªa una carta al diario The Standard. ¡°A mi juicio, este juego tardar¨¢ mucho en extenderse hasta entre los mismos residentes brit¨¢nicos, pero pienso insistir, porque lo considero el mejor pasatiempo, m¨¢s f¨¢cil y barato para la juventud de la clase media, como tambi¨¦n para el pueblo. Mi gran amor es el cricket, pero lo estoy descuidando en aras del f¨²tbol¡±, escribi¨® Hogg en un texto develado por el periodista Oscar Barnade para el semanario mexicano Istor, en 2014.
Los hermanos Hogg, Heald, Jackson y Barlow Smith decidieron que los socios del Club de Football de Buenos Aires deb¨ªan pagar 30 pesos para sumarse a la instituci¨®n y que, para jugar al nuevo deporte, adoptar¨ªan las reglas de la flamante Asociaci¨®n Inglesa con ¡°algunas ligeras modificaciones¡±, aunque no se documentaron cu¨¢les. El f¨²tbol era un juego difuso que se confund¨ªa con el rugby: apenas cuatro a?os atr¨¢s, en 1863, en una taberna mas¨®nica de Londres se hab¨ªan redactado las primeras reglas del flamante deporte.
?Contra qu¨¦ rival juega un equipo cuando es el ¨²nico en el pa¨ªs y el continente? ¡°Jugaron un partido entre ellos¡±, responde Santiago Hogg, mientras extrae de una bolsa cuidada como un tesoro familiar m¨¢s fotos y documentos de sus antepasados. En una de esas im¨¢genes, Thomas Hogg aparece acompa?ado de otros sportsmen, aunque Santiago no puede precisar si se trata del primer equipo de f¨²tbol en el pa¨ªs -y el continente- o de una formaci¨®n de cricket. ¡°La boina roja es porque los equipos se diferenciaban por el color de sus sombreros, no de sus camisetas¡±, explica.
The Standard anunci¨® el primer partido de f¨²tbol en su edici¨®n del 20 de junio de 1867 y muchos curiosos se acercaron al solar deportivo, aunque por el sentido del rid¨ªculo que implicaba una vestimenta tan poco usual para la ¨¦poca s¨®lo se pudieron conformar dos equipos de ocho jugadores por lado. Apenas hab¨ªan pasado 42 d¨ªas desde de la fundaci¨®n del club, el 9 de mayo.
¡°Mi tatarabuelo fue el capit¨¢n del equipo que us¨® boina roja y que gan¨® el primer partido, 4 a 0¡å, dice Santiago Hogg. A falta de nombre en los equipos, pero s¨ª con colores diferentes -boinas rojas de un lado y blancas del otro-, uno fue capitaneado por Hogg y el otro por Walter Heald, otro de los fundadores del Buenos Aires Football Club. De esos 16 jugadores -entre los que aparecen 15 apellidos brit¨¢nicos y William Boschetti, un mestizo nacido en el Caribe, en Santa Luc¨ªa-, la actual generaci¨®n de los Hogg mantiene relaci¨®n con los descendientes de otro de los pioneros, Willliam Forrester.
¡°Es un orgullo de nuestra familia: mi tatarabuelo lleg¨® de Inglaterra en 1863 y convirti¨® el primer gol en ese partido, el primero en Argentina. No era f¨¢cil jugar al f¨²tbol en esa ¨¦poca. No hab¨ªa vestuarios y los jugadores y se cambiaban a las escondidas. A veces los persegu¨ªa la polic¨ªa o terminaban presos. Despu¨¦s nuestra familia tendr¨ªa m¨¢s v¨ªnculo con el rugby pero no con el f¨²tbol¡±, apunta Roberto Forrester, m¨¦dico y tataranieto de otros de los futbolistas del primer partido.
The Standard tambi¨¦n publicar¨ªa el comentario de aquel partido pionero (es posible que algunos a?os antes hayan existido algunos peloteos en el puerto de Buenos Aires entre tripulantes de barcos ingleses, pero no est¨¢n documentados ni formaban parte de residentes porte?os): ¡°El club abri¨® su temporada con una briosa lucha entre equipos armados en la cancha. Fue muy dif¨ªcil encontrar un lugar apropiado para el partido y una solicitud debi¨® hac¨¦rsele al club de cricket para que su comit¨¦ autorizara jugar en su cancha en Palermo, lo que el club de football se encarg¨® de agradecer. No hubo tantos jugadores como se hab¨ªa esperado, porque muchos de los que hab¨ªan prometido unirse al partido prefirieron ver c¨®mo se desarrollaba este primer encuentro. El juego comenz¨® a las 12.30 y la fortuna se declar¨® a favor del equipo de Mr. Hogg por 4 a 0¡å.
Con los pies y con las manos
Con la separaci¨®n del reglamento todav¨ªa difusa entre el f¨²tbol y el rugby, lo que no est¨¢ claro es a qu¨¦ se jug¨® en aquel partido fundacional: ?a la pelota solamente con los pies o tambi¨¦n con las manos? El f¨²tbol actual, tal como se conoce, se empezar¨ªa a practicar definitivamente en Inglaterra cinco a?os despu¨¦s, en 1872, por lo que es probable que aquel experimento original de aquellos muchachos intr¨¦pidos -¡±las reglas de la Asociaci¨®n inglesa con ligeras modificaciones¡±- haya sido una mezcla de ambos juegos.
