Campo o industria nacional: Milei desempolva el eterno debate del desarrollo argentino
El presidente ultra considera que durante los ¨²ltimos 120 a?os ¡°se le rob¨® al campo¡± para proteger a industriales ¡°adictos al Estado¡±
Javier Milei promete con esp¨ªritu trumpista que con su Gobierno regresar¨¢n los tiempos de la ¡°Argentina potencia¡±. Se remonta as¨ª a los ¨²ltimos a?os del siglo XIX y principios del XX, cuando, asegura, ¡°Argentina ten¨ªa el mayor PIB per c¨¢pita del planeta¡±. El ¡°granero del mundo¡±, como se llamaba en esa ¨¦poca al pa¨ªs sudamericano, ten¨ªa como cliente predilecto a la potencia de entonces, Gran Breta?a. Lleg¨® entonces la crisis de los a?os treinta, los pa¨ªses se atrincheraron tras los aranceles y las exportaciones argentinas languidecieron. Lleg¨® as¨ª el peronismo, que con los ingresos del campo financi¨® una industrializaci¨®n por sustituci¨®n de importaciones. Milei considera que fue en ese momento cuando todo se ech¨® a perder.
En septiembre pasado, el presidente habl¨® en la sede de la Uni¨®n Industrial Argentina (UIA). ¡°Para proteger a la industria se le rob¨® al campo, y lo ¨²nico que se gener¨® es un sector adicto al Estado¡±, les dijo en la cara a los empresarios que lo escuchaban. En julio, ya hab¨ªa prometido a los productores agropecuarios que pondr¨ªa fin a ¡°un siglo de humillaciones¡±. Hab¨ªa llegado, proclam¨®, la hora de volver a aquel luminoso ¡°modelo agroexportador¡±. Los industriales le respondieron que sin ellos no hay desarrollo posible.
Esta semana, Milei redobl¨® la apuesta: baj¨® impuestos a los productos industriales importados y exhibi¨® su desprecio ausent¨¢ndose de la ¨²ltima conferencia anual de la UIA. ¡°Escuchamos ataques injustos al empresariado nacional. El sector es el motor del crecimiento digno del pa¨ªs¡±, le respondi¨® desde el escenario el dirigente de la patronal de la industria, Mart¨ªn Rappallini.
Las ideas de Milei son radicales, pero no son nuevas. La dicotom¨ªa entre campo e industria atraviesa la historia argentina desde hace casi 150 a?os. ¡°El primer avance hacia la sustituci¨®n de importaciones es una iniciativa de dirigentes ligados al campo¡±, aclara el historiador Roy Hora, investigador del Conicet y profesor en las universidades de Quilmes y San Andr¨¦s. Con la crisis de los a?os treinta, ¡°las exportaciones cayeron a un tercio y para sostener el nivel de vida de la poblaci¨®n hay que compensar de alguna manera. Se aplican controles de cambio y barreras arancelarias para privilegiar importaciones de bienes de capital para que la maquinaria siguiese funcionando. El peronismo le agrega el contenido social. Lo que le da impulso a la industrializaci¨®n argentina es el cierre del comercio internacional¡±, aclara.
Argentina necesita comprar insumos y bienes de capital para la industria y el ¨²nico sector que puede proveer el dinero es el campo. Est¨¢ as¨ª ante un gran dilema: lastra con impuestos a su sector m¨¢s competitivo, mientras que beneficia a industrias que no logran despegar del todo.
En los a?os sesenta se aplican las primeras retenciones a las exportaciones agropecuarias. En los setenta, sin embargo, la dictadura militar trae la idea de que no val¨ªa la pena sostener a un sector que depend¨ªa para sobrevivir de la protecci¨®n del Estado y barreras arancelarias. El adalid de esa corriente es Jos¨¦ Mart¨ªnez de Hoz, el gur¨² econ¨®mico del neoliberalismo y hombre con fuertes v¨ªnculos con los grandes terratenientes. ¡°Pero Mart¨ªnez de Hoz nunca habl¨® en contra de la industria, aunque sus pol¨ªticas la afectaron much¨ªsimo¡±, dice Claudio Belini, doctor en Historia por la Universidad de Buenos Aires. ¡°Milei va m¨¢s a fondo, diciendo que durante 80 a?os la industria vivi¨® a costa del agro¡±, explica.
En cualquier caso, ¡°Milei tiene una visi¨®n arcaica del problema¡±, dice Roy Hora. ¡°Es un enamorado de la era de la Argentina potencia y esa visi¨®n es exagerada. El PIB per c¨¢pita era alto en 1895, pero ten¨ªa que ver con la abundancia de recursos en un pa¨ªs con solo cuatro millones de habitantes. En 1914, esa poblaci¨®n ya se hab¨ªa duplicado con la llegada de los inmigrantes¡±, aclara. Pablo Wahren, economista y miembro del Observatorio de Coyuntura Econ¨®mica y Pol¨ªticas P¨²blicas, coincide en que ¡°Argentina no fue nunca la mayor potencia del mundo¡±. ¡°Ser una potencia no te lo define el ingreso per c¨¢pita, sobre todo si ten¨¦s una distribuci¨®n desigual del ingreso y te falta una perspectiva de desarrollo. Con la crisis del treinta, el modelo agroexportador nos abandona a nosotros, no nosotros al modelo¡±.
Es por eso que agitar la rivalidad campo-industria, como hace Milei, no toma en cuenta que los tiempos han cambiado: el campo actual no es el de los setenta y mucho menos el de 1895; la industria argentina tampoco es aquella de los tiempos de la sustituci¨®n de importaciones, sino la que logr¨® sobrevivir a las pol¨ªticas neoliberales de los a?os noventa. ¡°Hoy, m¨¢s que nunca, hay una complementariedad entre el campo, la industria y los servicios. Por algo se habla de agroindustria. No solo se hace aceite de soja, sino tambi¨¦n maquinaria y semillas transg¨¦nicas con uso intensivo de conocimiento y desarrollo cient¨ªfico¡±, explica Pablo Wahren. Este complejo agroindustrial es, por lejos, el mayor responsable del ingreso de divisas por exportaciones. Seg¨²n datos del Indec, la oficina oficial de estad¨ªsticas, las ventas al exterior del complejo agroindustrial en lo que va de 2024 sumaron 21.400 millones de d¨®lares, contra 8.200 millones de los productos industriales.
Roy Hora considera que hablar ¡°del campo¡± como lo hace Milei es una simplificaci¨®n, ¡°porque ahora son cadenas que integran anexos industriales¡±. ¡°El debate entre campo e industria¡±, dice, ¡°es entre un campo integrado a sectores agroindustriales con bajos costos [mayoritario en la regi¨®n pampeana] y una industria volcada al mercado interno y poco competitiva, pero importante por su capacidad para generar empleo¡±.
Los industriales exigen a Milei que se les reconozca su funci¨®n social frente a un campo hipertecnologizado que apenas necesita de la intervenci¨®n humana. Por ahora, chocan contra una pared. ¡°Milei tiene una visi¨®n est¨¢tica de la historia. Cree en una doctrina y cree que se puede aplicar a cualquier momento hist¨®rico¡±, dice Wahren. Bajo la mirada de Milei, la industria es la extensi¨®n m¨¢s perversa del Estado y el campo el heredero de una etapa de Argentina que considera, sin matices, gloriosa.
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