Milei encabeza las encuestas, pero sin bastarle para ganar en primera vuelta
De producirse una segunda vuelta Sergio Massa es su rival m¨¢s probable, aunque la ventaja que tiene con Bullrich est¨¢ dentro del margen de error
A cuatro semanas de la primera vuelta de las elecciones presidenciales argentinas, Javier Milei domina el panorama demosc¨®pico. Le sigue de no muy lejos Sergio Massa, heredero del saliente Alberto Fern¨¢ndez, con un 30%. Patricia Bullrich, la candidata de la derecha tradicional, est¨¢ en un rango similar: 26%. Schiaretti y Bregman, cuarto y quinta, estar¨ªan mucho m¨¢s fuera de la carrera, por debajo del 5%. Estos son los datos que arrojan un promedio de las ¨²ltimas 18 encuestas realizadas despu¨¦s de las primarias (PASO) en agosto, que elimina indecisos de la base de c¨¢lculo de la media para aproximar al m¨¢ximo el resultado que esperan las encuestas.
Los sondeos, de hecho, no anticiparon el nivel de voto que alcanz¨® la formaci¨®n de Javier Milei en las PASO, habitual prueba de fuerza previa a las presidenciales: en estas primarias, adem¨¢s de dilucidarse candidaturas (que muchas veces llegan ya cerradas) se calibra el caudal de votos de cada formaci¨®n en funci¨®n de cu¨¢ntos ciudadanos escogen participar en cada primaria. Las casas infra-estimaron a Milei, algo que ya se ha convertido en una regularidad mundial cuando se trata de candidatos ajenos al sistema, con una base a¨²n por definir y nutrida de individuos que, sea por perfil sociodemogr¨¢fico o porque tienden a desconfiar del sistema (encuestas incluidas), no quedan tan bien capturados por estos m¨¦todos.
Pero tambi¨¦n se ha vuelto costumbre (como es deseable, de hecho) que estas mismas casas encuestadoras actualicen sus procesos una vez se revela el error. As¨ª parecen haberlo hecho las argentinas, y de ah¨ª que ahora capturen el dominio de Milei.
Sin embargo, este dominio no le dar¨ªa para ganar en primera vuelta. Seg¨²n la ley electoral, un candidato necesita un 45% o un 40% y 10 puntos respecto al segundo para ahorrarse la final. Ning¨²n sondeo de los analizados anticipa la primera posibilidad, y solo uno (de agosto) preve¨ªa la segunda. Esto se produce incluso dejando a los indecisos (detectados con frecuencia variable por las encuestas) fuera de la base de c¨¢lculo, algo que tiende a subir los porcentajes.
Siendo que no se prev¨¦ ganador aparente en primera vuelta, la pregunta que sigue es qui¨¦n se enfrentar¨ªa en la segunda. Seg¨²n el an¨¢lisis, Milei tendr¨ªa el puesto casi asegurado: el ¨²nico estudio que no le da la primera plaza s¨ª le da la segunda. Ahora, su acompa?ante estar¨ªa m¨¢s disputado. Con Schiaretti y Bregman fuera de todo escenario, la batalla es entre Massa (que pasar¨ªa al balotaje en 16 de 18 encuestas analizadas) y Bullrich (en las 2 restantes).
Una proporci¨®n de 8 a 1 parece muy favorable para el candidato oficialista, pero esta visi¨®n dicot¨®mica esconde que la brecha estimada entre ambos es muy variable seg¨²n casa encuestadora.
La media de la ventaja de Massa es de hecho de menos de cinco puntos: bastar¨ªa con que Bullrich estuviera infraestimada en 2,5 puntos (llegando a 28) y Massa sobreestimado en un par m¨¢s (qued¨¢ndose en esos mismos 28) para ver una carrera sin soluci¨®n clara. Esta evoluci¨®n cabe perfectamente en las semanas que quedan. Tambi¨¦n cabe un error de ese tama?o, relativamente frecuente en encuestas de cualquier pais porque es realmente peque?o. Aqu¨ª Bullrich podr¨ªa tener a su favor la posibilidad de crecer en reconocimiento p¨²blico mas alla de su ¨¢rea pol¨ªtica habitual de acci¨®n (Buenos Aires y la provincia hom¨®nima).
Massa tiene en cambio a favor lo m¨¢s parecido a la ley de la gravedad que ha conocido la ciencia pol¨ªtica del siglo XXI: la polarizaci¨®n. Milei ha construido un discurso esencialmente basado en ella, y le ha funcionado al menos por ahora. Al hacerlo, tambi¨¦n le ofrece ventaja en la carrera por acompa?arle en el ballotage a quien est¨¦ m¨¢s alejado de ¨¦l. Por dos razones: primero, le regala todo el escenario de respuesta y protagonismo. Cada vez que se refiere a los ¡°zurdos¡± la imagen que aparece en la cabeza del votante no es precisamente la de Bullrich. As¨ª, moviliza precisamente a esa base. Segundo, si su propia base est¨¢ libre de algo es precisamente de aquellos a los que insulta. El votante de Milei puede ser (y es) dif¨ªcil de perfilar por lo novedoso y heterog¨¦neo del fen¨®meno, pero de que estar¨¢ m¨¢s escorado a la derecha que a la izquierda hay poca duda. As¨ª, si le roba votos a alguno de los bloques que ha protagonizado la pol¨ªtica argentina del siglo XX es al del anti-kirchnerismo.
Bullrich en cambio le f¨ªa m¨¢s al otro gran determinante del voto, especialmente en Argentina, y m¨¢s a¨²n en la de hoy d¨ªa: los valores materiales. Econom¨ªa y seguridad. A la candidata de Juntos por el Cambio le conviene aquello que da?a m¨¢s a quien arrastra la mochila de la gesti¨®n gubernamental saliente. Mientras, Milei, por ahora, espera.
Metodolog¨ªa del promedio. Este promedio tiene en cuenta la ¨²ltima versi¨®n de cada sondeo publicada por casas de encuestas registradas en el CNE, publicado y realizado con posterioridad a las PASO, tomando todos los que publican medios de comunicaci¨®n y que se recogen en Wikipedia peri¨®dicamente. Algunas de estas encuestas eliminan a los indecisos de su base de c¨¢lculo de la intenci¨®n de voto, otras no. Para hacerlas comparables y acercar al m¨¢ximo el n¨²mero a la imagen percibida por las encuestas, el promedio se realiza excluyendo a los indecisos de la base de c¨¢lculo. As¨ª, si por ejemplo una encuesta le da 50% al candidato A, 40% al candidato B, y recoge un 10% de indecisos - los porcentajes de los candidatos A y B son recalculados con la base del total de votos decididos, que en este caso ser¨ªa 50+40=90. El candidato A pasar¨ªa a tener 50/90=55,55%. El candidato B 40/50=44,44%. A continuaci¨®n se listan todas las encuestas recogidas en su versi¨®n original.
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