El Buenos Ayres Football Club tendr¨ªa una vida ef¨ªmera, a tono con la volatilidad del f¨²tbol: en el resto de 1867 solo se jugar¨ªan un par de partidos m¨¢s y tampoco hay constancia de demasiada actividad en los a?os siguientes. Pero igual alcanz¨® para configurar la primera rivalidad del f¨²tbol en Am¨¦rica. As¨ª, al menos, se desprende del libro Alumni, cuna de campeones, de Ernesto Escobar Bavio: ¡°Una de las causas que indudablemente influyeron m¨¢s en el arraigamiento de este deporte fue la rivalidad creada ente el bando de Thomas Hogg y el de Walter Heald, cuyos capitanes contaban con numeros partidarios¡±. Es decir, a falta de m¨¢s de un equipo, los hinchas tomaban parte por los mejores jugadores, ambos fundadores del Buenos Ayres Football Club.
Pero la peste amarilla que asolar¨ªa la capital argentina en 1871 -entre febrero y junio de ese a?o, la epidemia mat¨® a miles y alter¨® muchos h¨¢bitos sociales, como el reciente coronavirus- ser¨ªa otra barrera para el desarrollo del f¨²tbol. En el medio, entre 1870 y el 25 de abril de 1873, el club interrumpi¨® su actividad hasta que volvi¨® a ser refundado con el mismo nombre y presidido por el inefable Thomas Hogg. Seg¨²n la investigaci¨®n de Raffo, el Buenos Ayres Football Club jugar¨ªa algunos partidos m¨¢s hasta 1881, cuando desapareci¨® definitivamente.
En otro libro, ?Golazo! De los aztecas a la Copa del Mundo: la historia completa del f¨²tbol en Am¨¦rica Latina, el periodista uruguayo-ingl¨¦s Andreas Campomar reconstruye que el f¨²tbol luchaba adem¨¢s contra la descalificaci¨®n de la prensa tras algunos partidos violentos. ¡°The Standard tom¨® posici¨®n en contra y su rival, The Buenos Ayres Daily News, sali¨® en su defensa: ¡®El f¨²tbol es un deporte fundamental, como todos los brit¨¢nicos lo saben, y nuestros amigos de The Standard lo atacan y creen que es imposible jugar sin recibir un golpe en la canilla o un ojo¡¯¡±, public¨® Campomar.
¡°Mi tatarabuelo nunca dejar¨ªa de ser un sportsman e innov¨® con otras actividades desconocidas en Argentina, como equitaci¨®n. En el banco en el que trabajaba lleg¨® a ser subgerente, pero su desempe?o en el inicio del f¨²tbol lo marcar¨ªa para siempre¡±, presume Santiago Hogg. Antes o despu¨¦s de aquel 1867, sus tatarabuelos Thomas y James tambi¨¦n ser¨ªan pioneros de las primeras actividades de atletismo, squash, golf, rugby y tenis en el pa¨ªs.
Alumni, el primer campe¨®n
El f¨²tbol en Argentina tendr¨ªa un segundo y ya definitivo inicio a partir de la d¨¦cada siguiente, con la llegada en 1882 de otro brit¨¢nico, el escoc¨¦s Alexander Watson Hutton, fundador del club Alumni primero -primer gran campe¨®n nacional- y de la AFA despu¨¦s, en 1893, y como tal considerado el padre del f¨²tbol en Argentina, acaso un injusto olvido para Hogg. Tras la formaci¨®n de nuevos clubes y del primer campeonato oficial disputado en 1891, con el cambio de siglo se fundar¨ªan River, Boca y la enorme mayor¨ªa de los 3.500 equipos que hoy conforman el f¨²tbol argentino.
En ?Golazo!, Campomar sit¨²a que el primer partido de f¨²tbol en Brasil se jug¨® en 1872 y que en Chile fue en 1880, mientras que el primer club de Uruguay, el Foot Ball Asoscoiaton, fue fundado en 1891. A su vez, en Historia m¨ªnima, Alabarces recopila que en 1892 se jug¨® por primera vez en Per¨² y que ese mismo a?o se transcribi¨® el primer reglamento en Colombia. Adem¨¢s, en Bolivia hay constancia del club Oruro Royal Football Club desde 1896 y en Ecuador, del Sport Club de Guayaquil desde 1899, mientras que el primer torneo en M¨¦xico se jug¨® en 1902 con la presencia de cinco equipos. ¡°No sabemos qu¨¦ pas¨® en Estados Unidos o Canad¨¢, pero es v¨¢lido decir que el Buenos Ayres Football Club fue el primer club de f¨²tbol de Am¨¦rica Latina¡±, certifica Barnade, miembro del Centro para la Investigaci¨®n de la Historia del F¨²tbol (CIHF).
En la tapa del Alumni, libro publicado en 1953, aparecen dos hombres de barba y traje en sendas fotos a blanco y negro. Uno es Watson Hutton, el padre de la AFA, y el otro es Hogg, llamado ¡°el pionero del juego¡± en Argentina y Am¨¦rica. Su tataranieto, Santiago, recoge las fotos de Thomas y las vuelve a guardar en el sobre familiar en el que las trajo al bar. ¡°Es nuestro orgullo¡±, dice este hombre tan lejano al f¨²tbol y, sin embargo, con sus or¨ªgenes en la sangre.
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