Declarado muerto y encontrado vivo: la falsa v¨ªctima del atentado de la mutual israel¨ª AMIA en Buenos Aires
Una mujer paraguaya hizo creer que su marido hab¨ªa fallecido en el ataque para cobrar una indemnizaci¨®n. La pel¨ªcula ¡®Descansar en paz¡¯ de Netflix imagina otra estafa, pero con el mismo punto de partida y destino de fuga
El 18 de julio de 1994, un coche bomba hizo saltar por los aires la AMIA, un centro de la comunidad jud¨ªa en Buenos Aires. El atentado m¨¢s grave de la historia de Argentina caus¨® 86 v¨ªctimas mortales. O eso se crey¨®. Una investigaci¨®n descubri¨® que uno de los fallecidos, el paraguayo Patricio Irala, estaba vivo. En realidad nunca se hab¨ªa movido de su pa¨ªs natal.
La falsa muerte de Irala fue un ardid de su mujer, Castorina Amarilla Estigarribia, tambi¨¦n paraguaya, para cobrar los 55.000 pesos (en ese momento equivalentes a 55.000 d¨®lares) que el Estado argentino dio como indemnizaci¨®n a los familiares de los fallecidos en el ataque. Con ese dinero cruz¨® la frontera para burlar a la Justicia. Ahora, Netflix acaba de estrenar la pel¨ªcula ¡®Descansar en paz¡¯, que narra la vida de Sergio Day¨¢n, otra falsa v¨ªctima del mismo atentado, imaginada por el escritor Mart¨ªn Baintrub. Ficci¨®n y realidad comparten el mismo punto de fuga: Paraguay.
¡°Me enter¨¦ de la historia de Patricio Irala despu¨¦s de publicar Descansar en paz porque me empezaron a llover historias relacionadas¡±, cuenta Baintrub a EL PA?S. ¡°Me daba algo de culpa escribir de una falsa v¨ªctima y descubrir que hubo una real me pareci¨® alucinante¡±, agrega a pocos meses de que se conmemore el 30 aniversario de un atentado que sigue impune.
Seg¨²n este escritor y publicista argentino, el germen de la novela que acaba de saltar a las pantallas fue el atentado del 11 de septiembre de 2001 contra las Torres Gemelas de Nueva York. ¡°Ese d¨ªa me hab¨ªa tocado venir por trabajo a Corrientes y se paraliz¨® todo, se cerraron los aeropuertos. Estaba viendo las im¨¢genes y pens¨¦: qu¨¦ oportunidad para alguien que tenga la necesidad de fingir su muerte¡±, relata. ¡°Una amiga me convenci¨® de trasladar la acci¨®n a Buenos Aires, en el contexto de la AMIA, que lo conozco mejor¡±, contin¨²a al hablar sobre su debut en la ficci¨®n. De haber mantenido el escenario original, su historia hubiese tenido una gran similitud con el cuento de Hern¨¢n Iglesias Illia, Las dos vidas de Maxi Kaplan.
A diferencia de los protagonistas ficticios de Baintrub y de Iglesias Illia, que aprovechan el caos posterior a un atentado terrorista para esfumarse, la falsa v¨ªctima real de la AMIA ni siquiera estuvo all¨ª. Su mujer, Estigarribia, declar¨® ante la polic¨ªa que Irala hab¨ªa comenzado a trabajar ese d¨ªa como ch¨®fer de la mutual jud¨ªa, contratado por alguien que tambi¨¦n hab¨ªa muerto en el ataque. Dos testigos dieron fe de su versi¨®n y en agosto de 1995, Castorina cobr¨® la indemnizaci¨®n establecida por ley, seg¨²n relata el periodista Hugo Mart¨ªn en esta reconstrucci¨®n realizada en el portal web Infobae.
Irala fue considerado una v¨ªctima hasta el a?o 2000, cuando comenz¨® a conocerse la verdad. El jefe de seguridad de la AMIA, Aar¨®n Edry, declar¨® ante la justicia que la mutual no ten¨ªa choferes y que nunca trabaj¨® all¨ª alguien con el nombre de Patricio Irala. Al tirar de ese hilo, la primera sospecha de los investigadores fue que el fallecido hubiese sido c¨®mplice de los terroristas o que se hubiesen hecho pasar por empleadores para hacerle llevar hasta all¨ª el coche que explot¨®. Ambas hip¨®tesis se derrumbaron cuando la Unidad de investigaciones antiterroristas de la Polic¨ªa Federal encontr¨® a la supuesta v¨ªctima en un pueblo a 14 kil¨®metros de la capital de Asunci¨®n. Estaba vivo, ten¨ªa 48 a?os y seis hijos y trabajaba como panadero en una unidad del Ej¨¦rcito.
El acusado logr¨® confirmar que nunca se hab¨ªa movido de Paraguay. Su esposa invent¨® toda la historia desde Buenos Aires, donde hab¨ªa ido a buscar trabajo. La Justicia averigu¨® que las dos declaraciones de testigos que acreditaron la presencia de Irala en el escenario del ataque eran falsas: creen que Estigarribia logr¨® convencer a dos personas que encontr¨® en la cola de Migraciones al decirles que necesitaba sus firmas para cobrar la pensi¨®n.
Estigarribia intent¨® evadir la justicia y se declar¨® inocente. Seg¨²n su incre¨ªble versi¨®n, el Patricio Irala localizado por la polic¨ªa y el hombre con el que conviv¨ªa eran dos personas distintas pero de nombre id¨¦ntico. ¡°S¨®lo Dios y la Virgen sabr¨¢n c¨®mo aparecieron dos hombres con el mismo nombre. Yo corr¨ª de un Patricio y fui a salir a otro Patricio. Lo que est¨¢ pasando es todo una confusi¨®n¡±, asegur¨®. ¡°Do?a Castorina y sus dos maridos¡±, titul¨® el 21 de abril de 2001 el diario paraguayo La Naci¨®n al contar la historia, en un juego de palabras con la famosa novela de Jorge Amado.
La justicia argentina no la crey¨® por segunda vez. En 2001 abri¨® una causa contra ella por ¡°defraudaci¨®n en perjuicio de la Administraci¨®n de Justicia¡± y pidi¨® su extradici¨®n. Pero la Justicia paraguaya, en septiembre de 2002, se la deneg¨®. Los jueces paraguayos alegron que ¡°la acci¨®n penal en relaci¨®n al hecho punible por el que se solicita la extradici¨®n de Castorina Amarilla se encuentra prescripta¡±. La pareja permaneci¨® en Paraguay, mientras en Buenos Aires el nombre de Patricio Irala se borraba de todos los listados oficiales de v¨ªctimas de la AMIA, que pasaban a ser 85 y no 86.
En el pa¨ªs vecino vuelven a entrecruzarse realidad y ficci¨®n: all¨ª se fugan las dos falsas v¨ªctimas. ¡°Algo m¨¢gico tiene el Paraguay, que atrae a hist¨®ricos grandes personajes a venir aqu¨ª a refugiarse y a cerrar los ciclos de su vida¡±, se?al¨® el escritor uruguayo Eduardo Galeano, en una de sus visitas en los noventa. ¡°El Paraguay no solo les ofreci¨® un refugio a nuestros grandes h¨¦roes de la historia, sino que les cambi¨® la vida, los redimi¨®, les dio un nuevo sentido¡±, escribi¨® Galeano, seg¨²n recuerda el periodista paraguayo Andr¨¦s Colman. Entre esos nombres est¨¢n el general uruguayo Gervasio Artigas, el escritor espa?ol Rafael Barrett y el cient¨ªfico suizo Mois¨¦s Bertoni. Pero tambi¨¦n buscaron refugio all¨ª pol¨ªticos ca¨ªdos en desgracia, como el expresidente argentino Juan Domingo Per¨®n, y se ocultaron criminales de la talla del m¨¦dico nazi Josef Mengele.
¡°Eleg¨ª Paraguay porque se asocia a un lugar con poca ley¡±, cuenta Baintrub. En ese pa¨ªs ¡°han hallado y siguen hallando aqu¨ª un territorio de impunidad, un lugar en donde encontraron y encuentran la complicidad y la protecci¨®n de gobernantes corruptos, socios en aventuras autoritarias y en negocios il¨ªcitos¡±, escribe Colman. Para todos ellos, al igual que para la falsa v¨ªctima 86 de la AMIA, Paraguay es un para¨ªso donde descansar en paz.
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